La exposición temprana a antibióticos puede dejar huellas duraderas en la salud metabólica infantil. Así lo demuestra una investigación presentada en el Pediatric Academic Societies Meeting 2025, que analizó a más de 33.000 niños en Finlandia. El estudio revela que los menores que reciben antibióticos en sus primeros 24 meses de vida tienen un mayor riesgo de presentar sobrepeso u obesidad durante la infancia, en comparación con aquellos que no fueron expuestos.
Los datos, extraídos de registros médicos y de crecimiento electrónico, muestran una relación clara entre la administración temprana de antibióticos y un incremento del índice de masa corporal (IMC). El impacto fue más evidente a los dos años, pero también se mantuvo hasta los doce años, lo que indica un efecto persistente a largo plazo. Esta asociación no se observó con el uso de antibióticos durante el embarazo, antes de la gestación o en el nacimiento.
Los antibióticos se prescriben con frecuencia a niños pequeños, y este estudio destaca la necesidad urgente de revisar las prácticas de prescripción en edades tempranas. En un contexto global donde la obesidad infantil sigue en aumento, estos hallazgos añaden una pieza importante al rompecabezas de los factores de riesgo modificables.
"Los proveedores deben ser cautelosos al recetar antibióticos para niños pequeños, especialmente antibióticos innecesarios para infecciones del tracto respiratorio superior", dijo Sofia Ainonen, autora del estudio y médico de la Universidad de Oulu en Finlandia.
Más de la mitad de los niños recibieron antibióticos en los primeros dos años
El 68 % de los niños incluidos en el estudio fueron tratados con antibióticos antes de cumplir dos años, una cifra que refleja una práctica médica extendida. Según los investigadores, estos fármacos suelen administrarse para tratar infecciones comunes como las respiratorias altas, muchas de las cuales son virales y no requieren tratamiento antibiótico.
Además, un 39 % de las madres habían tomado antibióticos el año previo al embarazo, un 27 % durante la gestación y un 21 % de los bebés fueron expuestos durante el periodo perinatal. Sin embargo, ninguna de estas exposiciones mostró relación con el aumento de peso infantil, lo que refuerza que el periodo más sensible parece ser la primera etapa postnatal.
El análisis estadístico fue riguroso y controló múltiples variables como edad materna, nivel socioeconómico y antecedentes médicos.
Los investigadores emplearon modelos de regresión lineal y de riesgos proporcionales, y aun así, los efectos del uso temprano de antibióticos sobre el peso se mantuvieron significativos.

Un incremento pequeño en el IMC, pero con grandes consecuencias
El incremento medio del IMC fue de 0,067 unidades ajustadas por edad y sexo a los dos años, una cifra que puede parecer pequeña en términos absolutos, pero que representa un cambio clínicamente relevante cuando se observa en una población amplia. Este aumento, aunque discreto, se traduce en un mayor riesgo a largo plazo de padecer sobrepeso u obesidad.
El estudio también calculó el riesgo relativo de estas condiciones a los doce años. Los niños expuestos a antibióticos en la primera infancia tenían un 9 % más de probabilidades de desarrollar sobrepeso y un 20 % más de desarrollar obesidad en comparación con aquellos que no recibieron estos fármacos durante ese periodo crítico.
La obesidad infantil afecta a más de 159 millones de escolares en todo el mundo, según datos recientes.
Estas cifras subrayan la necesidad de identificar factores de riesgo tempranos, especialmente aquellos que pueden evitarse o modificarse con intervenciones simples.
¿Por qué podrían influir los antibióticos en el desarrollo del peso?
Una de las hipótesis más aceptadas apunta al impacto de los antibióticos en la microbiota intestinal. Durante los primeros años de vida, el sistema digestivo y su flora bacteriana están en pleno desarrollo, y una alteración en este ecosistema puede tener efectos duraderos sobre la digestión, el metabolismo y la regulación del peso corporal.
Los antibióticos, al eliminar tanto bacterias patógenas como beneficiosas, pueden desequilibrar este entorno y favorecer la colonización por cepas menos saludables. Este desajuste microbiano podría influir en la capacidad del cuerpo para procesar nutrientes, almacenar grasa o regular el apetito.
Aunque este estudio no investigó los mecanismos biológicos directamente, los autores sugieren que futuras investigaciones deberían centrarse en esta línea.
Explorar la relación entre antibióticos, microbiota y obesidad podría abrir la puerta a nuevas estrategias de prevención desde los primeros meses de vida.

Implicaciones clínicas y mensajes para los profesionales de la salud
El hallazgo central de este estudio es claro: la administración de antibióticos en los primeros dos años de vida debe hacerse con cautela.
Si bien estos fármacos son fundamentales para tratar infecciones bacterianas, su uso innecesario o excesivo puede acarrear consecuencias no deseadas a largo plazo.
Las infecciones respiratorias altas, que representan una de las causas más comunes de prescripción en esta etapa, suelen ser de origen viral. Evitar antibióticos en estos casos podría no solo reducir la resistencia bacteriana, sino también proteger a los niños de problemas metabólicos futuros.
Además, este estudio pone sobre la mesa la importancia de reforzar la formación médica en uso racional de antibióticos, especialmente en pediatría. Promover buenas prácticas desde la atención primaria puede ser clave para revertir la tendencia creciente de la obesidad infantil.
El valor de los grandes estudios poblacionales
La investigación se basa en datos recogidos en Finlandia a través de registros sanitarios nacionales, una fuente sólida que incluye historia clínica, recetas médicas y curvas de crecimiento. Más de 33.000 niños fueron seguidos desde el nacimiento hasta los 12 años, lo que otorga a este estudio un peso estadístico y epidemiológico relevante.
Uno de los puntos fuertes del estudio es su diseño longitudinal y su capacidad para analizar múltiples momentos de exposición a antibióticos.
Al comparar periodos como el embarazo, el nacimiento y la primera infancia, los investigadores lograron identificar con claridad el periodo de mayor vulnerabilidad.
Este tipo de análisis no solo ayuda a afinar recomendaciones clínicas, sino que también permite orientar políticas públicas en salud infantil. La prevención del sobrepeso infantil puede comenzar antes de que el niño diga su primera palabra o dé su primer paso.

Una oportunidad de prevención desde los primeros meses
Prevenir la obesidad infantil es un objetivo de salud pública global, y este estudio muestra que una de las acciones más simples puede ser también una de las más eficaces: evitar el uso innecesario de antibióticos en los primeros años de vida.
Esta etapa temprana representa una ventana crítica en el desarrollo del metabolismo y del sistema inmunitario.
El equipo investigador sugiere que los estudios futuros sobre las causas de la obesidad infantil deben centrarse en el impacto de los antibióticos durante estos dos primeros años. Al entender mejor los mecanismos detrás de esta asociación, se podrían diseñar intervenciones más precisas.
Cada receta cuenta, especialmente en los primeros 24 meses, cuando se sientan las bases del crecimiento infantil. Una prescripción responsable hoy puede traducirse en una mejor salud mañana.
Referencias
- Ainonen S. Timing of Early Antibiotic Exposure and the Risk of Being overweight and Obesity in Children. Presented at: 2025 Pediatric Academic Societies Annual Meeting. Honolulu, Hawaii. URL: pas-meeting.org