Sumisión química en la sala de parto: el haloperidol

Todas las mujeres tienen derecho a tener un parto respetado, todas tienen derecho a saber qué medicinas se les administra y por qué pero todo esto se olvida en los casos en los que el haloperidol entra en escena.
parto

El haloperidol es un conocido fármaco antipsicótico que tiene una acción farmacológica de tipo neuroléptico. Tradicionalmente se ha empleado para tratar la esquizofrenia y otras enfermedades mentales y durante algún tiempo se ha tenido en cuenta como opción para tratar el dolor del parto en su fase más inicial como describe el National Center for Biotechnology Information

Es un fármaco que tiene una serie de efectos no deseados, como producir sedación profunda, somnolencia, náuseas y vómitos, e incluso depresión del sistema respiratorio, tanto en la madre como en el bebé que lo recibe a través de su madre durante el parto. Por todo ello es considerado por las profesionales de la salud como un fármaco peligroso que requiere vigilancia estrecha, tal y como lo señala Ibone Olza, psiquiatra infantil y perinatal

El momento del parto es muy complicado para la mujer embarazada y la confianza plena en el equipo que la asiste es fundamental.

La Asociación Española de Psicología Perinatal y la Sociedad Española de Salud Mental Perinatal se han manifestado al respecto de su uso de forma muy explícita, dejando claro que “debería excluirse el uso del haloperidol en los protocolos para aliviar el dolor durante el parto”.

Un parto respetado

Médicos como Juan Gèrvas, expresaba a través de su perfil de X que se trata de “Una forma especialmente grave de violencia obstétrica que estando de parto te den un fármaco que te deja “drogada”, haloperidol, sin siquiera decírtelo. Es una forma de sumisión química.” Todo lo contrario a lo que entendemos por un parto respetado. 

Para la psiquiatra infantil y perinatal, Ibone Olza, colaboradora de la Organización Mundial de la Salud en la mejora de la atención maternoinfantil, el uso del haloperidol en los partos “es algo insólito, sólo sucede en España y es gravísimo”.

En su perfil de Instagram, Olza denuncia que la administración de haloperidol “se trata de un ejemplo grave de violencia obstétrica grave con forma de sumisión química. Citando a la Cochrane: “el uso del cóctel lítico se debe suspender” y aún más: erradicar. Llevo años denunciándolo pero aún se sigue usando, muchas mujeres ni siquiera llegan a saber que se lo dieron en su parto, solo les dijeron que les daban “un calmante” o dolatina, sin informarles y por lo tanto, sin su consentimiento informado.”

Históricamente la administración de la analgesia epidural fue desterrando el uso del haloperidol pero parece que aún hoy se sigue usando y sigue siendo frecuente que la mujer, en el momento del parto, desconozca realmente que se lo están administrando. Esto provoca que no existan datos concretos tanto por falta de información a la madre, como en algunos casos, tal y como explica la propia Olza, por ausencia de registros.

Ibone Olza reconoce que lleva años denunciándolo “pero da igual, en el juicio más reciente la jefa de obstetricia de una clínica privada madrileña dijo que lo siguen usando bastante y no ve ningún problema con hacerlo.” Parece que el activismo de madres por la violencia obstétrica, sigue de plena actualidad, de cara a lograr el derecho a un parto respetado e informado para todas.

Todas las mujeres tienen derecho a tener un parto respetado y a ser informadas de los pasos y las medidas que se toman durante el mismo.

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