Un eneagrama es un sistema de tipología de personalidad que se utiliza para entender y describir diferentes patrones de comportamiento y motivaciones de las personas. Pero, ¿cómo se representa?
Pues de manera gráfica mediante un diagrama que consiste en nueve puntos conectados por líneas, formando un círculo. Cada punto del eneagrama representa un tipo de personalidad específico.

Cada uno de los nueve tipos del eneagrama tiene características y motivaciones únicas. Y ¿por qué es útil? En definitiva, este sistema busca ayudar a las personas a comprender mejor su propia personalidad y la de los demás. Además, proporciona información sobre las relaciones interpersonales y la dinámica de grupo
Los tipos de personalidad del eneagrama se describen mediante rasgos, patrones de pensamiento, emociones, miedos y deseos principales. Cada tipo también tiene un "ala" que indica la influencia del tipo adyacente en su personalidad. Además, el eneagrama destaca la existencia de subtipos que se relacionan con las tres instancias tradicionales de eneatipos: instinto, emoción y pensamiento.
Tres fuerzas básicas en función de los tipos de cerebro

Los nueve subtipos de la personalidad son la meta del eneagrama, mientras que su punto de partida es la teoría de que existen tres fuerzas básicas en las personas en función de los tipos de cerebro: instinto (córtex reptiliano), emoción (mamífero) y pensamiento (neo córtex, racional).
El primero se refiere a aquellos impulsos vitales e “instintivos” que nos ayudan a afirmar nuestro territorio, como por ejemplo la ira. La emoción, por su parte, la conforman aquellas cualidades emocionales que contribuyen a relacionarnos con otras personas. Con ellas nos sentimos unidos a los demás. Se podría decir, que es el “amor” en su sentido más amplio. Y el pensamiento, se refiere a las funciones de percepción y pensamiento, que necesitamos para orientarnos y sentirnos seguros.
Nueve eneatipos
A partir de este planteamiento, el eneagrama de la personalidad establece los nueve subtipos de la personalidad, que se enmarcan dentro de las tres fuerzas descritas, tres en cada una de ellas.
Dentro del mental, que describe a aquellas personas que se guían por el pensamiento, se engloban los eneatipos 5, 6 y 7. En el emocional, que describe a personas que se guían por el corazón y tienen especialmente desarrolladas la empatía y la sensibilidad, hacen lo propio los eneatipos 2, 3 y 4, mientras que el 1, el 8 y el 9 pertenecen al visceral, propio de personas donde dominan el instinto y el impulso.
- Eneatipo 1: “el iracundo”, el “corrector” o “reformador”. Tiende a ser perfeccionista, responsable, idealista y crítico consigo mismo y con los demás. Busca mejorar el mundo y tiene altos estándares morales.
- Eneatipo 2: “el orgulloso” o “el ayudante”. Es una persona que seduce para sentir que el otro los necesita. Necesita que el otro les necesite. Tiende a enfocarse en las necesidades de los demás y busca ser valorado y querido.

- Eneatipo 3: “los exitosos” o “los vanidosos”. Se desarrolla en función de gustar al resto de personas. La imagen es una prioridad. Es ambicioso, orientado a metas y altamente motivado. Busca el éxito y el reconocimiento, y tiende a ser adaptable y eficiente.
- Eneatipo 4: “el sensible” o “el sufriente”. Su compulsión más profunda es la envidia. Excesivamente conectado a la carencia, a lo que falta. También puede ser creativo, introspectivo y emocionalmente expresivo. Puede ser propenso a la melancolía.
- Eneatipo 5: “el observador”. Necesita poco es uno de sus lemas, A menos necesidad menos dolor. Amante del conocimiento, intuitivos y sabios. Suele ser curioso, analítico y busca el conocimiento. Tiende a ser reservado y necesita tiempo a solas para recargar energías.
- Eneatipo 6: “el leal”. Es confiable y busca seguridad. Tiene una mente inquisitiva pero también puede ser ansioso o desconfiado. Su fijación es el miedo.

- Eneatipo 7: “el entusiasta”, huye del presente como Peter Pan a través de la fantasía, planificando múltiples futuros, y lo hace constantemente, muy rumiativo y obsesivo. Es optimista, entusiasta y busca la diversión y la experiencia. Puede tener dificultades para enfrentar emociones negativas.
- Eneatipo 8: “el desafiador”. Imparte su justicia y su ley. Es poderoso, decidido y busca el control. Tiene un fuerte sentido de justicia y puede ser protector y desafiante.
- Eneatipo 9: son “pacificadores”. Es pacífico, conciliador y busca la armonía. Tiende a evitar conflictos y se adapta fácilmente a los demás.
Que se desarrollen unos u otros depende de la esencia de cada individuo pero también de sus experiencias vitales, que son las que dan forma a su personalidad. Aunque hay diferencias entre cada eneatipo, aquellos que pertenecen al mismo grupo tienen más afinidades que con los que no comparten grupo.
A través de esta distribución y clasificación de los subtipos de la personalidad el sistema del eneagrama de la personalidad explica las relaciones entre estas formas de ser, abordando las relaciones humanas, el eneagrama en la pareja, y las afinidades, desafinidades e interacciones entre los distintos tipos de carácter; explica porque suelen caernos bien determinados tipos de persona o rechazamos a otras mientras y otro tipo de personas nos son más bien indiferentes; y también explica nuestros automatismos personales y sociales.
Cada eneatipo tiene su propia forma de ver el mundo, patrones de comportamiento y motivaciones internas. Sin embargo, es importante recordar que cada persona es única y el eneagrama es solo una guía que puede ayudarnos a crecer y mejorar, no una etiqueta rígida que, en absoluto, nos defina por completo.
En definitiva, el eneagrama puede ser una herramienta valiosa para aumentar el autoconocimiento y la comprensión de uno mismo y de los demás, pero debe utilizarse con precaución y en conjunto con otros enfoques para tener una visión más completa y precisa de la personalidad de una persona.
¿Cómo se utiliza en los niños el eneagrama?
De la misma forma que en la psicología adulta, los especialistas en pacientes infantiles recurren, en algunas ocasiones, al eneagrama como suplemento en las valoraciones y evaluaciones de personalidad.