Es una situación bastante dura cuando días o incluso semanas tras la implantación del embrión en el útero, se origina un aborto. En este caso, el feto fallece debido a varias razones y el organismo lo expulsa. Este fenómeno se diferencia del aborto espontáneo, donde el cuerpo suele expulsar los restos de manera natural Sin embargo, en algunas ocasiones, a pesar de la muerte del feto, este permanece un tiempo en el interior del útero: es lo que se conoce como aborto retenido o diferido. Comprender las causas, síntomas y tratamientos es esencial para manejar adecuadamente esta experiencia y planificar futuros embarazos, y eso es precisamente lo que vamos a hacer en este artículo.
¿Qué es un aborto retenido?
Definición y características principales
Un aborto retenido se define como la detención del desarrollo del embarazo sin la expulsión espontánea del embrión o feto. En este caso, el feto fallece, pero el cuerpo de la mujer no lo expulsa de inmediato.
Esta condición puede llegar a pasar desapercibida durante semanas, ya que el organismo no siempre muestra señales evidentes de que algo está mal. La placenta puede seguir funcionando temporalmente, lo que puede llevar a confusión sobre el estado del embarazo.
Este tipo de aborto es detectado generalmente a través de ecografías rutinarias cuando el médico observa la ausencia de latido fetal.
Diferencias entre aborto retenido y aborto espontáneo
Si bien ambos tipos de aborto, el retenido y el espontáneo, comparten la característica de la pérdida fetal, difieren en el proceso de expulsión. En un aborto espontáneo el cuerpo suele reaccionar rápidamente, provocando sangrado y calambres que facilitan la expulsión del feto.
Mientras que como hemos visto anteriormente, en el aborto retenido el cuerpo no reconoce inmediatamente la pérdida, retrasando así la expulsión del feto. Esta diferencia suele implicar que, en muchos casos, el aborto retenido requiera de una intervención médica para completar el proceso de manera segura y evitar complicaciones.

Causas del aborto retenido
Factores comunes y específicos
A pesar de que el organismo no detecta ese fallecimiento, las causas que provocan esta situación son las mismas que las de un aborto natural normal. Algunas de ellas son las siguientes:
- Infecciones.
- Factores endocrinos provocados por un desequilibrio en el nivel de progesterona.
- Razones autoinmunes ocasionadas porque los anticuerpos de la embarazada pueden poner alguna resistencia al feto.
- Trombofilias o anomalías que provocan una alteración en la coagulación de la sangre.
- Alteraciones cromosómicas o genéticas en el feto.
No obstante, a diferencia del aborto normal, estas pueden ser algunas de las razones por las que no se produce la expulsión:
- Ausencia de contracciones uterinas.
- Cuello del útero estrecho o falta de permeabilidad de la vía.
- Desprendimiento del huevo (si se produce a partir de la semana 10).
Impacto de las infecciones y desequilibrios hormonales
Las infecciones, sobre todo las que afectan el tracto reproductivo, pueden ser un desencadenante significativo del aborto retenido. Por otro lado los desequilibrios hormonales, como los niveles inadecuados de progesterona, también pueden afectar la capacidad del cuerpo para mantener un embarazo saludable.
Análisis de riesgos: edad, antecedentes y más
La edad de la madre es un factor de riesgo importante en el aborto retenido, siendo las mujeres mayores de 35 años las más propensas a sufrirlo. También el tener antecedentes de abortos previos hace que aumente el riesgo de que se repitan.
Otras condiciones médicas preexistentes como la diabetes, problemas tiroideos o trastornos autoinmunes también pueden incrementar las probabilidades de un aborto retenido.

