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¿Se puede aprender por ósmosis?

Hay muchos tipos de aprendizaje. Están los más conocidos y utilizados, pero también los hay menos populares y que realmente merecen nuestra atención… ¿Podemos aprender por ósmosis observando e imitando? Descubrimos si es posible y si podemos influir en ello.

“No te lo vas a aprender por ósmosis…”. Muchos lo habrán oído decir –o incluso tú mismo puedes haber utilizado esta expresión-. Se trata de palabras que buscan encerrar cierta ironía, pero que tienen más verdad de la que pensamos.
No. Lo siento. No nos referimos a que el conocimiento te vaya a llegar solo por tocar un libro o por sentarte durante horas en una biblioteca. Lo cierto es que el aprendizaje por ósmosis existe -aunque no sea de esa manera mágica que a todos los estudiantes les gustaría- y es una forma de aprender que quizá no se valora como debería hacerse. ¿Quieres saber de qué se trata?
Vayamos al concepto. “Ósmosis” se define en el diccionario como el paso que se da entre dos líquidos o gases capaces de mezclarse a través de una membrana semipermeable. Por tanto, podría entenderse que dos elementos que están en contacto acaban teniendo una influencia recíproca. Esto, extrapolado al terreno de lo educativo da lugar al aprendizaje por ósmosis, al aprendizaje que se produce de forma natural gracias a las conductas y habilidades que observamos e imitamos de los demás.
Esta manera de aprender se da naturalmente en varios contextos, no solo en los escolares, y no siempre se realiza de forma consciente. Está basado principalmente en el contacto con los demás, en la práctica y en la experiencia. Por ello se trata de un aprendizaje en el que va a influir en gran medida el entorno y las personas que se comportan dentro de él.
Es lógico pensar que según las propias características de cada ambiente podremos aprender unas cosas u otras, ya que habrá algunos más estimulantes que otros, así como personas más o menos interesantes. No obstante, de cualquiera de ellos aprenderemos algo nuevo. Y puede ser que sea para bien o para mal, porque también es posible aprender malas actitudes, por ejemplo.
Por esta razón es importante que nos movamos en un entorno que nos ayude a evolucionar, sobre todo los niños, porque son esponjas que observan, imitan y aprenden. Y no hay nada más inspirador que rodearnos -y rodearles- de personas que son un buen modelo a seguir.

Método natural y tradicional

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niños jugandoFuente: iStock

El aprendizaje por ósmosis es uno de los métodos de educación más tradicionales y eficaces porque se basa en el ejemplo. Tan tradicional que ya existía en las enseñanzas de la filosofía antigua. Una referencia muy clara de esto puede ser esta, de un antiguo alumno de Sócrates, el que comentaba a su maestro la experiencia de haber aprendido con él:
«Te voy a comentar algo increíble pero cierto, Sócrates. En realidad, yo nunca aprendí nada de ti, como tú mismo sabes. A pesar de ello, yo me enriquecía cuando estaba en tu compañía, solo con estar en la misma casa, aunque no fuera en la misma habitación… Pero, sobre todo, mi progreso era mucho mayor cuando me sentaba junto a ti, pegado a ti y en contacto contigo».

¿Qué características tiene este aprendizaje?

  • Tiene lugar en diversos contextos.
  • Se da mediante el contacto con los demás. Y se basa en la observación de los comportamientos de todos ellos: padres, profesores, amigos, personajes en la televisión, escritores, personas en Internet como youtubers
  • Lleva a la imitación y a la repetición para interiorizar los nuevos conocimientos.
  • Se produce de forma natural y de manera informal, aunque también puede darse en ambientes más formales.

Aprender por observación, la Teoría del Aprendizaje Social

Según Albert Bandura, psicólogo que formuló la moderna Teoría del Aprendizaje Social, afirmó que las personas pueden aprender por observación. Porque observamos, para después imitar. Y para imitar es esencial que algo llame nuestra atención y despierte nuestro interés. Y es que, no debemos pensar que todo aquello que observemos en nuestro entorno acabaremos imitándolo.
Es decir, hay que tener en cuenta que no solo basta con observar, también hay que tener la predisposición de querer aprender. De esta forma se suceden una serie de fases cuando una persona aprende por observación: lo primero es la atención, después la retención para guardar lo que hemos observado, lo tercero es la reproducción de lo percibido y lo último es la motivación, para conseguir el verdadero éxito del aprendizaje.

El entorno y la figura adulta: por qué son importantes

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padre e hijoFuente: iStock

Al ser una forma de aprender tan ligada al entorno, como todos nos ubicamos en uno, sea este más o menos beneficioso, es inevitable que se produzca el aprendizaje por ósmosis. Por eso es fundamental que creemos un entorno estimulante y favorecedor, para así generar un aprendizaje significativo.
Está en nuestra mano formar un ambiente positivo con las personas adecuadas, ya que puede ser realmente transformador para el desarrollo de los pequeños e incluso para el nuestro propio. Aprovechemos entonces, mayores y niños, esta forma de absorber conocimiento, para enriquecer lo más posible nuestra vida, mejorarla y progresar.
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