A los tres años, los niños se encuentran en pleno desarrollo cognitivo y socioemocional. En este proceso de aprendizaje, los niños exploran su independencia y prueban los límites establecidos por sus cuidadores. La desobediencia infantil es normal en todo este proceso, se encuentran en una etapa de descubrimiento de lo que es correcto e incorrecto o lo que se puede y lo que no se puede hacer. Es por ello que es esencial que los padres los guiemos y ayudemos en este aprendizaje.
Entendiendo la desobediencia infantil
Como padres, debemos acompañar a nuestros peques en el proceso de aprender a integrarse en el entorno en el que va a vivir. Para ello, debemos guiarlos intentando describir y explicar sus comportamientos y las consecuencias de éstos para que sean cada vez más conscientes de sus actos. A medida que su desarrollo socioemocional y cognitivo vaya madurando, un niño serán cada vez más capaz de desenvolverse de manera más segura e independiente.
¿De verdad es un “niño desobediente” o un “niño rebelde”?
Muchas veces, cuando los niños no tienen los comportamientos que esperamos de ellos, los adultos tendemos a decir “qué desobediente es este niño” o "qué rebelde es”. Realmente, lo que está sucediendo es que el niño está inmerso en el disfrute de la exploración y descubrimiento de su entorno como respuesta de un proceso normal de aprendizaje.
Es importante tener claro que los niños pequeños no tienen el objetivo de desobedecer en sí a lo que los adultos le dicen, ellos no quieren incordiar, por el contrario, tienen una necesidad natural de explorar y utilizar sus sentidos para ello. A decir verdad, dejar explorar al niño dentro de ciertos límites es sano para su desarrollo social, emocional y cognitivo.
Desarrollo cognitivo y socioemocional a los 3 años
A partir de los tres años, a los niños les cuesta más obedecer aquello que los adultos les decimos debido a los cambios en el desarrollo cognitivo y socioemocional que experimentan en esta etapa. Algunos de ellos son: el desarrollo de su autonomía, el deseo de ser niños independientes, el desarrollo de su identidad propia y el incremento de sus habilidades lingüísticas. A pesar de ser un proceso natural, como padres, debemos acompañar y guiar a nuestros peques para que aprendan a integrarse a su entorno de una manera adecuada.
Durante este periodo, los niños también empiezan a comprender mejor las normas sociales. Sin embargo, al mismo tiempo, su capacidad para controlar impulsos y regular emociones aún está en desarrollo. Al establecer límites claros y ofrecer apoyo emocional, los padres pueden ayudar a sus hijos a navegar esta fase.

Exploración de la independencia y límites en niños
A medida que los niños alcanzan los tres años, la obediencia se convierte en un concepto más complejo debido a los cambios que experimentan en su desarrollo.
A los 3 años, la obediencia se vuelve más compleja
En esta etapa, los niños comienzan a desarrollar un sentido de autonomía y un deseo de independencia que puede chocar con las expectativas de los adultos. Es natural que los niños prueben los límites y desafíen las normas establecidas, ya que están en un proceso de descubrimiento de su propia identidad. Pero, a la vez, su capacidad para comprender completamente las consecuencias es muy limitada, lo que puede llevar a situaciones de desobediencia infantil. Esta etapa es, en realidad, una oportunidad para enseñar a los niños a manejar su independencia de manera responsable y desarrollar su autocontrol.
Diferenciando entre desobediencia y exploración natural
Es fundamental diferenciar entre la desobediencia infantil y la exploración natural que caracteriza a los niños de tres años. La exploración es una parte esencial del desarrollo infantil, ya que permite a los niños aprender sobre su entorno y desarrollar su curiosidad innata. Los niños necesitan espacio para explorar y experimentar con su entorno de manera segura. Lo ideal es permitirles esta libertad dentro de límites razonables para garantizar la seguridad y el bienestar del niño. En lugar de castigar la curiosidad, se puede reorientar de manera constructiva, ayudando a los niños a comprender las normas.

