¿Qué es y cómo se manifiesta el trastorno del sueño inquieto infantil?
Los niveles bajos de ferritinina podrían esconderse tras el desarrollo del trastorno del sueño inquieto infantil.
Según estimaciones, casi uno de cada tres niños menores de 5 años de edad presenta un problema o alteración del sueño de diverso orden. La Clasificación internacional de los trastornos del sueño incluye ya a más de 100 trastornos diferentes. A ellos, según una investigación publicada en la revista científica Sleep, se sumó hace un par de años un nuevo integrante: el trastorno del sueño inquieto infantil, que pertenecería al grupo de las parasomnias y más concretamente al de las pesadillas.
La descubridora del trastorno del sueño inquieto infantil fue la especialista en Medicina de sueño del Hospital de niños de Seattle Lourdes Delrosso, que estuvo en Vitoria-Gasteiz el pasado mes de abril con motivo del Congreso de la Sociedad Española de Sueño para presentar públicamente este trastorno aún desconocido, pero del que ya existen diagnosticados en la literatura científica números casos.
En qué consiste y qué causa el trastorno del sueño inquieto infantil
Delrosso inició su investigación sobre el trastorno del sueño inquieto infantil por la preocupación reiterada de varios padres y madres que reportaban en consulta la excesiva actividad motora de sus hijos durante el sueño. Una actividad a todas luces muy superior a la que habían observado con anterioridad con otros hijos más mayores y que llevaba a los menores a realizar grandes movimientos de extremidades, cabeza y tronco hasta el punto de sacarse las sábanas y caerse de la cama sin llegar a despertarse. Esta agitación nocturna se traducía en un descanso inadecuado que, consiguientemente, repercutía en el rendimiento académico y en el estado de ánimo de los menores.
Ante las características que reportaban los padres, Delrosso y su equipo de investigación realizaron un profundo estudio del sueño que dividió a los participantes en tres grupos con la finalidad de identificar y diferenciar el nuevo síndrome: por un lado, se agruparon a los 15 niños y niñas que presentaban el nuevo trastorno del sueño; por otro, otro grupo de 15 menores con síndrome de piernas inquietas y, por último, un grupo de 37 niños y niñas no diagnosticados con ningún trastorno del sueño.
Para el estudio se tuvieron en cuenta las preocupaciones, tanto en horario diurno como nocturno, que habían transmitido los padres y los niveles de hierro y ferritina; y se llevó a cabo una completa polisomnografía para registrar la actividad cerebral y muscular, la respiración, el ritmo cardiaco, y los niveles de oxígeno en sangre durante el sueño de los menores participantes.
Los resultados obtenidos ayudaron a Delrosso a identificar mejor las características clínicas y polisomnográficas de los niños con trastorno de sueño inquieto y mostraron un dato revelador: que todos los niños que sufrían el trastorno presentaban en las analíticas unos niveles bajos de ferritina.
Para María José Jurado-Luque, neurofisióloga clínica del Hospital Vall D´Hebron de Barcelona, los resultados de las pruebas están llevando a los expertos a “trabajar con la idea de que un déficit de hierro, sobre todo de la ferritina, podría guardar relación con el Trastorno de Sueño Inquieto Infantil”. En ese sentido, según la experta, serían necesarios más estudios para acabar de comprender los mecanismos que subyacen a este trastorno y para “comprobar si al suministrar hierro la situación de los pacientes podría mejorar”.