En los últimos años, la educación ha sido objeto de profundos cambios, no solo en métodos de enseñanza, sino también en los pequeños detalles que conforman el día a día en las aulas.
Uno de estos detalles, aparentemente insignificante pero ahora cargado de polémica, es el uso del bolígrafo rojo para corregir exámenes. Este tema ha cobrado relevancia tras la viralización de un vídeo en TikTok de la profesora Laura (@LauriMathTeacher), quien recibió críticas por utilizar este color en sus correcciones. Pero ¿realmente afecta el bolígrafo rojo a la autoestima de los niños?
El debate sobre el bolígrafo rojo trasciende lo anecdótico y nos invita a reflexionar sobre cómo las pequeñas decisiones pueden influir en el entorno educativo, es verdad que siempre hemos oído que lo que se corrige en privado y se felicita en público, si queremos mejorar la autoestima de una persona.
Aunque diferentes estudios sugieren que colores más suaves podrían ser beneficiosos para reducir la ansiedad y mejorar la percepción de las correcciones, también es cierto que el impacto depende del enfoque pedagógico general.
El color rojo: ¿autoridad o agresividad?
El debate sobre el uso del color rojo a la hora de corregir exámenes, trabajos o ejercicios escolares no es nuevo, pero un estudio publicado en The Social Science Journal en 2013 lo llevó al centro de atención. Según esta investigación, que involucró a casi 2.000 estudiantes, el color rojo era percibido como "agresivo" y generaba mayor ansiedad entre los alumnos cuando se utilizaba para señalar errores.
Esto se debía, principalmente, a que las correcciones en rojo se interpretan como más severas cuando los estudiantes no están de acuerdo con ellas. Los investigadores concluyeron que este color podría no favorecer el aprendizaje ni mejorar el rendimiento académico. En su lugar, recomendaron optar por colores más suaves, como el verde o el azul, que podrían generar un ambiente menos intimidante y más propicio para la reflexión.
Laura, la profesora que desató la polémica, respondió a las críticas con ironía. En su vídeo explicó cómo preguntó a sus alumnos si se sentían frustrados por las correcciones en rojo. La respuesta fue clara: "Se rieron en mi cara". Para ella, esta controversia refleja una tendencia preocupante hacia la sobreprotección infantil: "Estamos creando una burbuja; vamos a preocuparnos por cosas realmente importantes", comentó.
Este tipo de reacciones pone de manifiesto una división entre quienes defienden las prácticas tradicionales y quienes abogan por cambios basados en investigaciones psicológicas y pedagógicas.

El impacto psicológico del color en la educación
La psicología del color sugiere que los colores tienen un impacto emocional significativo. El rojo está asociado con advertencias y peligro, lo que podría explicar por qué algunos estudiantes lo perciben como agresivo.
Sin embargo, otros expertos argumentan que este efecto depende del contexto y de cómo se presenta la corrección. Si un profesor utiliza el rojo únicamente para señalar errores sin ofrecer comentarios constructivos, es más probable que los alumnos lo asocien con algo negativo.
Por otro lado, técnicas como "el bolígrafo verde", que resaltan los aciertos en lugar de los errores, están ganando popularidad. Estas estrategias buscan fomentar una mentalidad positiva al centrarse en lo que se hace bien, motivando a los estudiantes a repetir esos comportamientos exitosos.
Para muchos docentes veteranos y padres, esta discusión puede parecer trivial. Durante décadas, el bolígrafo rojo fue un símbolo claro de autoridad y corrección sin mayores cuestionamientos. Sin embargo, las generaciones actuales están más sensibilizadas hacia temas relacionados con la salud mental y el bienestar emocional.
Algunos educadores consideran que este debate refleja una tendencia hacia la hipersensibilidad en las aulas. Como señala Laura: "De toda la vida se ha corregido en rojo y nunca ha pasado nada". Sin embargo, otros ven esta discusión como una oportunidad para repensar prácticas educativas tradicionales y adaptarlas a las necesidades actuales.

Qué dice la ciencia
Existen estudios recientes sobre el uso de colores en la corrección de exámenes además del ya mencionado publicado en 2013 en The Social Science Journal, que se realizó con una muestra de casi 2.000 estudiantes y encontró que el uso del color rojo para corregir generaba mayor ansiedad entre los alumnos y era percibido como más "agresivo".
Los resultados indicaron que cuando los estudiantes no estaban de acuerdo con las correcciones, el uso del color rojo hacía que estas se percibieran como más severas. Los investigadores concluyeron que este color no favorecía el aprendizaje ni mejoraba el rendimiento académico, por lo que recomendaron el uso de colores más suaves.
Otros estudios señalaron que por ejemplo, utilizar colores más neutros, como el azul, podría favorecer la relación profesor-alumno. Distintas escuelas han ido experimentando con distintos modos, por ejemplo marcar los aciertos en verde en lugar de los errores en rojo, buscando un enfoque más positivo.
Un estudio del psicólogo de la Universidad de Johns Hopkins Jonathan Flombaum, demostró que el etiquetado con colores básicos favorece la memorización, siendo el rojo uno de los colores que mejor memoriza nuestro cerebro.
Es importante notar que, aunque estos estudios ofrecen perspectivas interesantes, la efectividad de los métodos de corrección puede variar según el contexto educativo y las necesidades individuales de los estudiantes. En última instancia, quizá no sea tan importante el color del bolígrafo como la manera en que los profesores comunican sus observaciones. Un comentario constructivo y empático puede marcar una diferencia mucho mayor que cualquier tinta roja o verde y a la inversa también, hace unos meses nos escandalizábamos con las correcciones de un examen que se hicieron virales y desataron la polémica, independientemente del color en el que se escribieron.
Métodos alternativos para corregir
Existen varios métodos alternativos para corregir exámenes sin recurrir al uso de colores específicos. Desde herramientas digitales o plataformas de corrección automática proporcionando resultados instantáneos y estadísticas detalladas, hasta softwares especializados que facilitan la corrección rápida de pruebas tipo test que pueden crearse fácilmente con los formularios de Google.
También hay métodos de evaluación alternativos que van más allá de los exámenes y las pruebas más tradicionales, desde los diarios de aprendizaje en los que los estudiantes van registrando tanto sus progresos como sus propias reflexiones sobre el aprendizaje, hasta trabajos y proyectos en los que el estudiante tiene que demostrar sus logros y su evolución a lo largo del tiempo. Y no podemos olvidar una realidad incuestionable que es el hecho de que corregir a los hijos no deja de ser un gran acto de amor hacia ellos.

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