Cuando tu bebé o tu hijo llora y le coges en brazos o intentas consolarle estás enseñándole inteligencia emocional, afirma Daniel Goleman en una entrevista publicada en el canal online Aprendemos juntos del BBVA.
El psicólogo de la Universidad de Harvard que hace treinta años acuñó este término con la publicación de su libro "La inteligencia emocional” explica que los padres, seguramente, sin ser conscientes de ello, están continuamente enseñando a sus hijos esta capacidad que es tan importante, o más, que el coeficiente intelectual.
Goleman explica en esa misma entrevista que, cuando un padre o una madre coge a su bebé cuando está llorando, le arropa y le calma, está enseñando al cerebro de ese niño a calmarse y a que se le pase el enfado: “Todo lo que como padres o madres hacemos con los niños supone para ellos un aprendizaje emocional. El cerebro de un niño está hecho para observar atentamente a las personas. Por eso, los padres son los primeros profesores que enseñan inteligencia emocional a sus hijos”, aclara el experto.
El psicólogo y periodista, que acaba de publicar un nuevo libro sobre el tema, Óptimo, identifica las competencias que comprenden la inteligencia emocional (autoconciencia, autocontrol, conciencia social, gestión de las relaciones y habilidades interpersonales): “No es un aprendizaje académico y está relacionado con las habilidades interpersonales”, matiza Goleman.

Ser inteligente respecto a las emociones significa comprender que todas son importantes y cada una de ellas nos transmite un mensaje, explica el psicólogo. El problema, añade, surge cuando éstas se vuelven muy fuertes, están fuera de lugar, son inapropiadas y duran demasiado tiempo.
Consejos prácticos
En este sentido, dice: “Si tu hija de 8 años está enfadada porque no le han invitado a una fiesta de cumpleaños, esta emoción de enfado es normal. Pero, ¿cuánto le dura? ¿Sigue enfadada dos días después, una semana? Y tú, como madre: ¿Te preocupas? Piensas: ¿Estará enfadada sólo por eso? ¿Duermes mal? Todo esto estaría fuera de lugar… Tener inteligencia emocional es saber interpretar el mensaje que te dicen las emociones, ver su propósito pero luego hay ser capaz de seguir adelante.

Goleman explica que la comunicación es fundamental para que los padres enseñen a sus hijos técnicas de autocontrol y manejo óptimo de las emociones y aconseja: “Si tu hija está enfadada puedes enseñarla a aprender a calmarse hablando con ella: ¿Por qué estás tan enfadada? ¿Por qué no haces mejor algo que te guste? A ciertas edades esto le calmará. Pregúntale por qué siente celos de sus amigos, si se siente dolida porque a ella no le han invitado…Puedes ayudarle a que aprenda de ello”.
La técnica del semáforo en rojo
Goleman añade que, además, también existen excelentes métodos que ayudan a mantener la calma y que como padres se les puede enseñar a los niños como, por ejemplo, técnicas de respiración o el método del semáforo en rojo.
Este método se utiliza en muchos colegios y puede aplicarse también en casa, dice el experto y así lo explica: "Consiste en pensar en un semáforo cuando uno esta muy enfadado. Si te enfadas mucho el semáforo está en rojo: tienes que parar, intentar calmarte y ver qué opciones puedes realizar y qué pasaría con cada una. (Si el niño se enfada, por ejemplo, porque su compañero le ha cogido el lápiz, tendría que parar y preguntarse: ¿es mejor pegar o intentar hablar con mi compañero para solucionarlo o decírselo a la profe?). En el semáforo naranja: se analiza qué ayudaría y qué no ayudaría. Pegar no ayudaría en nada, desde luego. Entonces, cuando se tiene claro, el semáforo ya se pondría en verde y el niño podría actuar en función de la decisión que haya tomado".

“Este método les enseña a reflexionar sobre las consecuencias de sus acciones y, por ende, les ayuda a aprender como tomar mejores decisiones en la vida”, apunta el psicólogo.
Los niños con inteligencia emocional son más felices
Hay estudios que demuestran que los niños con inteligencia emocional tienen mejor rendimiento académico, mejores relaciones con sus compañeros y, en definitiva, son más felices: “Me atrevo a decir que los niños que tienen más inteligencia emocional son más felices y también que la inteligencia emocional hace que uno sea más feliz”.

