Este hábito puede cambiar la salud mental de tu hijo: solo 60 minutos al día lo alejan del estrés, la ansiedad y las pantallas

Un estudio con más de 8.000 adolescentes canadienses revela que hacer ejercicio diario con la familia reduce el estrés, mejora la salud mental y disminuye el uso de pantallas. Un hábito sencillo con gran impacto.
Este hábito puede cambiar la salud mental de tu hijo: solo 60 minutos al día lo alejan del estrés, la ansiedad y las pantallas. Fuente: ChatGPT / E. F

Una madre cuenta que cuando su hija adolescente empezó a entrenar con ella en el parque, notó cambios pequeños pero constantes: menos quejas por las mañanas, más sonrisas al final del día. Al principio pensó que era una coincidencia. Luego se convirtió en una rutina, y con ella vino una convivencia más fluida. ¿Es posible que algo tan simple como moverse juntos tenga un impacto tan profundo?

Un nuevo estudio canadiense parece confirmar que la actividad física compartida en familia puede tener efectos reales y medibles en la salud mental de los adolescentes. Publicado en Health Reports por un equipo de investigadores de instituciones como Statistics Canada y la Universidad de Ottawa, el artículo analiza más de 8.000 casos y sugiere una conclusión clara: cuando madres y padres se implican activamente en el ejercicio con sus hijos, las probabilidades de que estos tengan una buena salud mental aumentan de forma significativa. No se trata solo de moverse más, sino de construir vínculos y hábitos protectores frente a la ansiedad, la tristeza o el uso excesivo de pantallas.

El valor de hacer ejercicio en familia

Los adolescentes que practican actividad física junto a sus progenitores no solo cumplen más a menudo con las recomendaciones sanitarias, sino que también muestran menos síntomas de ansiedad y depresión. Según el estudio, quienes hacen ejercicio en familia todos los días tienen una probabilidad 4,25 veces mayor de mostrar una alta satisfacción vital, comparados con quienes nunca lo hacen. A su vez, presentan una percepción significativamente más alta de su propia salud mental.

Además, la relación entre frecuencia de ejercicio familiar y bienestar emocional sigue una lógica progresiva: cuantas más veces por semana se realiza, mejores son los indicadores de salud. El estudio define esta relación como “una asociación en forma de respuesta a la dosis”, algo poco habitual en estudios de este tipo. Este hallazgo es clave porque refuerza la idea de que los beneficios no dependen de hacer algo perfecto, sino de hacerlo con constancia.

El trabajo también distingue entre los beneficios del ejercicio físico en general y aquellos que ocurren específicamente cuando este se realiza en familia. Esto es importante porque otras investigaciones habían demostrado que el ejemplo de los padres influye en los hábitos de los hijos, pero pocas se habían centrado en la participación conjunta como factor de impacto.

Fuente: ChatGPT / E. F.

60 minutos al día, mejor si es en compañía

Las guías de salud pública recomiendan que adolescentes entre 12 y 17 años realicen al menos 60 minutos diarios de actividad física moderada o intensa. Sin embargo, solo el 11,4 % de los adolescentes en Canadá cumple esa pauta, según el propio estudio. Esta cifra sube notablemente hasta el 22,5 % cuando los chicos y chicas se ejercitan a diario con su familia.

Esto no es solo una cuestión de salud física. La investigación identificó una relación estrecha entre el cumplimiento de esa recomendación y una menor exposición a problemas como el estrés, la ansiedad o la insatisfacción vital. Por ejemplo, el 73,2 % de quienes hacen ejercicio familiar diario tiene niveles bajos de ansiedad, frente a un 66,3 % en quienes no lo hacen nunca. Además, el 88,9 % de los que se mueven con su familia presentan baja sintomatología depresiva.

También se observa un efecto importante en el manejo del tiempo frente a las pantallas. Entre quienes hacen ejercicio familiar todos los días, el 72,7 % logra mantenerse por debajo del límite de dos horas de pantallas recreativas al día, frente al 44,8 % en quienes nunca lo hacen. Este aspecto es especialmente relevante en contextos donde el exceso de uso de pantallas se vincula con trastornos emocionales en jóvenes.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Diferencias entre chicos y chicas

El estudio también analizó si el impacto de la actividad física familiar era similar en chicos y chicas. En general, los chicos tienden a cumplir más frecuentemente con los niveles recomendados de actividad física, pero las chicas muestran mejoras más marcadas en términos de salud mental cuando participan en estas actividades familiares.

Por ejemplo, en el grupo femenino, la actividad física compartida se asoció con una reducción más clara de los síntomas de ansiedad y depresión. Una posible explicación es que las adolescentes tienden a valorar más los espacios de conexión emocional, por lo que la actividad conjunta en familia puede funcionar como una forma de apoyo afectivo que les ayuda a gestionar mejor el estrés.

Estos datos coinciden con otras investigaciones que sugieren que las niñas y adolescentes obtienen más beneficios emocionales de las actividades compartidas, especialmente cuando estas incluyen interacción y comunicación con figuras de referencia. En ese sentido, el vínculo emocional que se crea durante la actividad física familiar puede ser un factor protector especialmente relevante para ellas.

Fuente: ChatGPT / E. F.

Más allá del ejercicio: vínculos y prevención

Lo interesante del estudio no es solo la relación entre movimiento y bienestar, sino también el rol de la familia como estructura de contención emocional. Hacer ejercicio juntos no es solo una cuestión de salud cardiovascular o de gasto calórico: es una oportunidad para construir una relación basada en la atención, el tiempo compartido y la presencia mutua.

El artículo señala que “el compromiso parental puede reducir sentimientos de aislamiento, aumentar la autoestima y crear un entorno positivo para la regulación emocional”. Este punto es importante porque refuerza la idea de que la prevención de problemas de salud mental no depende solo del acceso a servicios profesionales, sino también de pequeñas rutinas cotidianas con alto impacto.

Por otra parte, la investigación sugiere que estas dinámicas familiares pueden reducir el tiempo dedicado a actividades sedentarias, como los videojuegos o el uso recreativo del móvil, al ofrecer una alternativa activa y estructurada. En lugar de imponer prohibiciones, el ejercicio compartido se presenta como una forma de generar hábitos positivos sin confrontación.

Un llamado a repensar el tiempo en familia

A menudo, las propuestas para mejorar la salud mental adolescente se centran en escuelas, terapias o intervenciones institucionales. Este estudio, sin embargo, ofrece una pista distinta: quizá no se necesiten recursos complejos, sino una hora diaria de conexión activa entre padres e hijos.

Es cierto que no todas las familias tienen el mismo acceso a tiempo libre, espacios verdes o condiciones físicas. Sin embargo, lo que muestra esta investigación es que no se trata de hacer deporte de alto rendimiento, sino de caminar, bailar, jugar o simplemente moverse juntos de forma regular.

En un contexto donde la salud mental adolescente preocupa cada vez más, este hallazgo ofrece un enfoque sencillo y al alcance de muchos: priorizar el tiempo compartido, aunque sea una hora al día, puede tener más efecto del que imaginamos. O, mejor dicho, del que podemos medir, porque ahora también está respaldado por la evidencia científica.

Referencias

  • Anaelle Cohen, Justin J. Lang, Stephanie A. Prince, Rachel C. Colley, Mark S. Tremblay, Jean-Philippe Chaput. Are adolescents who do physical activity with their parents more active and mentally healthier? Health Reports, Statistics Canada, Catalogue no. 82-003-X, Vol. 36, no. 1, January 2025. DOI: https://doi.org/10.25318/82-003-x202500100002-eng.

Recomendamos en