La palabra que lo define no es la más sencilla que vas a leer hoy, eso vaya por delante y sin embargo quizás esto sea lo más complicado porque después, siguiendo los tres consejos básicos, ponerla en práctica es muy sencillo y el resultado son niños felices y resilientes, según señala la especialista en maternidad Linda Akeson McGurk.
En Suecia hablan de “friluftsliv” cuando se refieren a “la vida al aire libre”. Con esta palabra de origen escandinavo definen un estilo de crianza que sale a la naturaleza, que se abre al exterior.

Según ella misma ha señalado en distintas ocasiones, no se trata solo de inculcar a los niños hábitos saludables desde que son pequeños que también es importante, sino que va más allá.
Este es el secreto por el que los países nórdicos suelen situarse entre los más felices del mundo, según su opinión y experiencia personal.
Friluftsliv o salir al campo todo lo posible
Linda Akeson McGurk es especialista en todo lo relacionado con la maternidad y autora de distintos libros que tratan de ayudar a las madres y padres a criar a sus hijos.
Ella misma recuerda que durante su infancia sus padres siempre encontraban el momento de que salieran todos a pasar tiempo en la naturaleza, independientemente de si había llovizna, nieve o un sol radiante.
El contacto con la naturaleza es vital en la cultura sueca, ella misma ha comentado en más de una ocasión que cuando sus hijos eran pequeños “les dejaba trepar por rocas y árboles, investigar criaturas viscosas, cavar hoyos y jugar sin la intervención de un adulto” como lo hacía ella misma a la edad de sus hijos.
El mundo es mucho más grande que lo que cabe dentro de cuatro paredes y para la cultura sueca, ese mundo y las interacciones que con él pueden tener los niños, es fundamental para su desarrollo óptimo tanto físico como emocional e intelectual.
La propia Linda Akeson McGurk planteó tres recomendaciones para aplicar el concepto de “friluftsliv” en la crianza de los niños.
Agendar momentos para salir al aire libre
Aparentemente no es sencillo pero realmente puede que sí lo sea. Ella misma reconoce que en su país los paseos matutinos y/o vespertinos son una tradición.
Además, en los países del norte de Europa, se pueden encontrar colegios y jardines en zonas más o menos boscosas, en las que los niños pueden pasar una cantidad de tiempo cada día en medio de la naturaleza.
Salir a pasear juntos aunque sea un rato corto cada día ya es un avance.
Para ella lo más importante no es que el paseo sea largo sino que se repita en el tiempo, que se convierta en una costumbre e incluso, se puede combinar con otras actividades que se puedan desarrollar también al aire libre.
Usa lo que tienes a mano
Abre bien los ojos porque en los entornos urbanos aún quedan pájaros para observar, flores y árboles. Los parques urbanos están llenos de vida y según Linda Akeson McGurk “la regla de oro del friluftsliv es utilizar lo que tienes y hacer lo que puedas sin esfuerzo adicional”.
Para el día a día están los parques urbanos, lo que no quita que organizar de vez en cuando una excursión puede ser una opción magnífica para establecer conexiones familiares y con la naturaleza, algo muy positivo en la crianza de nuestros hijos e hijas.
El clima no puede arruinar los planes
Los prejuicios meteorológicos hay que abandonarlos por completo, no hay clima malo sino ropa poco adecuada.
Nuestras actitudes negativas ante la lluvia o el frío por ejemplo, las captan nuestros hijos y las adoptan como propias, lo que no les beneficia.
Es indudable que si el clima es evidentemente peligroso, si estamos ante una nueva “Filomena” o en plena ola de sofocante calor, habrá que optar por quedarse en casa pero en general, si revisamos las veces que hemos abortado una escapada por motivos relacionados con el clima quizás nos demos cuenta que perfectamente habríamos podido realizarla teniendo en cuenta algo más la ropa o el calzado adecuado.
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