Elsa Punset está considerada como una de las principales voces de habla hispana en el ámbito de la aplicación de la inteligencia emocional como herramienta para el cambio positivo.
Ante la pregunta sobre ¿cómo podemos ayudar a gestionar y expresar las emociones de nuestros hijos? que le hicieron en una de sus conocidas charlas y ponencias con madres, padres, profesoras, educadores y maestras, Elsa Punset resumía su postura con una frase muy entrañable y acertada: “Hay que querer con el amor incondicional de los abuelos”.
Ella misma reconocía ante su auditorio que una de sus grandes fuentes de inspiración, de fortaleza y de creatividad siempre han sido sus hijos. Como nos pasa a todas las madres, incluida ella misma, queremos que nuestros hijos no sufran, que disfruten, que tengan amigos.
Queremos muchas cosas, tenemos muchas expectativas y ahí es donde empieza el error. Elsa Punset señala que lo mejor que podemos hacer es querer a nuestros hijos con el amor “incondicional de los abuelos porque ya pasaron todo esto” antes.
Acompañar
Como padres y madres tenemos que tener siempre en mente que los niños humanos aprenden sobre todo por imitación, no importa tanto lo que les decimos como lo que hacemos delante de ellos.
Es importante acompañarles y apoyarles en su crecimiento, en su desarrollo y en su aprendizaje, enseñarles para que “sean lo mejor de sí pero no otra cosa diferente” comentaba Elsa Punset.
Mencionando a John Gottman, Punset describe las cinco o seis emociones básicas con las que todos hemos nacido: miedo, ira, tristeza, asco y alegría.
En ese grupo se aprecia un desequilibrio entre las emociones que definimos como negativas y la única que sería positiva, aunque a Elsa Punset no le gusta esta categorización de emociones, ella prefiere hablar de emociones perjudiciales y beneficiosas.
La ira puede ser “el germen de la justicia social”, el miedo es lo que te permite sobrevivir y “la tristeza es necesaria cuando hay una pérdida que asumir.”
Está claro entonces que todas las emociones son necesarias, lo importante es saber gestionarlas.
Defender la alegría
Ahí es donde entramos como los “entrenadores emocionales” de nuestros hijos, dejándoles expresar sus emociones, ayudándoles a ponerles nombre. Que tengan riqueza de vocabulario emocional.
Ese es el mayor favor que podemos hacer a nuestros hijos según señala Elsa Punset, “ayudarles a vivir con todas las emociones, ser ejemplo de cómo se gestionan y dejarles expresarlas”.
Siempre sin olvidar que tenemos el cerebro programado para sobrevivir por lo que tiende a generar con mayor frecuencia y facilidad emociones perjudiciales o negativas por lo que “es una verdadera disciplina asegurarnos que generamos suficientes emociones positivas”, anima Punset.
Tenemos que generar entornos donde la alegría pese más que las otras emociones básicas, no se trata de que las demás desaparezcan pero sí que la alegría pese más.
“El máximo de alegría en casa siempre, es una escuela de vida que estás dando a tus hijos” es la recomendación que nos hace Elsa Punset a todos los padres y las madres.

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