12 frases de Mafalda para explicar a los niños las emociones básicas

Porque con su ayuda todo es más sencillo de entender, los ejemplos que encontramos en las frases de Mafalda y en los pensamientos de Quino son tan interesantes como divertidos.
Mafalda
Los cómics de Mafalda son una fuente casi inagotable de herramientas para educar en casa.

Hablar de las emociones básicas con los niños puede ser a veces un campo complicado, porque no sepan bien definir lo que sienten, porque no encuentran las palabras o porque no tienen claro si es un sentimiento o es otro, pueden estar confusos ante la novedad en algunas ocasiones. Ante esas situaciones, los niños necesitan sentirse acompañados y conectados emocionalmente con los adultos que les cuidan y les dan seguridad.

Las emociones básicas son aquellas que reconocemos independientemente de nuestra cultura porque tienen una base biológica. Son esas emociones que todo el mundo siente y percibe, las que no necesitan de idiomas para que las entendamos cuando miramos a otra persona, las que son fundamentales para la supervivencia porque nos ayudan a responder de manera adecuada en cada situación.

Para Paul Ekram, uno de los investigadores más reconocidos en este campo, las emociones básicas son: alegría, tristeza, miedo, ira, asco y sorpresa. Trabajar las emociones con los niños es una necesidad y forma parte de su educación y crecimiento.

Mafalda y la alegría

Mafalda es un personaje optimista aunque a veces sea quizás más irónico de lo que podría esperarse de una niña. Para Elsa Punset entrenar el optimismo es vital en la educación y el desarrollo de los niños.

  • El momento perfecto para cumplir sueños es ahora.
  • Disfruta lo que tienes, mientras llega lo que quieres.

Mafalda y la tristeza

Hasta una niña optimista y positiva como ella tiene momentos en los que la invade la tristeza, porque es una sensación que hay que vivir y hay que entender, sobre todo buscar qué nos produce esa tristeza y cómo podemos gestionarla y nosotras como madres y padres, tratar de ayudarles a sobre llevarla, como hace ella cuando dice:

  • ¡Mamá! ¿Qué te gustaría ser si vivieras?
  • Promesas y promesas, hay gente que lo único que cumple son años.

Mafalda y el miedo

Sabemos que ninguna emoción debería reprimirse durante la infancia, ni siquiera esta, lo que podemos es aprender a identificarla, gestionarla y enseñárselo a nuestros hijos poco a poco. 

Lo que más caracteriza a Mafalda es su capacidad de reflexionar sobre lo que la rodea, sobre su entorno más cercano pero también sobre lo que pasa en el mundo y a veces, muestra su miedo y su temor con pensamientos tan interesantes como estos:

  • La violencia es el miedo a los ideales de los demás.
  • ¿Ven? (refiriéndose a la porra de un policía) Este es el palito de abollar ideologías.

Mafalda y la rabia

No puede negar Quino que a su niña le produce mucha rabia la intolerancia humana, la sin razón, la violencia y la desigualdad social. Igual que cuando un niño o una niña tiene una rabieta que los expertos recomiendan pararse y respirar, Mafalda hace eso mismo pero además reflexiona en voz alta. Frases como estas lo dejan muy claro y nos lo ponen muy fácil para hablar de esta sensación con los niños:

  • El problema de las mentes cerradas es que siempre tienen la boca abierta.
  • Claro, lo malo es que la mujer en vez de jugar un papel, ha jugado un trapo en la historia de la humanidad.

Mafalda y la sorpresa

Es una niña, la sensación de sorprenderse cada día por miles de cosas, comportamientos o situaciones en las que se ve de alguna forma involucrada, es una constante. Se sorprende escuchando a sus propios amigos, se sorprende de lo que hacen o dicen los adultos y también se sorprende con las pequeñas cosas del día a día, quizás las más importantes:

  • ¿No es increíble todo lo que puede tener dentro un lápiz?
  • ¿No se han puesto a pensar que, si no fuera por todos nadie sería nada?

Mafalda y el asco

¡Palabras mayores!

Si hay algo a lo que Mafalda tiene un profundo asco y le produce una tremenda repulsión es la sopa. Odia este plato por su simbología, a modo de crítica social, como desafío a la tradición, es un odio que ella tiene muy claro y que no disimula en frases como estas:

  • ¡Sopa!¡Qué asco!
  • Si la sopa fuese un ser humano, sería una persona deleznable.
Siempre quedó claro que a Mafalda nunca le gustó la sopa, ni siquiera un poquito.

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