Los antibióticos en los dos primeros años de vida podrían alterar el desarrollo del sistema inmunitario y cerebral. Un estudio con más de un millón de niños mostró que su uso frecuente se relaciona con mayor riesgo de asma, alergias alimentarias y rinitis, y en algunos casos, con discapacidad intelectual.
En uno de los estudios más amplios realizados hasta la fecha sobre salud infantil y uso de antibióticos, investigadores de Rutgers Health, NYU y Stanford University analizaron el historial médico de más de un millón de niños.
Publicado en abril de 2025 en la revista The Journal of Infectious Diseases, el estudio utilizó datos de 1.091.449 niños nacidos en el Reino Unido entre 1987 y 2020, a quienes se hizo seguimiento clínico hasta los 12 años para evaluar posibles vínculos entre el uso temprano de antibióticos y enfermedades crónicas.
Cuando el microbioma se forma, los antibióticos podrían alterarlo de forma duradera
Durante los primeros dos años de vida, el cuerpo desarrolla su microbioma intestinal, un ecosistema de bacterias esenciales para la maduración del sistema inmunitario y neurológico. Los antibióticos, aunque necesarios frente a infecciones, también afectan a esas bacterias beneficiosas.
El estudio evaluó las consecuencias de esta disrupción temprana. Los niños que recibieron varios tratamientos antibióticos antes de los 2 años tuvieron mayor probabilidad de desarrollar asma, alergia alimentaria y rinitis alérgica en los años siguientes.
Estas condiciones, relacionadas con un sistema inmunitario hiperreactivo, parecen vincularse con la interferencia en el microbioma durante un periodo crítico del desarrollo.
El efecto fue más notable en quienes recibieron cinco o más tratamientos, lo que sugiere una relación dosis-respuesta.

Alergias, asma y rinitis: los riesgos más consistentes
Los datos del estudio revelaron asociaciones estadísticamente significativas entre la exposición temprana a antibióticos y un mayor riesgo de desarrollar enfermedades alérgicas durante la infancia, en particular asma (HR: 1,24), alergia alimentaria (HR: 1,33) y rinitis alérgica (HR: 1,06).
Estas relaciones se mantuvieron sólidas incluso después de ajustar por factores como antecedentes maternos, condiciones socioeconómicas y entorno familiar, y se confirmaron mediante análisis entre hermanos, lo que reduce la probabilidad de que se deban a causas genéticas o ambientales compartidas.
Este hallazgo refuerza la idea de que la exposición directa a antibóticos, y no otros factores de crianza, está relacionada con el riesgo inmunitario posterior.
Un hallazgo inesperado: discapacidad intelectual
Aunque no se observaron asociaciones claras con condiciones como TDAH, autismo o ansiedad, los investigadores encontraron un posible vínculo entre uso repetido de antibóticos y diagnóstico de discapacidad intelectual.
El riesgo aumentó con el número de tratamientos: los niños que recibieron cinco o más cursos de antibóticos antes de los 2 años tuvieron un 73 % más de riesgo (HR: 1,73), y el efecto fue más fuerte en el análisis entre hermanos (HR: 2,79).
Aunque los autores insisten en que estos resultados deben ser replicados en estudios futuros, sugieren que la alteración del microbioma podría tener implicaciones más amplias de lo que se pensaba, incluso a nivel cognitivo y neurológico.

Enfermedades autoinmunes y neurodesarrollo: sin pruebas concluyentes
A diferencia de las enfermedades alérgicas, no se hallaron asociaciones consistentes entre los antibóticos y enfermedades autoinmunes como la diabetes tipo 1, la enfermedad celíaca, la artritis idiopática juvenil o las enfermedades inflamatorias intestinales.
Tampoco hubo evidencia de un vínculo con trastornos como TDAH, autismo o ansiedad, que habían sido sugeridos por estudios anteriores con menos rigor metodológico.
Estos hallazgos sugieren que el riesgo asociado al uso temprano de antibóticos no es generalizado. Más bien, afecta de forma selectiva a ciertas vías inmunitarias y posiblemente a mecanismos del desarrollo cognitivo aún poco comprendidos.
Un llamado a la prescripción más prudente
Daniel Horton, autor principal del estudio, enfatiza que los antibióticos siguen siendo medicamentos esenciales, especialmente para infecciones bacterianas graves. Pero también recuerda que no todos los cuadros en niños pequeños requieren tratamiento antibacteriano inmediato.
"Los antibióticos desempeñan un papel fundamental en la lucha contra las infecciones bacterianas, pero los médicos deben ser juiciosos al recetar antibióticos a niños menores de 2 años, ya que el uso frecuente puede afectar la salud a largo plazo", dijo Horton, quien es miembro del Centro de Farmacoepidemiología y Ciencia del Tratamiento dentro del Instituto Rutgers para la Salud, la Política de Atención Médica y la Investigación del Envejecimiento.
El estudio ofrece evidencia robusta para promover un uso más juicioso de los antibóticos antes de los 2 años, priorizando la vigilancia clínica y evitando tratamientos innecesarios ante infecciones leves o virales.
Proteger el microbioma en los primeros años podría ser una herramienta clave para prevenir condiciones inmunitarias y cognitivas más adelante. La investigación futura podrá ayudar a entender mejor los mecanismos implicados y a definir estrategias de prevención más precisas.

Una ventana crítica para la salud futura
"Los antibióticos son medicamentos importantes y, a veces, que salvan vidas, pero no todas las infecciones en niños pequeños necesitan ser tratadas con antibióticos", dijo Horton. "Los padres deben continuar consultando con los médicos de sus hijos sobre el mejor curso de atención".
Este amplio estudio retrospectivo aporta evidencia sólida sobre los riesgos selectivos del uso temprano y repetido de antibióticos. Alergias comunes como el asma y la rinitis, y en menor medida condiciones neurológicas como la discapacidad intelectual, podrían tener su origen en una exposición excesiva a estos medicamentos durante una etapa clave del desarrollo.
Revisar la frecuencia y necesidad de cada prescripción, especialmente en menores de dos años, podría ser una de las formas más simples y efectivas de proteger la salud a largo plazo desde los primeros meses de vida.
Referencias
- Beier M, Setoguchi S, Gerhard T, Roy J, Koffman D, Mendhe D, Madej J, Strom B, Blaser M, Horton D, Early Childhood Antibiotics and Chronic Pediatric Conditions: A Retrospective Cohort Study. The Journal of Infectious Diseases. (2025). doi: 10.1093/infdis/jiaf191