Numerosas investigaciones realizadas a lo largo del tiempo han llegado a la conclusión de que sí, los hijos únicos son más inteligentes, tienen un mayor coeficiente intelectual y en términos generales, consiguen mejores resultados académicos pero esta característica resulta que tiende a ir desapareciendo con la edad.
Así que sí, somos más inteligentes pero solo durante un periodo de tiempo que no es que sea demasiado largo precisamente.
Se han revisado más de 100 estudios científicos en los que se comparó la inteligencia de personas nacidas con o sin hermanos y se encontró que los hijos e hijas únicas, que no habían convivido con hermanos ni hermanas, conseguían unas puntuaciones más altas en las pruebas de coeficiente intelectual.

Los hijos únicos puntuaron más alto en tests de inteligencia y en resultados académicos, lo mismo que pasó con los hijos primogénitos y aquellos que tuvieron solo un hermano pequeño.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que esta puntuación más elevada, se relaciona más con la posibilidad económica de la familia y el reparto que hay que hacer entre los distintos hijos.
Más inteligentes o con más recursos
El hecho de tener más recursos disponibles ayuda a desarrollar las competencias intelectuales tanto de los hijos únicos como de los hijos primogénitos durante el tiempo que lo son, según concluía el anterior estudio mencionado.
La conclusión a la que llegaron estos científicos es que el coeficiente intelectual de una persona está determinado por una combinación de genética y entorno.
No hay una relación directa y exclusiva que demuestre que los hijos únicos tienen un coeficiente intelectual más elevado solo por serlo porque el ambiente y las experiencias personales también influyen en el desarrollo intelectual de una persona y no solo la base hereditaria de la inteligencia.
Otro estudio quiso centrar más su población de análisis entre los alumnos de séptimo y octavo grado y analizaron si el orden de nacimiento tenía algún efecto en el rendimiento académico de los chicos y chicas. Los hijos únicos volvían a destacar por tener un rendimiento académico mejor que aquellos que tenían hermanos menores.
Los investigadores llegaron a la conclusión de que “el tamaño de la familia tiene un efecto medible en los resultados académicos” junto con los recursos, la mayor capacidad de respuesta ante las distintas situaciones que se plantean, la madurez mental de la familia e incluso el cuidado de los padres, son factores que influyen en la educación de los hijos.
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