¿Sabías que los niños deben aprender a gestionar sus emociones en presencia de sus padres? Menudas Rabietas (Ed. Cúpula), de Rafa Guerrero, es un libro imprescindible para comprender por qué se dan las rabietas y los malos comportamientos en los niños.
“Si no somos empáticos con nuestros hijos no podremos cubrir sus necesidades ni acompañarlos emocionalmente. Sin conexión emocional, no hay responsabilidad”, explica el experto.

¿Las emociones son iguales en todos los niños?
No hay que tratar a todos los niños igual porque las emociones son únicas y personales no le ofrecemos respuestas afectuosas de manera reiterada, el cerebro del menor no podrá llevar a cabo la asociación natural entre conexión con el adulto y alivio.
De esta manera, el mensaje implícito que estamos transmitiéndole es que no puede contar con sus figuras de referencia y que solo puede confiar en sí mismo, a pesar de sus pocos recursos.
Cuando tu hijo esté en plena rabieta trata de colocarte lo suficientemente lejos como para respetar su espacio, pero, a la vez, los suficientemente cerca para que se sienta respetado y acompañado. Los abrazos pueden ser la solución.

En las rabietas y las emociones no has de olvidar que…
- Los niños, aunque los etiquetemos de malos, desobedientes y retadores, solo quieren que los atiendan, los amen y pertenecer al grupo familiar.
- No todas las emociones gozan de un mismo estatus en nuestra sociedad. Por desgracia, las emociones mal denominadas negativas tendemos a ignorarlas.
- Las emociones nos aportan información fundamental para nuestra supervivencia. La tristeza aparece cuando perdemos algo o se produce un punto de inflexión importante en nuestras vidas; el miedo nos informa de un peligro potencial, mientras que la rabia aparece ante la injusticia.
- Las emociones son universales, las experimentamos desde el vientre materno. Aun así, para reconocerlas y gestionarlas bien necesitamos del acompañamiento de los adultos.
- La sociedad y determinadas familias permiten a los niños la expresión de emociones como la rabia, mientras que a las niñas se les permite expresar la tristeza.
- No nos preguntamos el porqué de emociones agradables como la alegría, pero sí el de las emociones de defensa: miedo, rabia y tristeza.
- La manera en la que tradicionalmente se ha procedido ante las rabietas de un niño es poniendo en marcha la extinción de conducta, es decir, ignorar al niño mientras le dure la rabieta.