A estas edades es posible que el niño te responda de malas maneras cuando no quiere hacer algo. Normalmente esto se debe a que el propio desarrollo de las emociones del niño le hace tener la necesidad de desvincularse afectivamente de vosotros, sus padres.
Esto hace que continuamente esté recriminando a sus mayores por hacer las cosas “mal”, por lo que les critica y deja de acatar obedientemente todo lo que le ordenan. Es un momento en que deja de “idolatrar” a sus padres y los ve algo más imperfectos. Asimismo, también es una etapa en la que está creando su personalidad, es normal que todavía no entienda todas las actitudes.
¿Qué se puede hacer para evitarlo?
- Analiza la situación, quizá se puede prevenir la mala respuesta. Puede ser que si nos anticipamos a la circunstancia podamos evitar ciertas contestaciones si está en nuestra mano ayudar al pequeño. Si te contesta mal porque le dices que recoja tal cosa cuando está haciendo algo que está disfrutando, puede ser lógico que no le guste dejarlo de repente, quizá te puedes anticipar y avisarle con tiempo.
- Piensa si merece la pena el enfado o la discusión. Antes de enfadarte por algo, evalúa antes si va a ser una discusión realmente trascendente.
- Investiga un poco qué hay detrás. A veces las malas contestaciones vienen por imitación, puede ser que el niño esté imitando una actitud vista en películas, series o incluso en la vida real. Vigila qué es lo que ve o cuáles son sus influencias.
- Explícale que hay formas que no debe utilizar al hablar. Es decir, marca el límite de manera anticipada. Si hay palabras que no debe utilizar, asegúrate de que sepa cuáles no son adecuadas. Asimismo, enséñale que no debe decir todo lo que piensa si va a ofender a otra persona con sus comentarios y que debe mantener la educación.

- Mantén la compostura. No acabes poniéndote a su nivel, recuerda que tú eres la persona adulta. No tengas una reacción exagerada y si quieres que no utilice cierto vocabulario o no tenga ciertas actitudes, no se lo recrimines haciendo precisamente lo que le dices que no haga.
- Hazle saber que te importa cómo se siente. Si te está diciendo específicamente lo que le ha molestado, dile que te interesa, pero que no debe expresar sus sentimientos de esa manera. El hecho de que estés reconociendo y entendiendo sus emociones puede calmarle. Quizá podéis llegar a algún acuerdo.
- Dale opciones adecuadas. Si le das la oportunidad de elegir en algunas decisiones en el día, probablemente reduzcas las posibilidades de que se imponga de manera ofensiva. Eso sí, asegúrate de que todas las opciones que le des son aceptables y que, si decide optar por alguna de ellas, debes respetarla. No le ofrezcas para merendar entre un bollo y una manzana, si no quieres que escoja el bollo.
- Mantén tu paciencia. Si está actuando de forma insolente no “negocies” con él, porque esto hará que su comportamiento se refuerce. Mejor adviértele que su mala contestación tendrá una consecuencia. Por supuesto, será mejor que no lo regañes ni lo “dejes en ridículo” en público, lo que debes hacer es mantener la calma y explicarle que no debe actuar así.