Paul Dix es maestro y formador de docentes y padres. Este experto londinense, también padre de familia, acaba de publicar un libro en nuestro país “Cuando los padres cambian, todo cambia” y en él desgrana los pilares fundamentales de su método de educación: calma, coherencia y crianza positiva y relacional.
Este libro podría considerarse la continuación de su obra anterior “When the adults change, everything changes" (”cuando los adultos cambian, todo cambia”). En esta obra Dix proponía con su filosofía un cambio radical en el comportamiento de los niños y adolescentes en los centros educativos. Ahora adapta su método al contexto familiar.
Para este profesor británico, una de las claves fundamentales en la educación de los niños tanto en casa, como en el colegio es aprender a educar sin gritar. Este es el primer y necesario paso que el experto destaca de entre sus consejos prácticos a la hora de ejercer una adecuada educación emocional.
“Hay cada vez más pruebas de que una crianza emocional que se traduce en gritos sistemáticos a los niños es problemática. Los niños desregulados necesitan adultos regulados”, afirma Dix en una reciente entrevista publicada en un suplemento de un diario nacional.

Comprometerse a dejar de gritar es el paso más importante de todos señala el experto en su nuevo libro. Sin embargo, padres y madres continúan elevando la voz, aún siendo conscientes de que esto no lleva a ningún sitio. En este sentido, el profesor británicao explica que los padres lo hacen de forma intuitiva y porque les parece correcto. “Consideran que es el atajo más rápido hacia la paz, pero una buena gestión del comportamiento es contraria a la intuición”.
No se enseña a un niño a no gritar gritándole, añade Dix. “Más bien al contrario. Puede que detengas el comportamiento en el momento, pero estás acumulando problemas. ¿Qué hacer cuando los gritos dejan de funcionar? ¿A qué recurrimos entonces? Si gritas a tu hijo todos los días, algo tiene que cambiar, y quizás ese algo seas tú”. Ahí está el truco.
Para evitar los gritos el formador de padres y docentes aconseja:
“En el momento en que un niño te grita, te contesta mal o es grosero, puede ser mejor que te centres en la instrucción que querías darle en lugar de en su protesta. Podemos optar por respirar y retrasar nuestra reacción, pero hay que tener claro que una crianza coherente significa que tendremos esa conversación cuando las cosas se calmen”.
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