Síntomas del aborto retenido
Por qué suelen ser inexistentes
Los abortos normalmente desarrollan sangrado, calambres y dolor, síntomas bastante característicos que indican la muerte del feto. Pero en el caso del aborto retenido, este no muestra ningún tipo de sintomatología y al no expulsar los restos, la mujer no nota nada.
Detección a través de ecografías y pruebas de hCG
Por este motivo, la única manera de descubrir esta situación es en una revisión rutinaria en la que se lleve a cabo una ecografía. Será esta prueba la que revele que el corazón del feto ya no late (y que incluso nunca llegó a latir). También puede mostrar la ausencia de signos vitales o la existencia de un saco gestacional sin embrión (un embarazo conocido como embarazo anembrionario).
En el momento en que se descubre, hay que ayudar al organismo a eliminar al embrión o feto cuando antes, tanto por lo doloroso que puede ser psicológicamente hablando, como por la infección que puede originarse, además de otros problemas como una alteración grave de la coagulación, hemorragias o incluso la muerte de la madre. Es importante entonces, acudir inmediatamente al ginecólogo si se detecta alguna molestia.
Diagnóstico y tratamiento del aborto retenido
Importancia del diagnóstico temprano
Identificar la situación a tiempo permite a los médicos intervenir y ayudar al cuerpo a expulsar el feto de manera segura. Algo que no solo es importante para la salud física de la mujer, sino también para su bienestar emocional, ya que prolongar la situación puede aumentar el estrés y la ansiedad.
Opciones de tratamiento: expectante, médico y quirúrgico
Existen varias opciones de tratamiento para el aborto retenido, dependiendo de la situación específica de cada mujer:
- El manejo expectante implica esperar a que el cuerpo expulse el feto de manera natural, aunque esto puede llevar tiempo y conlleva ciertos riesgos.
- El tratamiento médico utiliza medicamentos como misoprostol para inducir contracciones y facilitar la expulsión.
- En casos donde estos métodos no son efectivos o hay complicaciones, el tratamiento quirúrgico, como el legrado, puede ser necesario para asegurar la eliminación completa de los restos fetales.
Recuperación y concepción futura
Tiempo de espera recomendado para un nuevo embarazo
Lo que debemos saber es que un aborto es un mecanismo que utiliza de manera natural el cuerpo para poner fin a un embarazo que, debido a alguna causa u otra, no funciona como debería. Esto quiere decir que, por lo general, un siguiente embarazo no tendría por qué tener inconveniente en desarrollarse como debería.
La recomendación es dejar pasar dos o tres ciclos menstruales antes de volver a intentar un nuevo embarazo con el objetivo de que las hormonas de la mujer se hayan regulado.
Apoyo emocional y físico tras el aborto retenido
Aunque depende de cada mujer, por norma general el impacto emocional de un aborto retenido suele ser profundo, por lo que es vital que las mujeres reciban el apoyo necesario para afrontar esta pérdida.
El acompañamiento psicológico, junto con el apoyo de familiares y amigos, puede ser crucial para la recuperación emocional. También es importante cuidar el bienestar físico, siguiendo las recomendaciones médicas y permitiendo que el cuerpo se recupere adecuadamente.

Preguntas frecuentes sobre el aborto retenido
¿Es peligroso un aborto retenido?
En el caso de que fuera una circunstancia que ocurriese más de dos veces, sí que convendría hacer un análisis cromosómico con el fin de detectar si hay algún tipo de problema con los padres.
También es esencial, como ya decíamos, que se expulsen cuanto antes los restos del anterior embarazo para que no se produzcan infecciones y no se contamine la siguiente gestación en caso de quedar embarazada demasiado pronto.
¿Qué hacer si se sospecha un aborto retenido?
Si sospechas que has tenido un aborto retenido es importante que acudas al ginecólogo lo antes posible. El médico realizará una evaluación mediante ecografías y pruebas de hCG para confirmar el diagnóstico.
Si tras esto el diagnóstico es que sí, él evaluará el mejor plan de tratamiento según las circunstancias individuales.
¿Cómo afecta el flujo en un aborto retenido?
El flujo vaginal puede no ser un indicador fiable de un aborto retenido, ya que muchas mujeres no experimentan sangrado significativo. Sin embargo, cualquier cambio inusual en el flujo, como un aumento repentino o la presencia de un olor fuerte, puede ser motivo de preocupación y debe ser evaluado por un médico.
