La educación de los hijos es un reto constante para los padres, algo a lo que todos se enfrentan, con más o menos recursos. Por eso, muchas veces el esfuerzo de los progenitores, se centra simplemente en consejos y correcciones verbales, pero ¿es realmente esta la mejor estrategia?
De esto te hablamos hoy, puesto que el doctor Manuel Sans Segarra sostiene que los niños no aprenden solo con palabras, sino que lo hacen a través del ejemplo. En una reciente intervención, el especialista subrayó la importancia de la coherencia entre lo que los padres dicen y lo que hacen. El doctor asegura que los pequeños recuerdan más lo que ven, que lo que se les dice a la hora de regañarles o corregirles algo.
El poder del ejemplo en la educación infantil
Según Sans Segarra, los niños desarrollan su comportamiento principalmente observando a los adultos que los rodean. "Siempre nos acordamos más de lo que vemos y oímos que de lo que nos dicen", explica el experto. Este principio es fundamental para que los padres comprendan que sus acciones tienen un impacto mucho mayor en la educación de sus hijos que sus palabras.

Si un padre insiste en que su hijo debe levantarse temprano para ir a la escuela, pero él mismo se queda en la cama hasta tarde, el pequeño tenderá a imitar esa conducta en lugar de seguir la instrucción verbal. La coherencia entre el discurso y la acción es clave para transmitir valores como la responsabilidad, el respeto y el esfuerzo.
La imitación como base del aprendizaje
Es un hecho que los niños son grandes imitadores. Desde edades tempranas, observan y replican las actitudes de sus padres. Por ello, si los adultos mantienen hábitos positivos, como la organización, la puntualidad o el respeto, los hijos los adoptarán de manera natural.
En cambio, si perciben contradicciones, pueden desarrollar confusión o incluso perder la confianza en la autoridad de sus progenitores. "Si yo predico una cosa y hago lo contrario, en el fondo el niño dirá: Me está engañando", advierte Sans Segarra.
El impacto del ejemplo en la autoestima infantil
Más allá de la disciplina, educar con el ejemplo fortalece la autoestima de los niños. Cuando un pequeño ve que sus padres actúan con coherencia, se siente seguro y valorado. "Yo tengo que educarlo desarrollando su autoestima con el ejemplo, convenciéndole y con amor", señala el médico.
Si, por el contrario, un niño percibe que su padre o madre le pide hacer algo que ellos mismos no cumplen, puede sentirse confundido e incluso engañado. La confianza en los adultos se basa en la credibilidad de sus acciones, no solo en sus palabras.

La clave: educar con coherencia
Para que la educación sea efectiva, los padres deben convertirse en el reflejo de todo lo que desean inculcar. Si quieren que sus hijos sean responsables, deben serlo ellos primero. Si buscan que sean ordenados, deben demostrar orden en su día a día y así con todo.
En definitiva, la reflexión que sacamos tras las palabras de este doctor es que la mejor estrategia de educación no está en las palabras, sino en las acciones. Como afirma Sans Segarra, los niños no aprenden solo de lo que se les dice, sino de lo que ven en casa. La coherencia y el ejemplo son las herramientas más poderosas para formar niños seguros, responsables y felices.