Los niños y los adolescentes cada vez piensan más en suicidarse, tal y como se desprende de un reciente estudio llevado a cabo con 81.051 pacientes pediátricos de urgencias en varios hospitales de Illinois. La salud mental infantil y juvenil se está deteriorando y esto es una realidad que, si bien se daba antes de la pandemia, después de ella se ha hecho mucho más evidente. “La salud mental de niños y adolescentes necesita ser atendida con urgencia”, advierten los pediatras de manera insistente.

Un añadido que hace más complicada aún la situación es que los niños no saben identificar cuándo su salud mental está sufriendo y, por tanto, es complicado que los padres sepan cuándo un niño necesita o no una ayuda psicológica. Sin embargo, hay algunos factores que pueden ayudarlos a identificar cuándo ha llegado el momento de pedir este tipo de ayuda.
Por ello, queremos ayudarte a identificar si un niño necesita ir al psicólogo (o no).
¿Cómo se toma tu hijo los acontecimientos importantes?

“Pueden darse acontecimientos importantes, como el fallecimiento de un familiar, el nacimiento de un hermano, una mudanza o un divorcio y que los niños no tengan ninguna sintomatología al respecto”, afirma Gema Campos, psicóloga y psicoanalista. “Quizás el niño con sus propios recursos es capaz de inventar algo que le permita seguir adelante”, continúa.
Sin embargo, no todos los consiguen. Por eso, la especialista advierte de una serie de síntomas a tener muy en cuenta si se ha producido un acontecimiento que haya trastocado de alguna manera la vida del menor:
- Aparecen TICS nerviosos
- Empeora el rendimiento académico
- Pierde el interés por alguna actividad que antes le gustaba
- Se ha convertido en un niño muy demandante, agresivo o irascible, de repente
Sin embargo, que el niño no experimente alguno de estos síntomas, no significa que todo esté bien: “Puede suceder que aunque haya nada significativo, después de un acontecimiento importante, el niño experimente reacciones de ansiedad desproporcionadas si acudimos a buscarlo al colegio cinco minutos tarde, o que aparezca un miedo atroz a que les pase algo a sus padres o a que sea abandonado”, expone la misma profesional. Si se da algo así, podría ser indicador de que algo no anda bien y de que es necesario intervenir.
Niños que necesitan atención psicológica aunque no haya pasado nada (aparentemente)

Los acontecimientos que trastocan la rutina del niño no son los únicos desencadenantes para que este necesite ayuda de un psicólogo. “los cambios en su mente pueden darse por el propio desarrollo del niño, sin tener que ver con sucesos externos”, expone Gema Campos. “Se preocupa demasiado por el colegio, por las catástrofes naturales y, a pesar de que intentas dar argumentos para que se tranquilice y abordas el tema con calma, pasados unos días el tema vuelve a salir con una nueva preocupación añadida”, expone. Si se da el caso, es recomendable consultar con un psicólogo infantil.
Esos cambios en su desarrollo pueden hacer que aparezcan conductas agresivas, dificultades a la hora de relacionarse en el colegio, irascibilidad, mala alimentación,… “Cuando estos malestares no son transitorios y afectan a su día a día y le conllevan un sufrimiento notable, es el momento de acudir a una terapia infantil”.
el malestar psíquico no debe ser habitual
Para terminar, la profesional de la psicología recuerda algo muy importante: “Un niño sano duerme, come, va al colegio, juega con ganas, habla y cuenta las cosas que le ha sucedido, expresa sus dudas y sus miedos, se divierte, pide cariño al adulto de diferentes maneras y, ante sucesos desagradables, los afronta y sigue adelante”. Teniendo esto en cuenta, los padres pueden estar atentos para notar cuándo alguna de estas áreas esté afectada de manera reiterada y no mejora. En ese caso, será muy recomendable consultar a un profesional.