Las principales funciones del útero son la recepción del embrión así así como albergar y nutrir al feto durante la gestación. El útero consiste en un órgano hueco, muscular y que presenta forma de pera, el cual posee un total de tres capas: el perimetrio, una túnica senora externa; el miometrio, una túnica muscular gruesa; y el endometrio, que se trata de una túnica mucosa interna.
El endometrio consiste en la capa en la que se lleva a cabo la implantación. Debido a ello, se producen en ella distintos cambios tanto morfológicos como funcionales que se encuentran estrechamente asociados con la liberación cíclica de diferentes hormonas.
Debido a ello, es considerado como uno de los elementos esenciales durante el ciclo menstrual, así como también durante el embarazo. Es también conocido con el nombre de revestimiento endometrial, y se encuentra compuesto fundamentalmente por tejido mucoso.
Posee dos capas. La primera, el estrato basal, se adhiere al miometrio, que es una capa de tejido de músculo liso del útero. Esta capa sirve como ancla para el endometrio en el interior del útero, permaneciendo por lo general relativamente sin cambios.
No obstante, la segunda capa sí se caracteriza por ser dinámica, lo que significa que cambia en respuesta al flujo mensual de hormonas que guían el ciclo menstrual. Por este motivo, es también denominado con los nombres de estrato funcional o capa funcional. Y es, precisamente, la parte del endometrio donde el óvulo fecundado tras aproximadamente 6 días desde la fecundación (o blastocisto), acabará implantándose, permitiendo el posterior desarrollo fetal.
Por lo general, tanto el flujo como el reflujo del revestimiento endometrial siguen un ritmo bastante predecible. Sin embargo, esto podría verse alterado por la existencia de determinadas anomalías del revestimiento endometrial. A continuación, te explicamos cuáles son las más comunes.
Endometriosis
La endometriosis consiste en un trastorno en el que el tejido que reviste el útero normalmente tiende a crecer fuera del útero, afectando en particular a los ovarios, las trompas de Falopio y, a su vez, al tejido que recubre la pelvis. Por el momento no se sabe a ciencia cierta qué lo causa, aunque existen distintas teorías.
En lo que se refiere a los síntomas que suelen surgir, lo cierto es que pueden manifestarse de distintas maneras. Dado que los síntomas tienen que ver con la ubicación donde se producen las lesiones, los síntomas de cada mujer variarán. No obstante, sí existen algunos síntomas característicos, como dolor pélvico, dolor antes y / o después de la menstruación, calambres menstruales severos, sangrado menstrual abundante o irregular, dolor intestinal, dolor de vejiga y esterilidad.

Existen distintas opciones de tratamiento. Los tratamientos hormonales son los más comunes, utilizados con la finalidad de regular las hormonas del ciclo menstrual que son las causantes del engrosamiento, la descomposición y el sangrado del tejido endometrial. Un buen ejemplo lo encontramos en las píldoras anticonceptivas, en la terapia con progestina o inhibidos de la aromatiza o en los agonistas y antagonistas de la hormona liberadora de gonadotropinas, que generan un menopausia artificial.
Los medicamentos para tratar el dolor pueden ser también útiles, sobre todo a la hora de calmar las molestias y los dolores más intensos.
Otra opción de tratamiento es la cirugía conservadora, cuyo objetivo principal es el de eliminar o destruir la endometriosis, restaurando la anatomía distorsionada. Así, cuando la endometriosis se quita, el dolor puede aliviarse. Es más, en caso de que la endometriosis esté interfiriendo con la fertilidad, la cirugía puede ayudar a corregir estos problemas.
Hiperplasia endometrial
Consiste en una condición en la que el revestimiento endometrial se vuelve demasiado grueso, lo que suele ocurrir con cierta frecuencia como consecuencia de un desequilibrio hormonal específico, como podría ser el caso de un exceso de estrógeno, en combinación con una ausencia de progesterona.
En estas condiciones, cuando no se produce la ovulación, el revestimiento del endometrio no se desprende y las células que contiene siguen proliferando.
Puede ocurrir durante la perimenopausia, justo en aquellos momentos en los que la ovulación se vuelve irregular, o después de la menopausia, cuando el ciclo menstrual se detiene finalmente por completo. También podría suceder en personas que siguen un tratamiento a base de medicamentos que actúan como estrógeno, o quienes toman altas dosis de estrógeno después de la menopausia (en especial durante un período de tiempo más bien prolongado).
También existen otros factores de riesgo, como períodos menstruales irregulares, sobre todo en personas con síndrome de ovario poliquístico, infertilidad u obesidad. Sus síntomas incluyen sangrado menstrual abundante o de mayor duración de lo normal; períodos más cortos de lo normal; cualquier sangrado que ocurra después de la menopausia.
Cáncer de endometrio
El cáncer de endometrio, o cáncer endometrial, es causado por el crecimiento de células anormales. Se estima que entre un 85 a un 90 por ciento de las mujeres a las que se les diagnostica esta enfermedad presentan un sangrado vaginal anormal. También pueden surgir otros síntomas, como por ejemplo flujo vaginal sin sangre, la sensación de tener una masa en el área pélvica, dolor pélvico y la pérdida de peso inexplicable.
Como coinciden en señalar muchos expertos, si los períodos cambian de forma drástica, o surge un sangrado entre períodos o después de la menopausia, es imprescindible consultar y hablar con el médico. Si bien es cierto que existen causas menos graves para la mayoría de estos síntomas, siempre es conveniente no esperar y acudir a la consulta del especialista.