Por qué hay niñas con miedo a engordar y qué hacer si es el caso de tu hija

Ningún ser humano nace odiando su cuerpo ni teniendo una mala relación con la comida pero algo se tuerce en el camino que debemos cambiar cuanto antes.
Trastornos de alimentación

Desde hace más de una década Mery Viñas, psicóloga especializada en alimentación y certificada como Mind Body Eating Coach por el Institute for the Psychology of Eating de Colorado en Estados Unidos, viene acompañando a través de su perfil de Instagram a miles de mujeres en el proceso de aceptar su cuerpo y a relacionarse de una forma más sana con su propia alimentación. 

Ella tiene muy claro que “se inculca a las niñas miedo a la comida, a engordar, porque también se nos inculcó a nosotras, a sus madres o cuidadoras qué tipo de cuerpo era el correcto o el esperado. Como adultos hemos de fomentar el mensaje de la diversidad corporal.”

Los casos de niñas en torno a los 12 años con TAC como anorexia y bulimia se han disparado llegando a verse casos no poco frecuentes en menores que no han cumplido aún los 10 y las redes sociales parece que tienen también su papel en este preocupante problema.

Porque ningún ser humano nace odiando su propio cuerpo ni teniendo una mala relación con su propia alimentación, es un enfoque que según vamos creciendo aprendemos y nos hace relacionarnos con la comida de una forma disfuncional. Según explica esta conocida psicóloga, “si la vinculación con los alimentos no mejora, las consecuencias con el estrés físico y emocional”.

La cultura de la dieta

Mery Viñas plantea ahí el principio del problema y señala que “es importante hablar sobre la cultura tan normalizada de estar a dieta” para no olvidarnos de hablar también de las patologías que lleva esta cultura tan destructivas.

“Se estima que unos 300.000 jóvenes de entre 12 y 24 años sufren algún trastorno de la conducta alimentaria en España”, según los datos de la Fundación Fita, una organización que se centra en la detección temprana de estos problemas relacionados con la alimentación y en dar a conocer todas las posibles señales de alerta de las principales problemáticas de salud mental. 

Nueve de cada 10 de estos trastornos de la conducta alimentaria, los sufren las chicas, según la Asociación contra la Anorexia y la Bulimia de Cataluña y aunque “es cierto que se están viendo cada vez más casos entre ellos” la presión estética sobre el cuerpo femenino es aún mucho mayor, como señala la propia Viñas. 

Las redes sociales han venido a acrecentar este problema tal y como lo explica Mery Viñas, porque “ciertos perfiles en redes sociales son constantes exposiciones de cuerpos delgados y esto hace sentir a algunas niñas menos válidas”, la divulgadora añade a esta realidad que “ya existe un estudio pionero en España titulado “¿El uso y la adicción a las redes sociales están asociados con los trastornos alimentarios entre los adolescentes?” de mayo de 2023 que demuestra que a mayor uso de las redes sociales, mayor probabilidad de desarrollar un trastorno de la conducta alimentaria.” Realmente muchas madres y padres no sabemos a qué se enfrentan los niños en las redes sociales y este es un ejemplo claro de ello. 

Y todo empeora cuando se acerca el verano, cuando los mensajes sobre la operación biquini son un bombardeo continuo y cuando no paramos de decir que “tenemos que cambiar algo de nuestro cuerpo”, según explica Mery Viñas. Hemos visto en ocasiones que el afán por criticar el físico no respeta ni a los bebés y no somos conscientes del daño que puede ocasionar como tampoco somos conscientes de que no es bueno hablar del peso delante de los niños pequeños.

Qué hacer desde casa

Lo primero que ella aconseja para detectar si un menor puede estar desarrollando un problema con la comida “observar si percibe una obsesión por la alimentación o el cuerpo”, aquí deberíamos despertar las primeras alarmas pero no las únicas.

Mery Viñas insta a los padres y a las madres a “fomentar el mensaje de la diversidad corporal”, un ambiente de aceptación de todo tipo de cuerpos y promover y facilitar que exista una relación saludable con la comida y la imagen corporal, algo que ella considera fundamental para el bienestar emocional y físico de los menores.

Es importante observar si se producen cambios repentinos de la conducta y del humor, si ha cambiado el interés por cómo se cocina en casa, por los ingredientes que se emplean, que la menos de pronto quiera servirse ella misma la cantidad de comida que se pone en el plato o si se esconde para comer o vemos que hace más ejercicio físico de lo habitual. 

Si se aísla de sus amistades habituales, disminuye súbitamente su rendimiento escolar, si vemos en su teléfono palabras como “Ana”, “Mía” o los números 909. Si apreciamos que cada vez son más frecuentes los comentarios positivos sobre los cuerpos delgados, también podemos sospechar que puede estar apareciendo un problema que conviene tratar cuanto antes por un profesional de la salud.

Trastornos como la bulimia y la anorexia nerviosa se posicionan en nuestro país como enfermedades habituales entre los adolescentes. ¿Qué actitudes suelen tener los jóvenes que las padecen? Y sobre todo, ¿cómo pueden actuar los padres?

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