En plena era digital, cuando cada vez más colegios incorporan tabletas en Educación Infantil o los primeros cursos de educación Primaria, y las familias recurren a apps educativas desde edades tempranas, una nueva investigación lanza una advertencia clara: el hábito de escribir a mano es mucho más eficaz que teclear cuando se trata de aprender a leer y escribir.
Así lo demuestra un estudio experimental dirigido por investigadores de la Universidad del País Vasco y la Universitat de València, publicado en febrero de 2025 en el Journal of Experimental Child Psychology. El trabajo analizó cómo aprenden los niños y niñas de 5 años nuevas letras y palabras, según la modalidad de práctica: con lápiz y papel, o mediante teclado. Las conclusiones son contundentes: los niños y niñas que escriben a mano retienen mejor las formas de las letras, las asocian con sus sonidos y recuerdan con más precisión las palabras, que aquellos que utilizan apps educativas y otros soportes digitales.
No es la primera vez que la ciencia señala esta diferencia. En Ser Padres ya recogimos estudios que apuntaban en esa dirección, como este análisis sobre la relación entre escritura y memoria o este estudio que vincula la escritura manual con el desarrollo cognitivo. Sin embargo, el nuevo experimento da un paso más: compara cuatro métodos distintos de aprendizaje y aporta datos sólidos sobre su eficacia en edad prelectora.

Escribir en teclado perjudica el desarrollo de la lectura
El equipo formado por Gorka Ibaibarriaga, Joana Acha y Manuel Perea lleva años investigando sobre el impacto en la lectura durante la infancia de la sustitución de la práctica de la escritura a mano por la escritura al teclado.
Para realizar este estudio recién publicado en Journal of Experimental Child Psychology, los investigadores reclutaron a 50 niños de 5 años (último curso de Infantil) y los dividieron en cuatro grupos de aprendizaje.
Todos aprendieron el mismo conjunto de letras y palabras nuevas, pero cada grupo lo hizo de una forma distinta:
- Copiando a mano: escribían las letras desde un modelo.
- Trazando a mano: repasaban letras punteadas.
- Tecleando con una sola fuente tipográfica.
- Tecleando con fuentes tipográficas variables.

A todos los niños y niñas participantes les fueron enseñadas letras desconocidas (procedentes del alfabeto georgiano y armenio) con sonidos asociados. Después, debían aprender palabras construidas con esas letras, y superar varias pruebas: identificar las letras, nombrarlas, escribirlas, leer palabras y escribirlas a dictado.
Los resultados fueron concluyentes. Los dos grupos que usaron lápiz y papel obtuvieron mejores resultados en todas las pruebas. En tareas que implicaban reconocer o escribir las palabras aprendidas, los niños y niñas que tecleaban presentaron tasas de error mucho más altas.
La diferencia fue especialmente notable en la escritura de palabras a dictado: los niños y niñas que escribieron a mano acertaron en el 69 % de los casos; los que teclearon, apenas en el 8 %.

Por qué escribir a mano ayuda más a aprender a leer y escribir
El estudio confirma dos hipótesis ya sugeridas por la literatura científica previa, que además recogen en su investigación por los tres profesionales españoles que firman este estudio:
- La hipótesis grafomotora: escribir a mano activa mecanismos motores y sensoriales que refuerzan la memoria de la forma de las letras. Al dibujar cada trazo, el niño crea una representación más rica en el cerebro que cuando pulsa una tecla.
- La hipótesis de la variabilidad: escribir a mano produce versiones únicas de cada letra, con pequeñas diferencias. Esa variabilidad ayuda a abstraer la forma general de la letra, y facilita su reconocimiento en diferentes contextos.

Pero lo más relevante es que este estudio ha medido no solo la capacidad de identificar letras, sino también la habilidad de asociarlas con sonidos y de reproducir palabras por escrito. Es decir: no se limita a lo visual, sino que aborda el corazón del aprendizaje lector y ortográfico.
Para las familias, estas conclusiones tienen un mensaje claro: el teclado puede ser útil como herramienta de apoyo, pero no debe sustituir a la escritura manual, al menos en las etapas en que se está aprendiendo a leer y escribir. En ese hito conocido en el ámbito educativo como desarrollo de la lectoescritura, el contacto con el lápiz y el papel tiene efectos concretos, influye positivamente en cómo los niños y niñas procesan el lenguaje escrito.
Además, en pleno debate en la comunidad educativa sobre la introducción y uso de las pantallas en los colegios, este trabajo también puede servir como recordatorio para los centros escolares que han dado el salto digital en Educación Infantil. El uso de tabletas o pizarras digitales puede convivir con la escritura manual, pero no debería reemplazarla completamente durante la etapa prelectora.

Qué pueden hacer las familias en casa
Las implicaciones para padres y madres son sencillas de aplicar. Aquí algunas sugerencias prácticas en relación al desarrollo de la lectoescritura en base a las conclusiones del estudio español del que nos hacemos eco en este reportaje:
- Fomentar juegos de escritura con lápices, ceras, rotuladores o pizarras.
- Invitar al niño o niña a escribir su nombre, palabras que conoce o inventar cuentos cortos. Siempre a mano.
- Dejar espacio para la caligrafía libre: no todo debe ser copia o caligrafía formal.
- Reservar las apps educativas para momentos puntuales, sin desplazar el uso del papel. El escenario ideal, tal y como recomienda la Asociación Española de Pediatría, es el de limitar completamente las pantallas hasta los 6 años de edad.
Como recuerda este otro artículo de Ser Padres sobre cómo los hábitos cotidianos influyen en el desarrollo infantil, las pequeñas rutinas diarias son el terreno donde se construyen las grandes habilidades cognitivas. Y escribir a mano sigue siendo una de las herramientas más poderosas para afianzar el lenguaje escrito.
Referencias
- Gorka Ibaibarriaga, Joana Acha, Manuel Perea. The impact of handwriting and typing practice in children’s letter and word learning: Implications for literacy development. Journal of Experimental Child Psychology, 2025. DOI: 10.1016/j.jecp.2025.106195