Trump quiere cerrar el Departamento de Educación de Estados Unidos con todas sus consecuencias

Trump quiere cerrar el Departamento de Educación tal y como prometió en campaña, con todas sus consecuencias.
Trump quiere cerrar el Departamento de Educación

El presidente electo Donald Trump prometió durante su campaña electoral una medida drástica si llegaba al poder, el desmantelamiento del Departamento de Educación federal del país"Una cosa que haré muy pronto en la Administración es cerrar el Departamento de Educación en Washington, DC", advertía Donald Trump en un vídeo de su campaña. 

Un ambicioso proyecto que busca cambiar profundamente la gestión educativa en todo país, redistribuyendo funciones y redefiniendo las prioridades educativas, según explicaba el actual presidente durante su campaña electoral.  

La propuesta de Donald Trump de cerrar el Departamento de Educación representa un cambio radical en la forma en que Estados Unidos gestiona su sistema educativo. Aunque es un proyecto ambicioso, su implementación está plagada de obstáculos y podría traer consecuencias significativas para millones de estudiantes y familias norteamericanas.  

Una intención que no viene de ahora

Desde su primera campaña presidencial, Donald Trump ha expresado siempre un fuerte desprecio por el Departamento de Educación, al que ha acusado públicamente de estar controlado por "radicales, fanáticos y marxistas". Ha llegado a decir que son funcionarios que odian a los niños. Entre las medidas que pretende tomar están la de prohibir la lectura en los centros de determinados libros, eliminar la esclavitud de los libros de historia y desviar la financiación de la escuela pública a colegios religiosos a pesar de que puedan contribuir a la segregación.

Todo ello porque, según sus palabras, las escuelas públicas estadounidenses están "adoctrinando" a los niños con contenidos inapropiados de carácter racial, sexual y político por lo que el cierre de esta institución federal es, para Donald Trump algo imprescindible con el fin de "devolver el control a los estados" y promover lo que él llama “la tradición estadounidense”

Trump quiere cerrar el Departamento de Educación

Cómo pretende hacerlo

Desmantelar un departamento de carácter federal no es algo sencillo. Hay que tener en cuenta que desde aquí se supervisan los estándares educativos de todo el país y además, se gestiona una parte fundamental de los fondos económicos destinados a la educación y a los préstamos estudiantiles. Precisamente, en este sentido, el  Departamento de Educación administra una cartera de 1,5 billones de dólares en préstamos estudiantiles, ayudando a más de 40 millones de jóvenes estudiantes a financiar sus estudios superiores.

Según el plan que ha ido comentando Trump a lo largo de su campaña, su intención es hacer una transferencia de las funciones de este departamento a otros como el Departamento de Salud o el de Servicios Humanos, además de eliminar la financiación a las escuelas públicas porque a su modo de ver promueven contenidos “inapropiados”, al mismo tiempo, pretende premiar a aquellas escuelas y colegios que implementen programas de elección escolar y quiere incluir también el uso de vales para asistir a colegios privados o religiosos.

Uno de los objetivos que tiene con este cierre es el de cambiar las normativas que afectan a áreas como los derechos civiles y la acreditación universitaria. Por ejemplo, podría retirar protecciones para estudiantes LGBTQ+ bajo el Título IX, que actualmente prohíbe la discriminación por identidad de género y orientación sexual. 

Trump quiere cerrar el Departamento de Educación

Cuál será el impacto

Habrá dos áreas en las que se notará mucho el cambio, por un lado las escuelas públicas y por el otro las universidades y los colegios que dependen de financiación del estado.

La financiación federal representa solo el 14% del presupuesto de las escuelas públicas, pero es esencial para programas dirigidos a los estudiantes más vulnerables.  Si se eliminan estas ayudas, se estima que aumenten las desigualdades educativas sobre todo en las comunidades con ingresos más bajos, además las políticas que Trump pretende fomentar de elección escolar, serán más beneficiosas para las familias con más recursos, a las que se les facilitará el acceso a centros privados.

Las universidades y en general la educación superior en Estados Unidos depende más de la financiación del estado, bien por ayudas directas o por subvenciones para la investigación. Sin esta financiación aumentarán los costes de matrícula, lo que expulsará a muchos jóvenes del sistema educativo y aquellas universidades que promuevan políticas de diversidad o inclusión podrán sufrir recortes e incluso multas o sanciones económicas.

En definitiva, el cierre del Departamento de Educación tendría un impacto profundo y duradero en el sistema educativo estadounidense. Aumentarán las desigualdades educativas entre estados e incluso entre comunidades, habrá menos protección para los derechos civiles en las escuelas y supondrá un cambio del modelo educativo centrándose más en el mercado que en la formación.

Los seguidores de Trump ven esta medida como un paso hacia la “descentralización y la libertad educativa” pero muchos expertos advierten que podría debilitar la calidad y la equidad del sistema educativo del país y de la sociedad norteamericana durante mucho tiempo.  

Es verdad que a pesar de contar con un Congreso mayoritariamente republicano, no se descarta que Trump tenga que enfrentarse a la resistencia de algunos miembros de su propio partido que ya han expresado dudas por el impacto de esta medida en comunidades vulnerables.

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