Tenemos todos muy claro que las vacaciones son un momento perfecto para descansar, para relajarnos un poco de la rutina del año y del curso escolar, una oportunidad para que los niños disfruten y aprendan, que jueguen y que tengan un ritmo mucho más calmado, sin prisas ni agobios, sin horarios que cumplir y mantener cada día.
Las vacaciones son un momento perfecto para experimentar, para vivir nuevas experiencias pero eso no quita para que no sea también necesario, sobre todo para los niños, que haya un cierto equilibrio entre actividad y tiempo de descanso, entre los momentos de ocio y relajación y aquellas actividades con las que es sano y conveniente estimular su capacidad cognitiva.

LSE la combinación perfecta según los psicólogos
LSE son las siglas en inglés de tiempo libre (leisure), deporte (sports) y actividades educativas (educational activities), el trío perfecto según recomiendan los profesionales de la salud mental, para que los niños disfruten y aprovechen el tiempo de las vacaciones.
Para Sergio Pérez Ruiz, profesor de Psicología de la Universidad Europea de Valencia, “cada familia es un mundo y mientras algunos padres optan por jornadas más relajadas y tranquilas, otros se esfuerzan por programar agendas repletas de actividades. Lo ideal es diseñar para cada día un horario estructurado que combine tiempo libre, deportes y alguna tarea educativa.”
Es importante tener en cuenta las necesidad y los gustos de nuestros hijos para ir alternando sus momentos de ocio y descanso con la realización de actividades que les diviertan al mismo tiempo que estimulan su capacidad cognitiva y despiertan su curiosidad.
Y a todo esto hay que añadir, según explica el profesor Pérez Ruíz que es fundamental que “los niños vean que todo lo que sus padres han ideado para ellos durante las vacaciones, tiene un propósito, ya sea la interiorización de los valores del deporte, como la disciplina y el esfuerzo, o el refuerzo de alguna asignatura en la que pueden ir más flojos en el colegio.”
Ocio, cultura y deporte
Mantener a los niños activos a través del deporte, juegos al aire libre o excursiones no sólo contribuye a su desarrollo físico, sino que también promueve hábitos saludables; lo mismo ocurre con actividades que podemos desarrollar durante todo el año, como visitas a museos, talleres creativos o cualquier otro tipo de tareas educativas, que ofrecen a los más pequeños la oportunidad de aprender fuera del aula contribuyendo a estimular su curiosidad y fomentan su interés por aprender.
Siempre con mesura, sin recargar su agenda ni durante las vacaciones ni durante el tiempo que dura el curso escolar ya que esto puede desembocar en un agotamiento físico y mental de los menores, como advierte el profesor Pérez Ruíz que podría incluso desembocar en una pérdida de creatividad si no se les deja tiempo para el juego libre o hasta en situaciones de estrés o ansiedad en los casos más extremos.

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