Si gritas a tu hijo, estos son los hábitos recomendados por la disciplina positiva para gestionarlo

Gritar a los niños por el simple hecho de que cometan un error no está justificado, según la educación en positivo, que aboga por actuar de la siguiente manera ante esta situación.
discusión padre e hijo
Discusión de un padre con un hijo - iStock

Perder los nervios es normal que ocurra durante la crianza en algún momento. Nadie es perfecto. Ninguna madre ni ningún padre puede prometer que nunca jamás dará una mala contestación a su hijo o hija. Hay malos días, hay semanas donde la tensión se acumula y hay veces en las que simplemente, nos equivocamos o no tenemos energía para poner en práctica según qué hábitos. La clave es intentar no hacerlo pero, sobre todo, intentar de la forma adecuada según los cánones de la educación en positivo.

La voz más conocida y autorizada de la disciplina positiva en España, Álvaro Bilbao, afirma a menudo en que no pasa nada si gritamos a los niños y niñas en alguna ocasión… siempre y cuando nos hagamos responsable de nuestra reacción ante la emoción que hemos experimentado por lo que sea que haya hecho o pasado con nuestros hijos.

Bilbao, que tiene claro también el motivo por el que los padres perdemos los nervios con los niños, se expresa en la misma línea que otros expertos en educación positiva como Daniel Pérez, que forma junto a su mujer, Isabel Cuesta, el tándem de expertos y divulgadores conocidos popularmente en redes sociales como “Una madre molona y marido”. De ellos, por ejemplo, hemos aprendido cómo responder si tu hijo te pregunta si los Reyes Magos son los padres

Padre y madre gritando a su hija al mismo tiempo - Getty Images

En una de sus muchas publicaciones, en las que ambos comparten experiencias, aprendizajes o consejos de disciplina positiva, explica Daniel Pérez que ha gritado a su hija. “No me siento orgulloso pero si esto que os voy a contar sirve a algunos mamás y papás, pues bienvenido sea”, dice. “Los adultos también nos equivocamos. Pero es nuestra responsabilidad hacernos cargo y reparar el vínculo, añade.

Este es el primer consejo o hábito que la educación positiva recomienda seguir si hemos gritado o tratado sin respeto a nuestro hijo o hija: no justificar la reacción, sino hacernos cargo de ella. “Lo fácil sería justificarme; decir, bueno, es que me puso nervioso”, argumenta Daniel Pérez. En su opinión, lo correcto es “hacernos cargo de nuestra emoción y de nuestra reacción porque un error de una niña de 5 años no justifica que le grite ni que le trate con una falta de respeto”, señala.

Por eso, una vez entendemos que debemos hacernos cargo de nuestra reacción, sin justificaciones, el experto en disciplina positiva recomienda el siguiente hábito, muy sencillo y al mismo tiempo tan difícil de asimilar en la crianza de los hijos: pedir perdón. hacerlo, argumenta Daniel Pérez, “es importante para reparar el vínculo con nuestros hijos”. Pérez aconseja hacerlo también porque cuando le pedimos un adulto perdón a un niño o niña, “lo mejor viene después: el corazón de los niños, que perdonan sin rencor”, dice.

Un padre, gritando a su hijo - Getty Images

Además, el tercer hábito que recomienda el especialista en educación positiva y sus claves para educar, es que, si gritas a tu hijo o hija y no te gusta hacerlo, aprendas de lo vivido. ¿Cómo? A través de la autoconciencia, de la reflexión personal. “Yo noto que si estoy cansado y estresado, por ejemplo, el riesgo de perder los papeles es mayor. Pero no debo usar esto como justificación, sino como un autoconocimiento que me ayude a adelantarme a mi reacción y a tomar medidas que me faciliten encontrar la calma antes de tomar una decisión”, expone Daniel Pérez.

El experto reconoce que puede, a quien no siga este tipo de hábitos y recomendaciones, parecerle imposible adquirir ciertos niveles de autoconciencia. “No lo es. Es cuestión de aprender y practicar, asegura. “Si no lo has hecho ya, te animo a que des el paso a una educación más consciente. No puedo imaginar un regalo mejor para nuestros hijos que este”, concluye. 

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