Cinco formas de agresión con los niños que no son físicas que muchos padres normalizan, según Álvaro Bilbao

El neuropsicólogo Álvaro Bilbao describe hasta siete formas de violencia con la infancia que están normalizadas en la sociedad, sobre todo las cinco que tienen que ver con la agresión emocional.
Por qué no gritar a los niños

“Es fácil distinguir lo que constituye una agresión y lo que no. Cuando infligimos un daño físico o emocional a un niño con el propósito de someterlo para que respete una norma o para descargar nuestra frustración, estamos cometiendo una agresión”. Estas palabras son de Álvaro Bilbao, el neuropsicólogo más conocido de nuestro país, que enumera hasta siete formas de agresión hacia la infancia que muchos padres y madres normalizamos. Spoiler: solo dos son físicas.

Las físicas, hablando de agresiones normalizadas, seguro que sabes cuáles son: el tortazo y la colleja o capón, que viene a ser lo mismo salvo por la superficie de la mano que utilizamos para cometer la agresión.

Del tortazo, Álvaro Bilbao recuerda que, como el cachete o la torta, “son todas palabras que descubren un golpe que damos con la palma de la mano en la cara”, golpe cuyo objetivo, agrega el especialista en el cerebro del niño, “pretende educar a base de infligir daño al niño y por eso son una forma de agresión”.

Algo parecido dice el neuropsicólogo del capón o de la colleja, esos que se suelen dar “para que espabiles…”, como el propio Álvaro Bilbao dice. “Pueden parecer comportamientos sin importancia… pero no lo son”, dice de ellos el neuropsicólogo. “Una colleja o un capón se suelen utilizar para expresar desaprobación o marcar un límite; aunque no sean tan fuertes como una torta, siguen siendo una forma de agresión porque infligimos daño al niño para conseguirlo”, apunta.

Las dos son formas de violencia, tipos de agresiones, que se suelen normalizar todavía entre una parte de la sociedad, pero solo si tienen lugar de padres a hijos.

Cinco formas de agresión emocional

La diferencia entre las agresiones físicas y las emocionales es que estás últimas son aceptadas por un porcentaje mayor de la población. Y ocurre también en el ámbito de la crianza, donde Álvaro Bilbao observa hasta cinco tipos de violencia de padres a hijos que se dan a menudo porque están normalizadas. Son las siguientes:

Madre gritando a su hijo

Descalificar:

Frases como “¿Tú eres tonto o qué te pasa?”, insultos, descalificaciones, faltas de respeto y hasta detalles como poner apodos pueden entrar en este tipo de agresión. Todas “son formas de agresión emocional”, destaca Álvaro Bilbao. “Cuando un adulto insulta y descalifica a un niño, busca provocar malestar en él para que obedezca”, añade.

Avergonzar:

Cuando les decimos a los niños cosas como “No te enteras de nada”, también estamos cometiendo una agresión, según Bilbao. “Es una forma de agresión emocional invisible. El cuerpo del niño no recibe golpes ni muestra marcas, pero su autoestima se va debilitando poco a poco. No menosprecies a tus hijos para que te hagan caso”, explica el experto.

Gritar:

Aunque es difícil contener la ira a veces, gritar también es una forma de agresión. Lo importante es saber que no estamos actuando bien cuando les pedimos a voces las cosas, dice Álvaro Bilbao, porque “Cuando gritas provocas miedo, haces que el niño se asuste e intimidas con el volumen de tu voz”. El neuropsicólogo añade al respecto la siguiente reflexión: “Si no apruebas el grupo o la amenaza como forma de relación válida a otras personas, no lo utilices con tus hijos”, dice.

Excluir o apartar:

En este tipo de agresión se pueden incluir hábitos hasta no tanto habituales en centros educativos y hogares familiares como el de mandar contra la pared o a su habitación al menor. “Pocas cosas hay tan aterradoras para un niño pequeño como sentirse apartado física o psicológicamente de sus padres”, recalca Álvaro Bilbao. “Dejarlo fuera, decirle que no lo quieres, son (mensajes) percibidos por el cerebro como una auténtica agresión”, agrega. El neuropsicólogo, por ello, te anima a “expresar tu enfado sin apartarlo de tu lado”.

Enfado niños - Shutterstock

Dañar sus cosas:

La última forma de agresión con la infancia que destaca Álvaro Bilbao es cuando dañamos sus pertenencias. “Voy a tirar tus cromos a la basura”, pone como ejemplo “Psicológicamente, nuestras pertenencias son una extensión de nosotros mismos”, reflexiona el experto en el cerebro de los niños. En su opinión, “por pequeño que sea el niño, poco valor económico que tengan sus cosas, romperlas, dañarlas, o tirarlas a la basura es percibido como una agresión en toda regla”.

A modo de conclusión, Álvaro Bilbao recuerda que se puede cambiar. También en lo relativo a la violencia física y emocional con los niños y niñas. “El primer paso, siempre es darse cuenta y querer hacer un cambio”, concluye.

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