Estrategias para guiar el comportamiento infantil
Estos son algunos consejos que pueden ayudarte a lidiar con la desobediencia de tu hijo de tres años:
Comunicación afirmativa
Si queremos educar a nuestros hijos de esta edad y hacer que nos comprendan, las frases deben estar enfocadas de manera afirmativa, ya que esto les permite comprender mejor los acontecimientos. Por ejemplo: en vez de decir “no tires tus juguetes”, es mejor decirle “deja los juguetes en la caja” o “dáselos a mamá”. Cuando el niño hace lo que le pedimos, siempre hay que acabar con un elogio, como “lo has hecho muy bien” o “estoy muy orgullosa de ti”.
Este enfoque implica utilizar un lenguaje positivo y claro al dar instrucciones, lo que ayuda a los niños a comprender mejor lo que se espera de ellos. En lugar de decir "no hagas eso", es más efectivo ofrecer alternativas positivas, como "hagamos esto juntos". Al mantener un tono positivo y ofrecer instrucciones claras, los niños aprenderán a asociar la obediencia con experiencias positivas, lo que mejorará su predisposición a seguir instrucciones en el futuro.
Establecimiento de expectativas claras
A esta edad los niños son mucho más receptivos que en etapas anteriores. Es importante establecer reglas y límites claros para que sepan qué se espera de ellos. Así, comprenderá que, con un comportamiento adecuado, ha dado alegría a mamá y a papá, se sentirá feliz y querrá volver a lograr ese momento, y por ende, tenderá a repetir la acción.
Para ayudar a los niños de tres años a comprender lo que se espera de ellos, es esencial establecer expectativas claras y coherentes. Las expectativas deben ser específicas y alcanzables, teniendo en cuenta la edad y madurez del niño. Además, es importante que los padres expliquen el propósito detrás de las reglas. Al ayudar a los niños a comprender el "por qué" de las normas, los padres pueden fomentar un sentido de justicia y respeto hacia las reglas, lo que a su vez promueve un comportamiento positivo y cooperativo.
Obligaciones según su edad
Debemos tener en cuenta la edad cronológica y madurativa de nuestros peques a la hora de tener expectativas sobre sus acciones. Un niño de esta edad debe ser capaz de: recoger sus juguetes solo o con muy poca ayuda, comer solo, no interrumpir a los adultos, ir al baño con ayuda, ir de la mano por la calle, lavarse los dientes, vestirse solo, responder a la primera en instrucciones como irse a la cama, dejar de ver la televisión, ir a ducharse, ayudar a poner y recoger la mesa, ayudar a hacer su cama, no pegar, no gritar al hablar, escuchar mientras le hablan, entre otros.
Al asignarles estas tareas, los padres pueden fomentar un sentido de logro y autonomía en sus hijos. Eso sí, hay que estar ahí como apoyo y guía mientras los niños aprenden a asumir estas responsabilidades. Al proporcionar instrucciones claras y ofrecer ayuda cuando sea necesario, los peques fortalecen su confianza en sí mismos.
Importancia de padres firmes y afectuosos
Una manera de hacer que el niño aprenda a seguir instrucciones y posteriormente incorpore el concepto de obedecer, es hacer hincapié en explicarle que los adultos son los que deciden, ya que está bajo el cuidado de ellos. Para ello, es importante que estos adultos, ya sean los padres, o los abuelos, sean coherentes, firmes y afectuosos en el momento de enfrentar diversas situaciones y pongan los límites in situ manteniendo la calma.
La coherencia es la base del respeto y da seguridad a los niños. Es muy importante hacer equipo en la educación, es decir, que tanto papá y mamá son los que tienen la autoridad de crear los hábitos, y por lo tanto no se debe devaluar a ninguna de estas figuras frente al niño.

Normas y rutinas en el hogar
Lista de normas y rutinas
Para poder establecer rutinas y hábitos se recomienda que ambos padres diseñen un listado con actividades y normas a seguir en la casa. Estas deben incluir horarios de baños, alimentación, juegos en solitario del niño y juegos de los padres con ellos, de las comidas, de ir a dormir, de salir de paseo, de cuentos, etc. Es importante que las normas sean pocas y ajustadas a cada edad. Lo ideal es acompañar estas rutinas con símbolos o rituales, por ejemplo: para leer el cuento, el niño tiene que estar bañado, con pijama y metido en la cama, si no es así…no hay cuento, aunque llore, patalee y os de tristeza, este es el punto que nos ayudará a transmitir los límites y el encuadre de seguridad a los niños.
Al implementar rutinas consistentes, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar hábitos saludables y a comprender la importancia de seguir un horario. Esto también promueve un sentido de disciplina y responsabilidad.
Coherencia y consistencia entre los padres
Ambos padres deben estar de acuerdo en las reglas y expectativas, y deben aplicarlas de manera uniforme (comentándolo de vez en cuando para llegar a acuerdos). Esto evita confusiones y garantiza que los niños reciban mensajes claros y consistentes. Cuando los padres presentan un enfoque unido, los niños tienen una comprensión más clara de lo que se espera de ellos.
Flexibilidad cuando sea necesario
Dependiendo de las circunstancias o de la estación del año, algunas rutinas son más o menos difíciles de llevar a cabo. Por eso es necesario dejar abierta la posibilidad de flexibilizar. Así, poco a poco, los niños van cogiendo seguridad.
La flexibilidad no significa abandonar las reglas, sino adaptarlas de manera que sigan siendo efectivas en diferentes contextos. Al ser flexibles, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar habilidades de adaptación y a manejar cambios de manera positiva. Es importante que los padres expliquen a sus hijos por qué se están haciendo cambios en la rutina para que lo lleven mejor.
Verbalización de consecuencias como herramienta educativa
La verbalización de las consecuencias es una herramienta para ayudar a los niños a comprender el impacto de sus acciones. Al hablar sobre las posibles consecuencias de un comportamiento, los padres pueden ayudar a sus hijos a desarrollar un sentido de responsabilidad y la empatía, tan importante. La verbalización de las consecuencias puede ayudar a los niños a desarrollar habilidades de autocontrol y a aprender a prever el impacto de sus acciones.
Abordando la desobediencia en diferentes etapas
Según van creciendo, los niños son más conscientes de las normas sociales y tienen una mayor capacidad para razonar y comprender las consecuencias de sus acciones.
La obediencia a partir de los 4-5 años
A esta edad, es muy positivo hacer que el niño verbalice las posibles consecuencias de sus actos. El niño es más consciente y tiene capacidad de razonar el por qué y para qué de las cosas. De esta manera, los niños van aprendiendo a respetar las rutinas y adquieren poco a poco disciplina en sus actividades, lo que va acompañado de la validación, respeto y consideración a lo que los adultos piden, es decir, a la obediencia.