Claves para aprender a educar sin gritar

La experta en educación y autora de los libros "Educar sin perder los nervios" y "¿De qué está hecho el amor?", Tania García, proporciona pautas para saber actuar con calma cuando se dan situaciones conflictivas con nuestros hijos e hijas. 

Tania García es educadora social e investigadora socioeducativa. Lleva más de 20 años dedicados a defender los derechos de la infancia y de la adolescencia  y luchar contra lo que ella llama el adultocentrismo

Hace cuatro años  creó Educación Real. Con esta filosofía como base, la experta en educación imparte talleres y formaciones para integrar una educación respetuosa en los hogares y en las instituciones educativas. El próximo taller será el 22 de noviembre y se puede realizar, de forma gratuita, al comprar el nuevo libro que ha publicado. ¿De qué está hecho el amor?, una fábula cargada de valores  y aprendizajes para la vida. 

En uno de estos talleres formativos online dirigidos a padres y madres, Tania García asegura que la manera en que educamos viene dada, sobre todo, por la forma en la que hemos sido educados y tratados en nuestra infancia y adolescencia y  explica las claves para aprender a educar sin gritar. Te las contamos de forma resumida.

Claves para aprender a educar sin gritar

Primera clave: conoce tu mundo emocional para equilibrarte y poder conectar (de verdad) con las necesidades de tus hijos e hijas.

García explica que de lo que se trata es de identificar las emociones y saber dónde establecerlas. En eso consiste el equilibrio. Hay que unir la emoción, que es involuntaria, con el razonamiento y, de esta forma, se consigue el equilibrio emocional, que nos ayuda a conocernos y a tomar decisiones sin dañar.

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Si, por ejemplo, tu hijo no hace los deberes, después de habérselo dicho más veces de las que te gustaría y eso te genera una rabia interior, antes de que estalles emocionalmente y le repitas que los haga de una vez con la voz demasiado alta, párate a pensar: “Tal vez mi hijo está cansado porque ha pasado hoy muchas horas en el colegio y eso explica que no quiera ponerse ahora a hacer la tarea”.

Identifica lo que sientes (¿rabia? ¿enfado?). Al ponerle un razonamiento, te das cuenta de que lo que, tal vez, necesita tu hijo en ese momento es descanso. Llegas a la conclusión de que tiene que hacer los deberes, sí, pero antes puede disfrutar de un momento de descanso.

Este proceso no es fácil y no se consigue de la noche a la mañana. Para facilitar su aprendizaje, la educadora social describe cómo se puede conseguir el objetivo de educar sin gritar paso a paso:

Paso 1: Siente y experimenta tus emociones. Ponte en situación: sientes un montón de rabia o enfado porque tu hijo ha suspendido Párate a pensar: ¿Por qué tengo esta rabia? ¿Qué siento? García explica que detrás de una emoción siempre hay un por qué. Se trata de experimentar esa emoción de rabia y ver qué es lo que está pasando en tu interior.

Paso 2: Identifica y conoce tus emociones Cuando te paras a pensar la razón de por qué sientes ese sentimiento de rabia o enfado (estás cansada, llegas tarde) estás caminando hacia el equilibrio emocional que como adulto, se supone que tienes que tener. La madurez emocional consiste en tener un conocimiento de lo que te ocurre, por qué te ocurre y para qué te ocurre

Paso 3: Acepta tus emociones porque son legítimas. Las emociones nos ayudan a sobrevivir, pero hay que transformarlas para que no hagan daño a otros. Busca el motivo que las produce, pero ten en cuenta que nunca se puede culpabilizar a otro de lo que sentimos y, mucho menos, a nuestros hijos. No le digas: “Estoy enfadada o triste porque has suspendido”

Paso 4: Equilibra Párate a pensar cuál es el motivo que ha producido tu enfado. A veces, nos centramos más en nuestras propias expectativas que en las verdaderas necesidades de nuestros hijos. Te puedes preguntar, por ejemplo: ¿Me molesta que  haya suspendido porque le estoy comparando con los demás? Su primo saca muy buenas notas y me gustaría que mi hijo también las sacara para presumir en la próxima comida familiar

Paso 5: Cuídate, porque si no te cuidas, no vas a ser capaz de cuidar a los demás adecuadamente. Muestra atención al conjunto de tus emociones junto al autocuidado. Pero, ¡ojo!, advierte la experta: nuestros hijos no nos tienen que cuidar, somos nosotros los que tenemos que cuidar a nosotros mismos.

Unas horas de relax y salud

Paso 6: Esfuérzate diariamente en tener una convivencia respetuosa y amable. La experta en educación aconseja poner en práctica este proceso en todos los ámbitos, no sólo en las relaciones con tus hijos, sino también en el trabajo o con tus familiares y amigos: "Practica siempre que puedas y verás como la próxima vez que tengas un conflicto con tu hijo o hija te resultará mucho más fácil actuar desde la calma y el equilibrio".

Segunda clave: Conocer el mundo emocional de nuestros hijos e hijas para conectar con ellos y dejar de educar con violencia:

Conocer su mundo emocional implica empalizar, ponernos en la piel de nuestros hijos e hijas, reconocer que tienen otra forma de experimentar, de sentir, de vivir...porque su cerebro está en otra etapa completamente diferente a la nuestra. Hay que conectar con sus emociones, captar lo que les ocurre en cada momento y poder identificarlo. No significa que tengas que ceder en todo momento, pero sí acompañarlo en todas y cada una de sus emociones. 

Sé su sostén emocional. Por ejemplo, si se siente frustrado porque no se quiere ir a dormir, reflexiona, ¿qué puede haber detrás de esa frustración? Tal vez no ha pasado suficiente tiempo contigo hoy o ha tenido problemas en el colegio. De lo que se trata es de conectar con lo que están sintiendo, porque el conocimiento emocional de nuestros hijos e hijas conlleva un acompañamiento y empieza por la empatía.

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