Una de las mejores enseñanzas que podemos dar a nuestros hijos es la de aprender a ahorrar, a valorar lo que cuesta conseguir las cosas, el tiempo que es preciso dedicar a ganar dinero y lo necesario que es organizarse para ser todo lo felices que podamos.
De acuerdo con un estudio publicado por la Universidad de Cambridge, resulta que los conceptos relacionados con el ahorro, el gasto y el dinero, se forman en los niños y las niñas a partir de los 7 años de edad. Ahí es cuando resulta interesante que empecemos a educarles para que de forma sencilla implementen en su vida el hábito de ahorrar.

Las cuatro huchas
La costumbre de dar una paga a los niños contribuye a que estos aprendan que el dinero no es infinito y que no tenemos un árbol del que coger dinero cuando lo necesitemos.
Es educativo que tengan su propio dinero por lo que darles una asignación semanal o mensual suele ser una práctica común en muchas familias además de muy práctica.
Normalmente, los niños y niñas, suelen recibir pequeñas cantidades de dinero en días especiales, como regalo o por ayudar en algunas tareas más complicadas. Todas esas fuentes de ingresos son interesantes siempre y cuando también les enseñemos a ahorrar al menos una parte de lo que reciben.
El empresario, escritor y conferenciante T. Harv Eker, ha planteado como hábito para que los niños aprendan a ahorrar, el método de las cuatro huchas. Un método que él defiende por sencillo y eficaz para educar a los más pequeños.
Se trata de que ellos mismos seleccionen cuatro huchas para organizar sus finanzas de forma que les sirva como enseñanza para toda su vida. En cada una de las huchas es importante que se “pacte” con la niña o el niño, la cantidad que se va a guardar y para qué va a ser destinada.
En una primera hucha se podría guardar un cuarto del dinero y lo destinaríamos a los gastos obligatorios, los gastos propios, los regalos de cumpleaños de los amigos o de los hermanos. Gastos que ellos saben que están ahí y que va a haber que afrontar.
En una segunda hucha podemos plantear guardar otra cuarta parte de lo que ingrese nuestro hijo. Es una manera de tener reservas por si acaso las necesitáramos de forma que no hayamos podido prever.
En la tercera hucha se puede meter dinero para los gastos pequeños, para salir con los amigos de vez en cuando, para hacer alguna pequeña compra. Gastos habituales pero de pequeño importe.
Y en la última hucha podríamos hablarles de lo importante que es ser solidarios. Podríamos decidir juntos una cantidad para guardar en esta hucha que podemos destinar al final del año para una ONG, para una acción solidaria, para ayudar a un colectivo que les interese. Para aprender a compartir y a empatizar.

Flexibilidad y educación financiera
Según van creciendo las necesidades de nuestros hijos estas se van modificando y habitualmente crecen por lo que la educación financiera va a ser imprescindible para ellos.
Es interesante que poco a poco vayan aprendiendo incluso a elaborar un presupuesto, teniendo en cuenta el dinero que ingresan y los gastos que quieran y puedan tener.
Es importante fijar un porcentaje de ahorro, que el hábito de ahorrar se desarrolle de una forma natural en la infancia para que siga manteniéndose durante la adolescencia y después en la edad adulta.
No se trata de hacer una obligatoriedad basada en el sacrificio sino más como la posibilidad de contar con oportunidades a partir del dinero que durante un tiempo ellos mismos hayan ahorrado. Siempre siendo concretos y marcando metas reales que puedan ser alcanzadas por nuestros hijos en un tiempo provincial para que no se frustren con unas expectativas que nunca llegan y el hábito pueda entenderse casi como un castigo. Nada más lejos de nuestra intención a la hora de educarles.