Autor: Judith León
Ha desaparecido la felicidad espontánea que tenían de bebés y a veces parece que el mal genio domina su personalidad. A los cinco y seis años, los niños ya quieren tomar sus propias decisiones. Si les contradecimos pueden volverse muy cabezones.
Cuanto más les negamos algo más lo quieren, ya que a través de estos gestos reafirman su propia identidad. Creen que no hay derecho a que los adultos les impongan las reglas. Han aprendido a encender la tele, comer solos o ponerse el pijama, pero tienen que hacerlo cuando un adulto se lo pide. '¡Qué injusto! Pues entonces voy y me enfado'.
¡Cómo se ponen!
El carácter de tu hijo tiene mucho que ver con su forma de enfadarse, pero también influye mucho el entorno que en el que vive y la educación que recibe de sus padres.
Halagos en vez de reproches
Ideas de padres ingeniosos contra los malos humores de los niños
Enseñarles a valorar lo que tienen
Asesora: María Victoria Martín, psicóloga infantil.