“¡Papá, pero escúchame también con los ojos!” o el síndrome de los padres distraídos

Es cada vez más habitual y aunque nos cueste reconocerlo estamos dando a nuestros hijos un ejemplo que no es el más adecuado para su educación, para su desarrollo ni para su crecimiento saludable.
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No recuerdo a quién le oí contar esa anécdota. Su hijo de tres o cuatro años, le estaba contando animadamente lo que habían hecho en el colegio ese día, hasta que llegó un momento en el que el niño se quedó callado mirando a su padre, “te escucho cariño, cuéntame” le dijo él, a lo que el niño le respondió eso exactamente: “ya papá, pero escúchame también con los ojos”. Y ahí cayó en la cuenta de que no había dejado en ningún momento de mirar el móvil, así que lo bloqueó, lo dejó en la mesa y se sentó a charlar con su hijo.

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Podría habernos pasado eso mismo a muchos de nosotros, el “síndrome de padres distraídos” se extiende cada día más y nos cuesta darnos cuenta de todo lo que nos estamos perdiendo.

No todo es ni tan urgente ni tan importante

Sí, la tecnología se supone que nos ayuda, nos hace la vida más fácil, nos conecta y al mismo tiempo nos ata y nos aísla, nos cuesta comunicarnos cara a cara, cada día en general hacemos menos llamadas aunque estemos whatsappeándonos con varias personas casi al mismo tiempo.

Llega un momento en el que dejamos que la tecnología que llevamos en el bolso o en el bolsillo, nos desconecta emocionalmente de nuestro entorno, de las personas con las que convivimos, de nuestros hijos en demasiadas ocasiones.

Y vemos perfectamente cómo se relacionan ellos con el móvil, cuántas horas le dedican a estar conectados a la pantalla de su smartphone. Vemos la mota en el ojo ajeno, en el suyo porque en el nuestro, cuando hablamos de cómo nos relacionamos nosotros con el teléfono móvil, nos escudamos en lo urgente o lo importante que eran esos mails o esos mensajes. Aunque sabemos que no, no lo eran. No eran ni tan urgentes ni tan importantes como puede ser estar presente ese rato de charla en la vida de nuestro hijo.

¿Cómo sé que no padezco el síndrome de los padres distraídos?

Si pasas una cantidad de tiempo excesiva con el móvil en la mano y la vista fija en la pantalla, hasta el punto de que esa actitud forma parte de la interacción familiar más o menos habitual, es que eres un caso claro de padre o madre distraída por culpa del teléfono.

Si aunque estás físicamente presente, emocionalmente estás ausente y si de vez en cuando tienes un sentimiento de culpa y arrepentimiento, es que estás afectado por el síndrome del padre o la madre ausente.

Cuando sales a dar un paseo con tu hijo ¿quién lleva a quien? Cuando paseo con mi perra a veces vemos como es el teléfono móvil el que parece que está paseando al humano que lleva a su perro de la correa ¿crees que puedes estar viviendo algo parecido?¿crees que podrías salir a pasear sin el móvil en la mano?

Terapia de choque

Dos puntos muy importantes que no puedes dejar de lado: el primero, te estás perdiendo momentos que no van a volver nunca, la niñez es una etapa muy dura en lo físico pero muy breve que después se queda en el recuerdo de ambos, padres e hijos ¿tu recuerdo va a estar siempre metido en una pantalla?

Y segundo, los niños aprenden con el ejemplo, concretamente con el que les damos sus madres y sus padres, si te ven demasiado tiempo concentrado en lo que te cuenta el móvil y demasiado poco atendiendo lo que ellos te cuentan ¿qué conclusiones crees que están sacando? ¿cómo crees que se van a relacionar ellos con la tecnología en cuanto empiecen a usarla?

Marca unas reglas y cúmplelas, unos límites de tiempo, unos momentos en los que nadie usa el teléfono móvil, por ejemplo en las comidas y las cenas o a partir de una hora determinada.

Plantea unas zonas libres de smartphone, de nuevo la mesa a la hora de comer o de cenar, o la habitación de los niños cuando les llevas a la cama y leeis unos minutos algún cuento o charlais de lo que ha ocurrido durante el día.

Y si crees que lo necesitas, no lo dudes y busca ayuda externa, quizás el trabajo está exigiendo demasiado de ti y de tu familia o el estrés o el ritmo acelerado de vida que llevamos puede que te estén forzando a comportarte así y quizás puedas cambiarlo con ayuda.

Utilizar el teléfono móvil antes de dormir puede afectar la calidad del sueño. - Istock

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