“Hay que enseñar a los niños a frustrarse frustrándolos”

La Doctora Velasco tiene clarísimo que la frustración es otra de las enseñanzas que debemos regalar a nuestros hijos y por lo que ella aprecia en consulta, es una asignatura pendiente en su educación que les está provocando numerosos problemas.
niña pensando

La Doctora María Velasco es licenciada en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alcalá de Henares y además es Especialista en Psiquiatría, tiene varios másters relacionados con la psicopatología y la psicoterapia en niños y adolescentes. En la actualidad además es psiquiatra adjunta en el Hospital Universitario Ramón y Cajal, de Madrid.

No todo lo que nos hace sentir mal es algo negativo. La tristeza es importante, la rabia es importante y para la doctora Velasco, es innegable que la frustración es importante porque nos enseña cosas de nosotros mismos y nos permite desarrollar capacidades que nos enseñan a adaptarnos.

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Para ella la adaptación es imprescindible, “vivo para estar lo más adaptado posible, para tener una visión más realista de donde puedo llegar”, señala la especialista en una reciente entrevista.

Por eso apuesta por enseñar a los niños a gestionar la frustración, teniendo frustraciones también durante su infancia, algo que no estamos haciendo las madres y los padres actuales en general, según su experiencia en consulta.

El centro del universo

La doctora Velasco plantea que todos nacemos con un cierto grado de narcisismo y tenemos que aprender a desarrollar capacidades que nos ayuden a crecer en la adversidad, esas capacidades las desarrollamos por ejemplo cuando aprendemos a tolerar y gestionar la frustración.

Todos tenemos un mundo interior en el que inevitablemente nosotros somos los protagonistas, porque somos los protagonistas de nuestros miedos, de nuestras inseguridades, de nuestros deseos. Además, está el mundo externo en el que nos desenvolvemos y el equilibrio que sepamos mantener entre ambos nos lo va a facilitar la capacidad de frustración que tengamos.

Si no sabemos frustrarnos tendemos a vivir más en nuestro mundo interno, en nuestro yo, en nuestro narcisismo. Esta intolerancia a la frustración es una de las características, según esta conocida psiquiatra, que definen los trastornos de personalidad que para algunas personas se traducen en un sufrimiento muy grande.

Frustrar no es traumatizar

Si enseñamos a nuestros hijos a frustrarse con deportividad, frustraciones tolerables y progresivas, les estamos haciendo crecer, algo que está en las antípodas de lo que ahora mucha gente, según señala la doctora Velasco, interpreta como maltrato.

“Está todo el mundo muy confuso pensando que decirle a un niño “no” es traumatizarle”, comenta la doctora, “me parece mucho más traumático que no te digan nunca un “no””. Traumatizar se emplea con una ligereza increíble, demasiado rápido y demasiado frívolamente.

Si a un niño, en casa nunca se le ponen límites, cuando llega al colegio no sabe respetar a los profesores y si no los respeta “¿cómo va a pensar que puede aprender de ellos?” y lo más importante que debería también hacernos reflexionar a nosotros, sus padres y madres “¿por qué va a querer crecer si ya lo tiene todo?”.

Frustración y empatía

La empatía es una capacidad humana que tenemos y nos pasa como con la frustración, si no nos ayuda nadie a desarrollar la empatía es muy difícil que lleguemos a ser nunca personas empáticas, según comenta la doctora Velasco.

Nos va a dar igual el otro porque le vamos a ver como un objeto que viene a saciar nuestras necesidades.

La frustración nos enseña los límites, hasta donde se puede llegar con nuestras aspiraciones, donde empiezan las de los demás y eso nos hace desarrollar otras capacidades como puede ser precisamente la de la empatía.

En conclusión, para la doctora María Velasco, educar a nuestros hijos en la gestión de las emociones más negativas es necesario, enseñarles a gestionar su frustración es imprescindibles para criar niños y niñas felices que al crecer sean también adultos empáticos.

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