La vida está llena de momentos inesperados e inciertos, y los niños, desde muy pequeños, pueden sentirse inseguros ante estas situaciones. Pero, ¿sabías que la incertidumbre puede ser una herramienta positiva para el desarrollo de los más pequeños?
Tim Palmer, un prestigioso investigador en física y autor del libro 'La ciencia de la incertidumbre', nos enseña que aprender a vivir con la incertidumbre no solo es necesario, sino también saludable.
¿Por qué es importante enseñar a los niños a enfrentar la incertidumbre?
La incertidumbre forma parte de la vida cotidiana y nos afecta a todos, desde qué clima hará mañana para vestirnos de una forma u otra, hasta situaciones más complejas, como los cambios en la vida o los imprevistos que nadie podría imaginar.
Tim Palmer explica en su libro que la incertidumbre es una herramienta fundamental para comprender nuestro entorno y a nosotros mismos. Para los niños, aprender a gestionar esta sensación de duda y desconocimiento desde una edad temprana puede ser clave para desarrollar una personalidad resiliente y adaptable.
Enseñar a los niños a enfrentar la incertidumbre con resiliencia es un regalo para toda la vida. Como padres, podemos guiar a nuestros hijos en este camino, ayudándoles a ver la incertidumbre como una oportunidad y no como una amenaza. Al hacerlo, les brindamos las herramientas para convertirse en personas seguras, adaptables y resilientes, capaces de enfrentar cualquier reto que la vida les presente.

¿Qué es la resiliencia y cómo se relaciona con la incertidumbre?
La resiliencia es la capacidad de adaptarse y sobreponerse a situaciones difíciles o inesperadas. En el contexto de la incertidumbre, ser resiliente significa poder aceptar que no siempre tendremos todas las respuestas, y que eso está bien. Palmer subraya que aceptar la incertidumbre nos ayuda a tomar decisiones informadas sin dejarnos paralizar por el miedo o la duda.
¿Cómo puedes ayudar a tus hijos a desarrollar resiliencia ante la incertidumbre?
Habla de la incertidumbre de manera positiva
Una de las enseñanzas de Palmer es que la incertidumbre no debería ser vista como algo negativo o aterrador, sino como una oportunidad para aprender. Explícales a tus hijos que es normal no saberlo todo y que está bien tener dudas.
Por ejemplo, si tu hijo tiene miedo de comenzar en un colegio nuevo porque no sabe cómo serán sus compañeros o profesores, puedes explicarle que esa incertidumbre también significa que puede hacer nuevos amigos y aprender cosas nuevas.
Enséñales que los errores son oportunidades de aprendizaje
Tim Palmer destaca que en la ciencia, la incertidumbre es clave para avanzar, ya que nos permite aprender de los errores. Esto mismo puede aplicarse en la vida de los niños. Cuando se equivoquen, en lugar de hacerlos sentir mal, invítalos a ver los errores como una forma de aprendizaje. Por ejemplo, si tu hijo pierde un juego o comete un error en su tarea, explícale que equivocarse le ayudará a mejorar la próxima vez.
En ese mismo sentido se expresa Richard Gerver, educador, profesor y escritor galardonado con el Premio Nacional de Enseñanza y nombrado Mejor Director de Escuela de Reino Unido. Gerver pone el punto de atención en que “como padres tenemos que celebrar los fracasos y los errores de nuestros hijos” porque esa es la manera en la que aprendan a enfrentarse a diferentes situaciones.
Así lo expresa también Mar Romera, una de las voces más respetadas del panorama educativo español como especialista en inteligencia emocional. Ella apunta a que las madres y los padres actuales “no damos a los niños permiso de equivocarse, de vivir o de fracasar, los obligamos al éxito” y así, no les estamos enseñando a “ser” que es lo que deberíamos hacer como sociedad.
Ayúdales a desarrollar la confianza en sus decisiones
La incertidumbre también aparece cuando los niños deben tomar decisiones. Palmer explica que la clave para manejar la incertidumbre es no quedarse paralizado, sino confiar en el proceso de tomar decisiones informadas.
Ayuda a tus hijos a confiar en sus habilidades para tomar decisiones, aunque no tengan todas las respuestas. Por ejemplo, si están indecisos sobre qué actividad extracurricular elegir, anímales a investigar y a elegir la que más les guste, aunque no estén completamente seguros.
Aceptar la incertidumbre y hacer de ella una aliada puede ser el primer paso para una vida más rica y llena de aprendizajes, tanto para los niños como para los adultos.

La ciencia detrás de la incertidumbre: una herramienta de aprendizaje
En 'La ciencia de la incertidumbre', Palmer explica que la incertidumbre no solo nos ayuda a adaptarnos, sino que también es esencial para aprender y desarrollarnos. En el libro, se menciona cómo la incertidumbre en áreas como el clima, la salud o la economía se maneja mediante la recopilación de datos y la creación de modelos predictivos. De manera similar, los niños pueden aprender a hacer predicciones en su día a día y a adaptarse si las cosas no salen como esperan.
Ejemplo de cómo explicársela a los niños
Un ejemplo sencillo es hablar del clima. ¿Por qué la predicción del clima siempre tiene un porcentaje de probabilidad en lugar de decirnos con seguridad si lloverá o no? Palmer explica que, debido a la naturaleza compleja de la atmósfera, es imposible hacer predicciones 100% precisas. Puedes decirle a tu hijo: “Algunas veces sabemos que puede llover, pero no estamos seguros al 100%. Eso no es malo; solo significa que tenemos que estar preparados y llevar un paraguas”.
Beneficios de aceptar la incertidumbre en la vida de los niños
- Mejora su capacidad de adaptación: Aceptar la incertidumbre les permite a los niños adaptarse mejor a los cambios. En lugar de asustarse o frustrarse ante lo desconocido, pueden verlo como una aventura o un reto a superar.
- Fomenta el pensamiento crítico: La incertidumbre también ayuda a desarrollar el pensamiento crítico. Si un niño no tiene una respuesta clara, se verá motivado a investigar, a hacerse preguntas y a buscar respuestas.
- Desarrolla la paciencia y la tolerancia: Aceptar que no siempre tendrán respuestas inmediatas les enseña a ser pacientes y tolerantes, dos habilidades valiosas para su vida adulta.
