“El cerebro de los niños expuesto a una estimulación musical temprana presentará mayor creación de interconexiones neuronales que facilitan sus funciones ejecutivas en el futuro”, según un reciente estudio publicado por la Dra. Nadine Gabb, investigadora del laboratorio de Neurociencias del Hospital Infantil de Boston.
En este sentido, los cuentos cantados representan un excelente recurso de estimulación temprana y pueden empezar a utilizarse desde el primer día que el bebé llega al mundo e, incluso, desde el embarazo como recomienda la neuroeducadora Elvira Perejón: “Nunca es demasiado pronto para leer y cantar a los más pequeños”
Perejón ha fundado junto a su marido, Juan Fernando Sempere, el proyecto educativo Educación Incondicional (@educacionincondicional) desde el que imparten formaciones online y presenciales para familias y profesionales y donde, precisamente, el cuento cantado, es motor central de la empresa. Además de talleres de estimulación musical temprana, también organizan conciertos didácticos.
Sempere es experto en musicoterapia y en pedagogías musicales activas. Ambos son, además, maestros y, “sobre todo”, padres de tres niños.
Perejón es especialista en neuropsicología y experta en estimulación temprana del lenguaje y educación musical infantil y así explica de qué forma los cuentos cantados potencian el desarrollo de las funciones ejecutivas cerebrales:
“Este conjunto de capacidades cognitivas y actividades mentales complejas, son necesarias para planificar, organizar y evaluar el comportamiento para adaptarse con éxito al entorno y para alcanzar metas. Así, el cuento cantado ayuda a favorecer, por ejemplo, la resolución de problemas o la flexibilidad cognitiva, que consiste en analizar las situaciones desde nuevas perspectivas que nos dan las historias, facilita la modificación del propio punto de vista y amplía horizontes para buscar alternativas ante situaciones no esperadas y además, posee una estrecha relación con el pensamiento creativo”.

Además, con la ayuda de los estribillos repetitivos también se favorece la memoria de trabajo y operativa, apunta la neuroeducadora.
Las ventajas de los cuentos cantados no se quedan aquí sino que también resultan una excelente herramienta para aumentar el vocabulario y promover el desarrollo del lenguaje, fomentar la concentración y atención, potencian la creatividad y la imaginación, además de impulsar las habilidades sociales y reforzar el vínculo emocional.
Cuentos para leer y cantar
En cuanto a los beneficios propiamente musicales los cuentos cantados potencian el desarrollo del ritmo, el equilibro y la coordinación: “Las canciones que narran estas historias, invitan a bailar o a marcar el ritmo de su melodía. Esto genera un buen desarrollo de la psicomotricidad y ayuda a controlar el equilibrio y la coordinación motora, generando conciencia del propio cuerpo en el espacio, ayudando a promover también el desarrollo del oído interno.”
Y también amplían su riqueza musical: El uso de esta herramienta, aporta un gran bagaje sonoro, que repercutirá de forma efectiva en su aprendizaje musical. Los niños estarán expuestos a diferentes estilos musicales, ritmos variables, modos y métricas. Existen cuentos cantados compuestos de forma original, que ampliarán sus horizontes musicales viajando desde el blues a los tanguillos de Cádiz , como puedes ver aquí
Para comenzar a cantar cuentos, Perejón recomienda hacerse con una buena selección de títulos: "Los mejores cuentos para comenzar a cantar historias deben ser de pequeño tamaño y en formato cartoné para poder adaptarse a la exploración de pequeñas manitas" Así, algunas de las colecciones favoritas para este fin son, según esta experta: “De la cuna a la luna” de la editorial Kalandraka y escritos con gran sensibilidad por Antonio Rubio., la colección “Mus mus” de Teresa Porcella o la colección “La cereza” escritos por Mar Benegas, ambos pertenecientes a la editorial Combel.
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