Una de las fases del parto, concretamente la más larga y la más incómoda por la mujer, es la fase de dilatación. Es el primer acontecimiento que se produce durante el trabajo de parto.
Para que el cuello del útero se modifique para permitir la salida del bebé, sufre una serie de cambios: se ablanda, se acorta y posteriormente se dilata.
No hay unas fases claramente definidas dentro de la propia fase de dilatación. Es un proceso dinámico, en el que conforme va dilatando el cuello del útero, la cabeza se encaja en la pelvis y posteriormente comienza a descender por el canal del parto, fase definida como descenso.
Es importante que entendamos la fisiología de la pelvis, la cual es móvil y se adapta para el descenso del bebé, y el efecto de la gravedad en el momento del nacimiento. La verticalidad permite que la cabeza ayude también a modificar el cuello. La gravedad cumple un papel fundamental, favoreciendo que la cabeza se meta en la pelvis y pueda ayudar a dilatar el cuello del útero, pues la presión de la cabeza sobre el cuello puede favorecer que se dilate.
La importancia de moverse durante el parto
Por lo tanto, la movilidad durante el trabajo de parto, ejercicios en pelota de pilates, caminar, duchas calientes…. Pueden ayudar a favorecer la dilatación.
El papel de la oxitocina en el parto
Además, la hormona necesaria para la generación de contracciones, es la oxitocina, conocida como hormona de la felicidad. Si durante el trabajo de parto nos relajamos, escuchamos música o utilizamos aromaterapia, puede ayudar a la dilatación. De igual modo, estas acciones evitarán la liberación de hormonas contrarias a las oxitocina, que puedan dificultar que el cuello del útero se dilate.
Por lo tanto, movimiento, relajación y felicidad en grandes dosis para ayudar en la fase de dilatación del parto.