20 años del activismo de madres por la violencia obstétrica

El Parto es Nuestro ha puesto en el debate social y político la violencia obstétrica en España y ha logrado grandes avances en materia de salud sexual y reproductiva.
El Parto es Nuestro

El pasado mes de enero se estrenó oficialmente La voz de las mujeres, un documental de Barret cooperativa, bajo la dirección de Claudia Reig y el trabajo en producción de Álex Badia, y financiado por el Instituto de las Mujeres, que recorre los 20 años de historia de la asociación El Parto es Nuestro. Una historia que es también la de la violencia obstétrica en nuestro país. Sin este relato sería difícil entender de dónde venimos y todos los avances que se han producido en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres españolas, tan invisibles como el aire que respiramos, pero igual de necesarios.

La violencia obstétrica es aquella que sufren las mujeres durante un momento de enorme vulnerabilidad psíquica: el embarazo, el parto, el postparto o en cualquier otra situación relacionada con la salud reproductiva. Esta forma de violencia puede manifestarse de forma muy evidente a través de intervenciones desproporcionadas o innecesarias, como puede ser una episiotomía de rutina, una cesárea sin que haya necesidad real de hacerla o una maniobra de Kristeller, pero también a través de otras acciones que pueden pasar desapercibidas, como el maltrato verbal (por ejemplo, infantilizando a la mujer), la discriminación, la negación de autonomía o no tener en cuenta el consentimiento para determinados procedimientos. La propia OMS y la ONU ya la contemplan como una violación de los derechos humanos de la mujer en el contexto de la atención materna, y cada vez más organismos son conscientes de que este tipo de violencia puede tener consecuencias graves para la salud física y psicológica tanto de la madre como del bebé.

La violencia obstétrica es aquella que sufren las mujeres durante un momento de enorme vulnerabilidad psíquica: el embarazo, el parto, el postparto o en cualquier otra situación relacionada con la salud reproductiva.

Reunión de madres de El parto es nuestro.

Es difícil obtener cifras que dibujen un mapa de la violencia obstétrica en España, pero organismos como el Observatorio de Violencia Obstétrica estiman que al menos el 40% de las mujeres sufren este tipo de violencia. Las cifras, eso sí, podrían ser mucho mayores por la normalización de prácticas en la atención al embarazo y el parto. Pienso entonces en mis propios procesos y la violencia que recibí sin que fuera consciente de ello hasta mucho tiempo después. Fue a través de mi trabajo como periodista que la imagen de mi primer parto apareció ante mí como una película de terror: frases que minaban mi autoestima y confianza, intervenciones totalmente innecesarias, inmovilización, presión para aceptar la anestesia epidural y el miedo atroz a una episiotomía que, por favor, rogaba que no me hicieran. Tardé un año en asimilar que el trato recibido había sido, efectivamente, violento.

Socias de El Parto es Nuestro en la Fiesta de la lactancia de Valencia (2022).

En los últimos 10 años he escuchado y leído infinidad de relatos de mujeres que han sufrido violencia obstétrica en sus embarazos, en sus partos, en sus pospartos. Mujeres que lo han denunciado y mujeres que no lo han hecho. Mujeres que han necesitado tratamiento psicológico y mujeres que han sanado sus heridas en grupos de apoyo mutuo. Mujeres que han tenido secuelas físicas y mujeres que se han librado por los pelos. Mujeres generosas que han abierto un armario oscuro dentro del cual nadie quiere mirar.

El activismo de las madres

En julio de 2001, Ibone Olza y Meritxell Vila Conesa crearon el foro virtual Apoyocesáreas con el propósito de brindar apoyo psicológico a mujeres que habían sufrido cesáreas, respaldar la lactancia en estos casos, y ayudar en la preparación para un Parto Vaginal Después de Cesárea (PVDC). El foro se convirtió en poco tiempo en un espacio vital donde las participantes compartían sus experiencias y preocupaciones, abordando temas como la dificultad para expresar el sufrimiento emocional relacionado con el parto y los efectos de la violencia obstétrica. La lista Apoyocesáreas se amplió y empezó a incluir a mujeres traumatizadas por partos vaginales, lo que hizo que este espacio evolucionara de forma natural hacia la creación de la asociación El Parto es Nuestro. Era octubre de 2003 y, seguramente sin ser conscientes de ello, aquellas mujeres ponían la primera pieza en la historia de la lucha por una mejor atención obstétrica en España.

Las reuniones entre madres y los grupos de apoyo mutuo son importantes para muchas mujeres en su llegada a la maternidad.

A partir de entonces han sido muchos los hitos alcanzados por El Parto es Nuestro: ha desempeñado un papel crucial al visibilizar la situación del parto en España, ha puesto en el debate social y político la violencia obstétrica, ha generado importantes debates en el ámbito de la obstetricia y la matronería y ha contribuido a la elaboración de documentos tan importantes como la Estrategia de Atención al Parto Normal del Ministerio de Sanidad (2007). Este activismo del parto y el nacimiento ha logrado que la violencia obstétrica llegue a la ONU, que hasta en tres ocasiones ha tirado de las orejas a España por sus malas prácticas. “Hemos logrado cambiar el relato, que se escuche a las madres, hemos llegado a la ONU en nuestra denuncia, y la atención al parto y nacimiento ha mejorado bastante, aunque todavía quede mucho por mejorar”, decía Ibone Olza en una entrada en su blog recientemente. 

Dicen que la maternidad supone una metamorfosis, pero, en muchos casos, además trae consigo una fuerza desconocida. El activismo de madres ha logrado cambios importantes sin apenas recursos, ni tiempo, ni energía. Las madres, que tanto nos quejamos de la falta de tiempo, terminamos sacándolo de debajo de las piedras para luchar por aquello que es injusto. No creo que haya dentro del feminismo un movimiento tan potente como este. Tampoco creo que haya un movimiento tan poco reconocido y valorado como este activismo de las madres.

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