Los ensayos clínicos con animales han resultado un éxito. El siguiente paso es la aprobación de las pruebas y ensayos con bebés prematuros humanos.
En ello están empeñados desde hace años en el Hospital Infantil de Filadelfia, en Estados Unidos.
Llevan años trabajando en el desarrollo de una especie de útero artificial en el que simular las funciones de los úteros naturales y así ayudar a los bebés extremadamente prematuros, los que nacen en torno a las 23 o 24 semanas de gestación, a terminar su desarrollo natural por completo.
La Agencia Estadounidense Reguladora de los Medicamentos (FDA) ya ha convocado a decenas de neonatólogos, especialistas en bioética, pediatras y diversos expertos para debatir y concretar cómo podría ser el ensayo con bebés prematuros humanos.
Las reuniones están tan avanzadas que todo parece indicar que estos ensayos arrancarán este mismo año 2024.
La investigación estadounidense es la que más cerca se encuentra en estos momentos de iniciar los ensayos en humanos pero no son el único equipo que trabaja en el desarrollo de úteros artificiales, hay equipos trabajando en países como Japón o Australia e incluso en España también se está investigando en tecnologías similares.

Una necesidad, una solución
Los creadores de este útero artificial al que han denominado EXTEND por sus siglas en inglés, han manifestado que la intención de esta investigación no es la de desarrollar bebés durante toda la gestación o lo que es lo mismo, la intención no es la de criar humanos, sino ofrecer una simulación que permita la supervivencia, el crecimiento y desarrollo a los bebés extremadamente prematuros.
El mayor problema al que se enfrentan los bebés prematuros es el escaso desarrollo de sus pulmones y su cerebro, en el útero materno reciben oxígeno, nutrientes, anticuerpos y señales hormonales para eliminar los desechos.
A través de este proyecto de útero artificial, los bebés extremadamente prematuros se colocan en una bolsa llena de un líquido que simula el líquido amniótico del útero materno, los cirujanos conectan los vasos sanguíneos del cordón umbilical del feto a un sistema que oxigena su sangre y permite que su corazón siga funcionando de forma natural.
Discrepancias y conflictos éticos
En esto como en casi todo, no todos los profesionales médicos están de acuerdo en la puesta en funcionamiento de estos úteros artificiales para seres humanos.
Matthew Kemp, reconocido obstetra de la Universidad Nacional de Singapur, planteaba la poca justificación, desde el punto de vista ético que se había ofrecido por parte de los investigadores para poner en marcha un proyecto como este, a menos que “alguien tenga un montón de datos sin publicar.”
Para Michael Harrison, cirujano fetal en la Universidad de California, en San Francisco, Estados Unidos, el conflicto está más en la necesidad real de este tipo de sistemas.
Él señala que a la luz de los datos ofrecidos quizás sería más sensato mejorar el apoyo al embarazo o invertir ese dinero y esa tecnología, en mejorar las técnicas actuales de cuidados críticos a los bebés prematuros.

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