Un 5% con 6 años. Un 25% con 12. Un 50% con 18. La progresión de la miopía en niños, niñas y adolescentes europeos sigue una curva ascendente que no deja lugar a dudas. La buena noticia, además del anuncio del Gobierno de España de garantizar una ayuda de 100 euros para las familias que necesiten comprar gafas o lentillas a menores de 16 años, es que este aumento no parece inevitable. Hay un factor ambiental que emerge con fuerza en el análisis de los datos: el tiempo al aire libre.
Un nuevo estudio publicado en The Lancet Regional Health – Europe ha reunido datos de 128.012 personas en 14 países del continente. El objetivo: conocer con precisión la prevalencia real de la miopía en Europa, con foco en la infancia y adolescencia. Las conclusiones no solo ofrecen cifras preocupantes, sino también pistas claras para actuar desde casa, la escuela o la atención primaria.
Sabemos desde hace años que la miopía está en auge en Asia, donde la presión educativa empieza desde etapas muy tempranas. Sin embargo, este nuevo estudio confirma lo que los expertos vienen advirtiendo desde hace tiempo: que cada vez hay más niños miopes también en Europa, donde el fenómeno avanza, aunque lo haga con matices distintos.
El estudio, además, aporta conclusiones relevantes para las familias en lo que respecta a los hábitos que tienen una relación directa con el desarrollo de la miopía desde la infancia más allá del factor genético.

El crecimiento de la miopía en la infancia en datos
La investigación, liderada por André Moreira-Rosário (NOVA Medical School, Portugal), Carla Lanca y Andrzej Grzybowski, ha sido una de las revisiones sistemáticas más rigurosas sobre la miopía en Europa. Reunieron 22 estudios con muestreo poblacional o escolar representativo, publicados hasta enero de 2024.
El trabajo analiza no solo la prevalencia general (23,5%), sino cómo varía según la edad, el país, el entorno (urbano o rural) y, especialmente, el método de diagnóstico: aquellos que emplearon cicloplegia (una técnica que evita errores al medir la vista infantil) encontraron tasas más bajas (18,9%), lo que indica que la miopía podría estar sobreestimada en algunos informes previos.
En los estudios que usaron esta técnica más precisa, la miopía era del 5,5% entre los niños de 6 a 11 años, y subía al 25,2% entre los de 12 a 17. Este patrón se repite en casi todos los países estudiados.
Esto demuestra que los años de escolarización coinciden con una aceleración del problema.

Las claves para familias: cómo prevenir la miopía desde la infancia
Como explican los autores, la miopía infantil está relacionada con factores del estilo de vida moderno, como menos tiempo al aire libre y más tareas de cerca, como el uso de pantallas o la lectura intensiva. ¿Qué significa esto para madres, padres y educadores? Que hay margen para la prevención de la miopía, sobre todo si se empieza pronto.
No es solo una teoría: otros estudios recientes han demostrado que aumentar la exposición a la luz natural durante la infancia tiene un efecto protector sobre el desarrollo visual. Y la OMS ya ha desarrollado una herramienta educativa específica para prevenir la miopía desde la escuela primaria, y varias campañas piloto en Asia han demostrado que bastan entre 1,5 y 2 horas diarias al aire libre para reducir significativamente el riesgo de miopía en niños.
En este contexto, la recomendación de llevar más a menudo a los niños al parque cobra un nuevo sentido. No solo se trata de juego o ejercicio físico, sino también de proteger la visión en una etapa crítica del desarrollo ocular porque se reduce el tiempo de las actividades más perjudiciales para la vista. No tanto la lectura, que tiene grandes beneficios desde edades tempranas; sobre todo, hablamos de la reducción del tiempo de uso de las pantallas.
Por otro lado, también es reseñable que el estudio no halló diferencias significativas en miopía entre sexos ni entre zonas urbanas y rurales, siempre que las condiciones educativas y sociales fueran comparables. Es decir: no se trata solo de dónde se vive, sino de cómo se vive.

Consejos sencillos para aplicar en casa
Este tipo de evidencias refuerzan ideas que ya hemos abordado en Ser Padres, como la necesidad de repensar el exceso de pantallas en la infancia o la importancia del juego libre al aire libre: no hay mejor extraescolar que el parque hasta los seis años, no se cansan de repetir los expertos en crianza, pediatría y educación.
A modo de conclusión, además de insistir en la recomendación de potenciar el juego al aire libre, compartimos otros cuatro hábitos que pueden ayudar a prevenir la miopía en casa o en el ámbito escolar, aunque sea de forma indirecta (reduciendo el tiempo de pantallas, por ejemplo).
- Establecer rutinas diarias con al menos 1 hora al aire libre, incluso en invierno.
- Fomentar juegos que impliquen mirar a distancia, como explorar la naturaleza o juegos de pelota.
- Limitar el tiempo de tareas o deberes que exigen enfoque próximo prolongado.
- Incorporar más actividades al aire libre como parte del currículo escolar.
Referencias
- André Moreira-Rosário, Carla Lanca, Andrzej Grzybowski. Prevalence of myopia in Europe: a systematic review and meta-analysis of data from 14 countries. The Lancet Regional Health – Europe, 2025. DOI: 10.1016/j.lanepe.2025.101319