¿Cómo afecta el estrés matutino a la salud mental de los padres?

La hora que pasa desde que tenemos que levantar a los peques y el momento en el que se quedan en clase es, para muchas mamás y papás, el rato más exigente y agotador del día. 
desayuno infantil

La hora que pasa desde que tenemos que levantar a los peques y el momento en el que se quedan en clase es, para muchas mamás y papás, el rato más exigente y agotador del día. De verdad, no estás sola ni solo. Nos pasa a muchos. A quien esto escribe también. Otra cosa es como este estrés, porque suele ser estrés lo que más se genera en este ratito mañanero, afecta en la salud mental de cada padre y cada madre.

Esto último depende mucho del trabajo previo que hayáis hecho al respecto, de la experiencia, que siempre ayuda a relativizar, y de las expectativas que tengáis. Bueno, también de cuánto aprieta el reloj en función de cómo haya ido la rutina.

Lo que está claro, en cualquier caso, es que salvo ocasiones puntuales donde todo va rodado, o contextos idílicos en los que no hay tanta prisa por el motivo que sea, la hora de la mañana es un reto muy exigente para los adultos de la casa.

Esto implica estrés, cansancio, nerviosismo, enfados, agobios y, por lo general, la consecuencia es el déficit de paciencia, con lo que ello conlleva para la convivencia. Y a largo plazo, en los casos más graves, puede dañar el vínculo emocional con los niños y niñas y hasta afectar de manera intensa en el estado de ánimo. “Usted tiene una olla de presión que puede, en el peor de los casos, provocar que termine gritando, llorando y olvidando los almuerzos”, aseguran desde el Child Mind Institute.

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Es totalmente comprensible que así sea. De hecho, los expertos son los primeros que saben lo que supone habitualmente la rutina matutina con niños y niñas en casa. “Son como una tormenta perfecta”, dice David Anderson, PhD, psicólogo clínico del citado Child Mind Institute. “Hay muchas cosas por hacer —explica— y también hay un límite de tiempo”, añade el experto.

También los especialistas en crianza respetuosa y consciente como Miriam Tirado son conscientes de lo que suele conllevar este ratito de la mañana. “Les despertamos pero ya con esa losa del reloj encima. Si nosotros teníamos sueño, ellos más. Sí, la gran mayoría dormirían más. O se despertarían con más remoloneo, con tiempo para jugar en la cama y en pijama, con tiempo para besos, abrazos, y cosquillas de media hora. Digamos que van al ralentí. Y nosotros volvemos a mirar el reloj. Llega el primer ‘date prisa’”, describe en este post en el que ofrece algunos consejos para gestionar mejor esta rutina.

Para Miriam Tirado, “Salir de casa así es agotador y triste; despedirnos con prisas y medio enfadados, también; no tener tiempo para comunicarnos ni mirarnos casi a los ojos, también”. Y esto hace, en muchas ocasiones, que aparezca la culpa en cuanto les hemos dejado en el cole. “Cuando les acabamos de dejar en el cole después de una mega rabieta en el coche y habiendo perdido los papeles totalmente aparece, implacable, la culpa”, expone.

Posibles soluciones

Las soluciones no son fáciles, pero todas pasan por prevenir la situación que genere estrés. O más que prevenir, limitar al máximo las probabilidades de que se desencadene.

Para ello, el Dr. Anderson recomienda hablar con los peques en un momento de calma, que no sea en plena vorágine. “Es bueno tener estas discusiones cuando las cabezas están más frías y realmente podemos resolver los problemas sobre cómo hacer las cosas de una manera eficiente”, asegura.

Despertar por las mañanas

El experto también aconseja adelantar trabajo a base de planificar. “Todo lo que pueda hacer la noche anterior le ahorrará tiempo por la mañana: preparar lo que llevarán de almuerzo, bañarse, elegir la ropa”, apunta. Y también es aconsejable, añade, ayudarse de indicaciones visuales, “como un cartel con el horario semanal”. De todos modos, como bien sabes si ya lo has probado, no siempre funcionan estos consejos, así que no toca otra que armarse de paciencia y regular las expectativas. Lo bueno es que sabes que, más temprano que tarde, esta hora de locura llega a su fin. 

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