Cinco diferencias entre parto natural (de baja intervención) y medicalizado que te ayudarán a decidir

La forma de enfocar la atención al parto ha dado un giro de 180 grados en los últimos años, ofreciendo variadas y diferentes maneras de vivir la experiencia.
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Hace unos cincuenta años, el parto comenzó a ser un proceso hospitalario, reduciendo enormemente las tasas de mortalidad perinatal que se daban en aquella época.

- Natalia Deriabina

El control de la gestación y la monitorización del parto hicieron de este proceso algo “médico”, considerando a la madre cómo una “paciente” y no cómo una mujer viviendo un proceso natural.

Como consecuencia de este cambio tan radical en el proceso de atención de los partos surgió un nuevo término “El parto medicalizado” en el que se realizan intervenciones protocolarias desde su inicio, independientemente de si son necesarias o no.

El parto natural y/o normal se define según la OMS cómo aquél de comienzo espontáneo, de bajo riesgo desde el comienzo del trabajo de parto, hasta la finalización del nacimiento. El niño nace en forma espontánea, en presentación cefálica, entre las 37 y 41 semanas completas de edad gestacional.

Los nuevos avances junto con la evidencia científica han demostrado que los partos de alto riesgo son los que requieren una alta medicalización; en cambio, los de bajo riesgo pueden ser controlados mediante una serie de mínimas medidas.

El pato es un proceso que conlleva ciertos riesgos y en muchas ocasiones no vamos a poder elegir el tipo de parto que queremos, ya que, va a depender de las características individuales, cómo son los antecedente personales previos, evolución de la gestación y el parto, estado del feto en cada momento, etc…

Cómo elegir el tipo de parto

Sin embargo, si nuestro embarazo cursa con total normalidad, somos nosotras, las matronas, las que elegimos ante un amplio abanico de posibilidades. 

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Libertad y movimiento. En los partos de baja intervención disfrutaras de mayor libertad de movimiento. Esto se debe a que no es necesario una monitorización constante del feto ni la necesidad de estar en la cama debido a la administración de fármacos vía epidural. Este hecho hará que el parto evolucione de una forma fisiológica, el bebé se adapte mejor a tu pelvis y tengas menos riesgo de complicaciones. 

Uso de fármacos. Durante el parto, el bebé sigue conectado a ti por el cordón umbilical, por lo que todos los fármacos que te administren pasarán la barrera placentaria, en mayor o menor medida.

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En los partos medicalizados se utilizan en muchas ocasiones por protocolo, pudiendo acarrear una serie de acontecimientos adversos y aumentar el riesgo de una cascada de intervenciones que afectarán de manera negativa tu experiencia. 

Recuperación. En los partos de baja intervención existe una recuperación postparto más rápida que en los partos medicalizados. 

Tasa de cesáreas e instrumentalización de partos. Los partos medicalizados sin una causa justificada hacen que aumenten las complicaciones en el proceso del parto normal, aumentando el número de cesáreas y de la necesidad de instrumentalización.

Complicaciones durante la gestación. Existen una serie de circunstancias dónde lo más recomendable es realizar un parto medicalizado para disminuir lo máximo posible el riesgo de complicaciones materno/fetales.

Por ejemplo: partos prematuros, estados hipertensivos del embarazo, crecimiento intrauterino retardado etc…

En estos casos se debe de llevar a cabo un control estricto del bienestar, empleando los protocolos que sean necesarios. 

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