Síndrome del nido vacío: ¿qué es y cómo detectarlo?

Cuando los hijos salen definitivamente del hogar, la melancolía y tristeza de los padres puede derivar en el Síndrome del Nido Vacío. Sin embargo, los niños pequeños también pueden sufrirlo.
Síndrome del nido vacío: ¿qué es y cómo detectarlo?

Es ley de vida. Llegada cierta edad, los hijos se emancipan de casa de sus padres. Echan sus alas a volar independizándose y buscándose la vida por ellos mismos. Dejan de estar protegidos por sus progenitores, quienes sufren la mayor parte de las consecuencias.

Pueden llegar a sufrir una sensación de pérdida, sobre todo, si no hay más hijos en el hogar, si se quedan solos. Una sensación de pérdida que va acompañada de tristeza, de estado depresivo, de constante preocupación por el estado de los hijos y que, incluso, puede llegar a derivar en ansiedad al no sentirse indispensable para ellos. Estos son los síntomas del Síndrome del Nido Vacío, una afección mental que sufren algunos padres pero, sobre todo, algunas madres cuando el último hijo abandona el hogar de forma definitiva.

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Síndrome del Nido Vacío: ¿es real?

“Se trata de una experiencia psicológica que se da en padres con hijos que abandonan el hogar familiar para seguir con su proyecto de vida de forma emancipada y que puede englobarse dentro del duelo”, explica Rafael San Román, psicólogo en ifeel. De acuerdo a sus palabras, es un poco complicado de definir, ya que no hay de por medio una ruptura o una muerte, pero sí algo que se pierde. “También tiene que ver con que puede ser señal de que envejecemos, que la transición vital sigue su rumbo”, expone.

Aunque los síntomas son claros y, de acuerdo al profesional, es real, no tiene un diagnóstico clínico.

¿Pueden sufrir los hermanos pequeños Síndrome del Nido Vacío?

Aunque es más común verlo en progenitores, está científicamente demostrado que los hermanos menores que quedan en el hogar están expuestos a sufrir este síndrome cuando otro se marcha. Según un estudio publicado en el Journal of Human Behavior in the Social Environment, los hermanos pequeños pueden sufrir cuadros de tristeza e, incluso, de pérdida (similar a un duelo), sobre todo, si la relación que mantenían con su hermano era estrecha.

Por ello, los expertos recomiendan buscar un pasatiempos o actividad que les evada de esos pensamientos; además, por supuesto, de hablar con ellos y explicarles, así como pedir ayuda psicológica en caso de ser necesario.

Un síndrome que afecta más a las madres y que no solo tiene que ver con la partida del hijo

El vínculo que se crea entre una madre y su hijo no solo es inquebrantable, sino que también es único, ya que no solo le ha dado vida, sino que le ha llevado dentro de su cuerpo durante nueve meses. Es un vínculo muy fuerte que, de repente, parece romperse cuando el hijo abandona el hogar en busca de una vida más allá del calor del hogar familiar.

Por ello, son muchos los expertos que aseguran que este diagnóstico es casi siempre más sufrido por madres y por padres. Sin embargo, ser madre no es el único factor de riesgo para sufrir Síndrome del Nido Vacío una vez que los hijos se independizan. Estos, de acuerdo a Antonio Boliches, psicólogo, serían:

  • La insatisfacción con algún aspecto de la calidad de la vida en pareja (o de la relación en pareja)
  • El deseo de dejar a la pareja, reprimido para no abandonar a los hijos

La tristeza de la madre, por tanto, no se da únicamente por esa rotura del vínculo con el hijo (hablando de forma metafórica) si no porque esa marcha también supone la soledad y la vuelta de problemas que se habían estado tapando con otras preocupaciones, como si de un bache se tratase. “Puede darse una incomodidad o preocupación ante un exceso repentino de tiempo y espacio libres que antes eran ocupados por el hijo que ahora se marcha”, afirma el experto de ifeel.

Sin diferencias por géneros, también puede darse en padres que han practicado, de manera inconsciente o consciente, el apego ansioso o ambivalente. Y también en los padres demasiado protectores con sus hijos que, a menudo, sienten angustia de pensar que ya no podrán ayudar tanto como les gustaría.

Además, suele ser consecuencia también del Síndrome de Wendy, del que ya te hablamos aquí.

La parte positiva del nido vacío

“Esa sensación de tristeza suele ser pasajera y, además, puede buscarse el lado positivo para avanzar”, afirma San Romá. “Puede haber satisfacción por ganar en tiempo, energía, espacio”, expone el experto.

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