Las evidencias en torno a la alimentación y su impacto en la salud y hasta en sus habilidades sociales están fuera de toda duda. Hay múltiples estudios recientes que abordan esta cuestión: entre los recién publicados, por ejemplo, lo que come tu hijo podría influir en su círculo social y en su manera de relacionarse con los demás y cómo se relaciona la dieta con el desarrollo del TDAH. En paralelo, los expertos insisten en la deriva negativa de los hábitos alimentarios en el ámbito familiar, y las consecuencias en la infancia que esto conlleva. Dicho de una forma clara y directa, y sin que sirva de precedente para otros ámbitos de la vida: en el pasado se comía mejor y más saludable. Por ello, los expertos abogan por recuperar las dietas tradicionales y promover hábitos alimentarios equilibrados desde la infancia, una necesidad urgente para garantizar el bienestar de las nuevas generaciones.
Los hábitos alimentarios han cambiado drásticamente en las últimas décadas, y no siempre para bien. Lo que antes era una alimentación basada en productos frescos, comidas caseras y un estilo de vida más activo, ha sido sustituido en muchos casos por un consumo excesivo de ultraprocesados, comidas rápidas y bebidas azucaradas. Y a esto se añade que las creencias diéteticas de los padres influyen también en los hijos. Esta transformación ha llevado a un aumento alarmante de la obesidad infantil, una de las más elevadas de Europa, según la Asociación Española de Pediatría (AEP).
En este contexto, según el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, la Estrategia Nacional de Alimentación (ENA), un plan integral impulsado por el Gobierno a nivel estatal, representa una gran oportunidad para revertir la actual crisis alimentaria y educar a los niños en la importancia de una alimentación saludable y sostenible.
El comité considera que la ENA es una oportunidad única para frenar esta tendencia y promover un cambio positivo en la alimentación de los niños y adolescentes. En este sentido, la doctora Rosaura Leis, catedrática de Pediatría y coordinadora del comité, advierte que si no se actúa ahora, las nuevas generaciones podrían tener una esperanza de vida más corta y menos saludable que la de sus abuelos. “Si no actuamos ahora, nuestros niños y adolescentes podrían tener una esperanza de vida más corta y menos saludable que la de sus abuelos”, asegura.

Cómo la Estrategia Nacional de Alimentación puede mejorar la salud infantil: las “4 Ps”
Recuperar patrones alimentarios como la dieta mediterránea y la dieta atlántica es clave para mejorar la salud infantil, según los expertos del Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, que ponen en valor el hecho de que ambas hayan sido reconocidas a nivel mundial por sus beneficios nutricionales y su impacto positivo en el medio ambiente.
Sin embargo, en los últimos años han perdido protagonismo frente a hábitos menos saludables que se aprecian y se ponen en marcha desde la infancia. Etapa esta, la primera de la vida, que es especialmente importante según los expertos en lo que respecta a la salud y los hábitos alimentarios. “Los primeros mil días de vida representan una ventana de oportunidad clave”, argumenta la doctora Rosaura Leis en referencia a un concepto, el de los primeros mil días en la alimentación infantil, que destacó recientemente la popular doctora Lucía Mi Pediatra.

Por todo lo expuesto, para el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, la Estrategia Nacional de Alimentación puede jugar un papel decisivo a la hora de recuperar la senda de los hábitos alimentarios positivos en la infancia y adolescencia.
¿Cómo? A través del enfoque integral que propone, basado en lo que los expertos llaman las "4 Ps". Estas representan a los principales agentes involucrados en este proceso. Son los siguientes:
- Padres y abuelos: son los primeros responsables de transmitir valores y hábitos saludables en el hogar. El ejemplo de los adultos es fundamental para que los niños adopten un estilo de vida sano.
- Profesores y escuelas: los comedores escolares deben ser espacios de educación nutricional, donde se fomente el consumo de alimentos equilibrados y se inculquen hábitos saludables.
- Pediatras y personal sanitario: los controles de salud regulares pueden ayudar a prevenir la obesidad infantil y fomentar una alimentación adecuada desde los primeros años de vida.
- Políticas gubernamentales: es necesario un compromiso institucional para coordinar políticas públicas que garanticen el acceso universal a una alimentación saludable.
Además, en paralelo al impacto positivo que las “4 Ps” pueden tener en los hábitos alimentarios de la infancia y adolescencia, la ENA busca impulsar el consumo de productos frescos y locales, reducir el consumo de ultraprocesados y bebidas azucaradas, y reforzar la educación nutricional en las escuelas.
Todo ello con el objetivo de que los niños y adolescentes recuperen hábitos alimentarios más saludables y sostenibles. "No se trata solo de qué comemos, sino de cómo y cuándo lo hacemos", afirma la doctora Rosaura Leis.

Por qué volver a los hábitos tradicionales es clave para la infancia
La dieta mediterránea y la dieta atlántica han sido la base de la alimentación en España durante generaciones. Desplazadas por patrones alimenticios menos saludables en los últimos años, lo que ha contribuido al aumento de enfermedades metabólicas como la obesidad, la diabetes y los problemas cardiovasculares desde edades tempranas según advierten desde el Comité de Nutrición y Lactancia Materna de la AEP, es esencial recuperar los hábitos que promulgan dichas dietas.
Para hacerlo, los expertos de la Asociación Española de Pediatría hacen hincapié en la capacidad de impactar de manera positiva que tienen hábitos diarios como estos:
- Comer en familia: la AEP destaca la importancia de recuperar la tradición de compartir las comidas en familia... sin pantallas. Esto no solo fortalece los lazos familiares, sino que también permite que los niños adquieran hábitos alimentarios más saludables.
- Apostar por productos frescos y de temporada: la ingesta de frutas, verduras, legumbres y pescado es esencial para una alimentación equilibrada.
- Reducir el consumo de ultraprocesados: los expertos insisten en la necesidad de disminuir el consumo de alimentos ricos en azúcares, grasas saturadas y aditivos artificiales. Está fuera de toda duda, por ejemplo, el impacto de los ultraprocesados en el rendimiento escolar.
- Fomentar el ejercicio físico: una alimentación saludable debe ir acompañada de actividad física regular para garantizar el bienestar infantil.
La ENA tiene el potencial de marcar un antes y un después en la alimentación infantil en España. Como señala la doctora Rosaura Leis, “representa una oportunidad histórica para construir un futuro más saludable para todos. Su éxito dependerá de la implicación de familias, escuelas, profesionales sanitarios, responsables políticos y de la sociedad en su conjunto”.