Por eso son tan importantes los consejos y las pautas que ofrecen distintos expertos en distintas áreas de salud o educación, para ayudarnos a los adultos a enseñar a los niños a gestionar sus emociones de manera correcta ya que es innegable el vínculo que existe entre la llamada inteligencia emocional y la felicidad.
¿Cómo podemos ayudar a gestionar y expresar las emociones de nuestros hijos? le preguntaron a Elsa Punset en una de sus charlas, a lo que ella contestó con una reflexión muy personal y al mismo tiempo muy esclarecedora: “Hay que querer con el amor incondicional de los abuelos” y a partir de ahí, educar a nuestros hijos, hay que ser "entrenadores emocionales" de nuestros hijos desde que son pequeños.
Una vida plena
Lo más importante que preocupa a un padre o una madre con respecto a sus hijos es que tengan una vida plena, que tengan amigos, que disfruten y que no sufran o quizás que sufran poco y sobre todo que lo sepan gestionar correctamente.
La psicóloga Mar Romera responde a esto que ella no quiere que sus hijas sean felices todo el tiempo, porque eso es imposible y porque les haría vivir la vida de una forma artificial e irreal, ella lo que quiere para sus hijas es que aprendan a identificar y tratar sus propias emociones, que aprendan entre otros aspectos a sobrellevar las emociones negativas, como también señala Álvaro Bilbao en numerosas ocasiones.
Identificar, expresar y manejar las emociones de una manera efectiva, desde la infancia hasta la edad adulta, con el fin de mantener una buena salud mental, de tener bienestar emocional, de mantener relaciones interpersonales saludables, de manejar el estrés también de manera más saludable y de evitar problemas emocionales en la infancia y en la edad adulta.
Por eso es tan importante para su desarrollo emocional y social, trabajar las emociones con nuestros hijos desde que son pequeños.
¿Por dónde empezamos?
Lo primero es enseñarles a reconocer para poder nombrar sus emociones. Podemos ayudarnos con tarjetas o imágenes o incluso, más sencillo, procurar hablar sobre cómo se sienten en distintas situaciones, de una forma tranquila y relajada.
La doctora McCoy señala la importancia de que enseñemos a los niños a identificar y controlar sus emociones porque esto les va a enseñar a ser más resilientes, a desarrollar mejores relaciones sociales y en definitiva a tener más momentos de felicidad a lo largo de su vida.
Etiquetalas, enséñale el nombre de las emociones básicas a tu hijo o hija, escribe en un papel su nombre “alegría”, “tristeza”, “miedo” y colócalos sobre imágenes que muestren estas emociones en distintas situaciones. También es eficaz que les pongas ejemplos de situaciones reales, cotidianas que ellos conozcan o hayan vivido para hablar sobre las emociones.
Lo segundo sería hacerles saber que está bien sentirse de esa manera, es correcto, no hay por qué ocultarlo o sentir vergüenza por ello. Valida sus emociones y anímales a expresar cómo se sienten de forma libre, como les sea más cómodo o más sencillo.
Lo tercero y quizás lo más complicado y al mismo tiempo lo más efectivo es que seas un buen modelo para ellos de cómo se manejan las emociones. Porque los niños aprenden de lo que ven y no tanto de lo que nos escuchan que les decimos.
Como dice la psicóloga Mar Romera, nuestros hijos “nos aprenden”, se guían muchas veces por nuestro ejemplo por lo que no debemos ocultar a los niños que estamos tristes sino hablarlo y explicarles por qué y cómo gestionamos esta emoción.
Enséñales formas y estrategias de regulación emocional que sean saludables, técnicas de relajación que puedan ayudarles como la respiración profunda, contar mentalmente hasta un número determinado, dibujar lo que sienten,...
Y sobre todo, ayúdales a encontrar soluciones a aquellas situaciones en las que se han sentido desbordados por sus emociones, esas situaciones que les generan emociones muy intensas que tienen que gestionar y controlar.

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