Dicen que los niños y niñas son fiel reflejo de lo que ven, sobre todo en sus padres. “De tal padre, tal hijo”, apunta el refranero popular —además de título de una gran película del director japonés Hirokazu Koreeda, que aprovecho para recomendarte—. Y lo es para lo bueno y para lo malo, hasta que los peques poco a poco van ganando en autonomía y construyendo así su propia personalidad, siempre influenciada por lo vivido en la infancia. Por eso, si quieres ser papá o mamá de un niño o niña que confíe en sí mismo, tu forma de ser y de criar a tu hijo o hija debería parecerse a esta que describe una experta en psicología positiva.
Andrea Alabí, especialista en disciplina positiva además de consultora certificada de sueño, dedica un post muy interesante a mirar a los padres y madres de aquellos peques que son seguros de sí mismos, que confían en ellos y ellas, para analizar qué se repite en sus respectivos comportamientos.
Dice Alabí en dicho post publicado en redes sociales que “para criar niños confiados en sí mismos debemos validar su experiencia y enseñarles a confiar en su instinto desde pequeños”. Y esto, añade, no significa que un niño o niña confiado tenga necesariamente que saltar a la acción. “La verdadera confianza nace de la libertad para ser quienes somos genuinamente”, apunta la experta.

A lo que se refiere Andrea Alabí es que no significa que lo estemos haciendo bien como padres o madres si, por ejemplo, obligamos o invitamos a nuestro hijo o hija a hacer algo que no quiere. Aunque sea algo cotidiano, como ir a socializar con otros iguales a los que no conoce antes de estar preparado para hacerlo. Es esencial ser fieles a los principios básicos de la crianza de apego.
“La verdadera confianza proviene del conocimiento de que eres digno e importante tal como eres”, asegura al respecto la especialista en psicología positiva. “La verdadera confianza —agrega— no es rapidez para unirse a situaciones sociales. La verdadera confianza está en saber que sus experiencias son válidas, saberse importantes y sentirse libres para ser genuinos”.
Las cosas que hacen los padres de un niño confiado en sí mismo
Según la teoría de Andrea Alabí, la mayoría de los papás y mamás de niños y niñas que confían en sí mismos hacen determinadas cosas o se comportan de una determinada manera. Las enumeramos a continuación:
- Les enseñan a confiar en sus instintos
La primera coincidencia en este tipo de crianza es que los adultos de referencia, según Andrea Alabí, promueven que sus peques confíen en sí mismos a través de sus palabras y actos. Y pone el siguiente ejemplo con la comida o el juego: “¿Ya terminaste de comer? Ok, tú conoces tu cuerpo; No tienes que ir a jugar si aún no te sientes cómoda. Busquemos algo que hacer juntas”.
- Les escuchan y les dan opciones controladas
Permitir que los niños y niñas alcen su voz, que su palabra y opinión cuenten, es otra característica de este tipo de crianza, según la especialista en disciplina positiva. En función de la edad, Alabí aconseja ofrecer opciones “controladas” . ¿Qué es esto? Por ejemplo, darles dos o tres opciones del plan de ocio del día o de la ropa que se van a poner.

- Acompañan sus emociones difíciles
Esta es la tercera característica común que destaca Andrea Alabí. Acompañar pasa, como dicen Rafa Guerrero, Álvaro Bilbao, Alberto Soler y tantos otros expertos en disciplina positiva, por validar las emociones de nuestros hijos e hijas. Por ejemplo, así: “Te sientes nerviosa por volver al cole. Te entiendo y también sé que puedes hacerlo. Estaré aquí para apoyarte y darte un abrazo si lo necesitas”.
- Son amados sin condiciones
Sin condiciones, en las buenas, en las malas, en los éxitos y en las derrotas o equivocaciones. Los niños que confían en sí mismos, afirma Andrea Alabí, son aquellos que saben que sus padres les aman “sin condiciones, justo como son”.
- Se enfocan más en el proceso que en el resultado
La quinta y última característica entronca directamente con la cuarta, ya que suelen ir de la mano que aquellos papás y mamás que muestran su amor sin condiciones a sus hijos e hijas también sean de las personas que valoran más el camino que el resultado.
“Me gusta cómo sigues intentándolo aunque se sienta difícil”, pone como ejemplo Andrea Alabí. “Lograste marcar un gol. Sé lo mucho que has practicado”, añade como segunda forma de proceder ante una situación real cotidiana en la que podemos mostrar a nuestros menores que lo importante es el trabajo realizado, más que si consiguen el objetivo buscado o no.