Como madre, aprendí a abrazar el azar: lo que me enseñaron las crisis y las sorpresas sobre la crianza

Abrazar el caso, aprender de las sorpresas sobre la crianza, disfrutar de la serendipia, todo puede ser de gran ayuda, si te lo permites.
las sorpresas sobre la crianza

La crianza de los hijos es una experiencia llena de momentos sorprendentes, aprendizajes constantes y cambios que nadie vio venir. Sin embargo, muchos padres y madres sienten la presión de hacerlo todo "bien" desde el principio o por lo menos, hacerlo todo como se supone que tiene que hacerse, lo que puede generar ansiedad y frustración. 
Según algunos estudios, estamos hablando de que el 86% de las madres y padres españoles se sienten juzgados por su forma de criar a sus hijos, lo que contribuye a crear en sus vidas una tormenta emocional de la que a veces es demasiado complicado guarecerse.

Aprender a aceptar la incertidumbre, a ser flexibles y a encontrar oportunidades en lo inesperado puede hacer que la crianza sea una experiencia más enriquecedora y menos estresante. Abrazar el azar, dejar que fluyan los acontecimientos, pensar que las crisis pueden ser momentos de cambio y que las sorpresas no siempre tienen que ser peligrosas o desagradables, hay margen para todo eso y mucho más.

Porque aunque pensemos que no, criar a un hijo es una aventura llena de retos, aprendizajes y momentos inesperados. Aprender a adaptarse al caos y a ver las sorpresas como oportunidades puede hacer que la crianza sea más placentera y al mismo tiempo mucho menos estresante. 

La flexibilidad, la paciencia y la capacidad de improvisar son herramientas fundamentales para convertir la incertidumbre en una aliada en lugar de una enemiga. En definitiva, aceptar el desorden y la espontaneidad no solo beneficia a los hijos, sino que también hace que los padres disfruten más de esta maravillosa etapa de la vida.

"La ciencia y el azar" de Mireia Ortega (Ed. Pinolia)

Aceptar el desafío

La crianza es sin lugar a dudas un desafío emocional y al mismo tiempo social para las madres y los padres porque la llegada de un hijo transforma la vida de cualquier persona. La responsabilidad de criar y educar a un niño implica desafíos emocionales, organizativos y, muchas veces, también económicos.

A todas estas cargas y desafíos hay que sumar las desigualdades en la distribución de las responsabilidades. Según investigaciones, la mitad de las mujeres modifica su carrera profesional al convertirse en madres, mientras que solo el 8% de los hombres lo hace. Esto pone en evidencia que, a pesar de los avances sociales, la crianza sigue siendo, en gran medida, una carga desproporcionada para las madres.

Muchas veces, los padres se aferran a la idea de que todo debe seguir un supuesto plan estricto para que sus hijos tengan la mejor crianza posible. Sin embargo hay voces de profesionales muy reconocidos, como la del neuropsicólogo Álvaro Bilbao que enumera las cosas que debes olvidar para ser un padre o madre feliz, felicidad que por supuesto sabrás contagiar a tus hijos de una manera mucho más sencilla y eficaz.

Volvemos al punto anterior, la clave está en la capacidad de adaptación y en la disposición para aceptar los cambios, para abrazar el caos aunque solo sea un poquito y para enfocar la crianza con una mentalidad abierta.

Aceptar el caos no significa renunciar a la organización, sino entender que la rigidez puede generar más estrés que beneficios. En la crianza, la paciencia y la creatividad son esenciales. Es importante recordar que cada niño es único y que lo que funciona para unos puede no ser adecuado para otros, incluso aunque sean hermanos y les hayas educado a los dos con los mismos principios y enseñanzas.

las sorpresas sobre la crianza
Abuelos abrazando cariñosamente a su nieto. - Imagen: PF

La serendipia es una amiga

El concepto de serendipia hace referencia a los descubrimientos positivos que ocurren por casualidad. En la crianza, esto se traduce en la capacidad de convertir imprevistos en oportunidades de aprendizaje y crecimiento. La divulgadora científica Mireia Ortega resalta la importancia de valorar los errores y los momentos inesperados, tanto en la ciencia como en la vida.

Mireia Ortega acaba de publicar un libro titulado “La ciencia y el azar” en el que precisamente plantea esa relación y cuenta con detalle y de una forma muy entretenida, como algunos de los descubrimientos más importantes para la humanidad y más comunes en nuestro día a día como la penicilina, el velcro o los rayos X, surgieron por accidente, por casualidad, por una mezcla entre azar, trabajo, inteligencia y creatividad.

Como dice ella misma, “la ciencia, como la vida, está llena de casualidades. La cuestión es saber convertir estas casualidades en oportunidades.” En la crianza sucede lo mismo: los momentos de caos pueden convertirse en oportunidades para fortalecer vínculos familiares, desarrollar resiliencia y aprender a gestionar mejor las emociones. Si bien cada familia es diferente, hay algunas estrategias que pueden ayudar a los padres a adaptarse mejor a lo inesperado:

Dejar ir la perfección. Nadie es un padre o madre perfecto, no existen. Por eso es importante aceptar que habrá días difíciles y que cometer errores es parte del proceso. En lugar de obsesionarse con hacer todo "bien", es mejor centrarse en el amor y el respeto hacia los hijos.

Aceptar la improvisación. Por más que se planifiquen las rutinas, más de una vez el ritmo se romperá por culpa de los imprevistos. Tener una mentalidad flexible y saber adaptarse a los cambios permitirá a los padres disfrutar más de la crianza.

Buscar apoyo y comunidad. Criar en soledad llega a ser muy agotador. Rodearse de otras familias, compartir experiencias y pedir ayuda cuando sea necesario puede hacer que el proceso sea mucho más llevadero.

Practicar la paciencia y la resiliencia. Cada etapa de la crianza tiene sus desafíos por lo que mantener una actitud paciente y resiliente ayuda a afrontar los problemas que vayan surgiendo con el paso del tiempo, con mayor tranquilidad y confianza.

Disfrutar el presente. Muchas veces, los padres se preocupan tanto por el futuro de sus hijos que olvidan disfrutar del presente. Vivir el momento, reírse de los imprevistos y valorar los pequeños detalles hace que la crianza sea una experiencia más enriquecedora y gratificante para todos, niños y también adultos.

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Día de baño en el río en familia. - Imagen: PF

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