¿Por qué? Porque según este experto la inteligencia emocional está relacionada con la capacidad de manejar correctamente las emociones negativas como el miedo, el enfado, la rabia, los celos…
"Saber concentrarse es más decisivo para un niño que su coeficiente intelectual", según Daniel Goleman
Golean también sostiene en la misma entrevista que “la atención es la base del aprendizaje por lo que es muy importante que los niños en este mundo de distracciones tecnológicas desarrollen su capacidad de concentración. Las técnicas como el mindfullnes son muy beneficiosas en este sentido”.
“Esta habilidad de eliminar distracciones y concentrarte en lo que quieres se entrena y se mejora con la práctica diaria. Estamos hablando de control cognitivo y es el mismo sistema que utiliza el cerebro para manejar las emociones negativas”, apunta el experto.
El psicólogo explica que cuando la atención del niño o del adulto se dispersa y se dan cuenta de ello y son capaces de volver a concentrarse en su objetivo están fortaleciendo los circuitos neuronales de la concentración: “Es como ir al gimnasio, si lo haces una y otra vez, la capacidad de atención va mejorando y se va fortaleciendo. La atención es la base del aprendizaje y se puede entrenar. Por esta arazón, los colegios deberían de tenerlo en cuenta y realizar prácticas para desarrollar esta capacidad. Saber concentrarse es más decisivo para un niño que su coeficiente intelectual”, sostiene rotundo el experto.
Las habilidades de los niños con alta inteligencia emocional
Además, de la habilidad de concentrarse, otra especialista de la Universidad de Harvard, la psicóloga Margaret Andrews ha identificado otras tres habilidades que tienen tanto los niños como los adultos con alta inteligencia emocional.
Como Goleman, esta experta señala que la inteligencia emocional no es algo con lo que se nace sino que se construye de acuerdo a lo aprendido del entorno social por lo que puedes tratar de potenciar estas características y hábitos en tus hijos si quieres incrementar su inteligencia emocional.
Las tres características que Andrews considera que tienen las personas con inteligencia emocional son:
1. Son capaces de identificar sus emociones:
De acuerdo con la especialista, la principal característica que suele coincidir en las personas que muestran un alto grado de inteligencia emocional es que tienen una correcta identificación y comprensión de las emociones propias.
Esto quiere decir que en momentos que poseen un alto contenido emocional, como una discusión o una situación frustrante, son capaces de reconocer el sentimiento que están experimentando y reaccionar de acuerdo a él.
Algunas personas pueden enojarse cuando en realidad están tristes o mostrarse tristes cuando en realidad están enojadas, identificar las emociones no siempre es tan sencillo como parece, es una habilidad que pocas personas tienen.
En este sentido, identificar si uno está molesto, decepcionado, triste o con ganas de llorar es esencial para poder reaccionar de manera adecuada.
2.Poseen empatía
La empatía es una característica distintiva de la inteligencia emocional y consiste en la habilidad de escuchar activamente y entender lo que los demás están comunicando, tanto en sus palabras como en sus emociones. Implica dedicar tiempo para comprender profundamente a la otra persona, más allá del contenido explícito de su mensaje.
Además, la empatía requiere examinar y dejar de lado nuestros prejuicios para identificar puntos en común con los demás y se identifica que las personas con inteligencia emocional suelen ser buenos no solo para identificar sus emociones sino también para reconocer las de los demás y preocuparse por ellas.
Es por esto que practicar la empatía ayuda a incrementar la inteligencia emocional, pues significa esforzarse por percibir la realidad desde la perspectiva del otro, lo que permite una mayor sensibilidad ante las experiencias y sentimientos de las personas.
Este característica ayuda a abstenerse de emitir juicios precipitados y contribuye a las relaciones interpersonales constructivas.
3. Les gusta la literatura
Este es quizá uno de los principales descubrimientos de Andrews a la hora de examinar esta facultad en las personas. Y es que al parecer, leer literatura ayuda a mejorar la empatía y reconocer emociones que no necesariamente hemos experimentado, pero que podemos conocer a través de los personajes de las historias.
En este sentido, existen muchos libros cuyo objetivo es que los niños mas pequeños aprendan a reconocer sus emociones. Como, por ejemplo, El Principito, tu libro de emociones.
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