Millones de niños y niñas en todo el mundo viven diariamente situaciones que ponen en riesgo no solo su bienestar, sino también su derecho fundamental a la educación. Si nos quedamos en nuestro país, un ejemplo de esto es el peligro de la exposición de los niños españoles a las olas de calor y sus consecuencias, un peligro sobre el que algunas ONGs ya han puesto el foco de atención. Saliendo de España la situación no es precisamente mejor, según la Campaña Mundial por la Educación en la que participan distintas organizaciones no gubernamentales de todo el mundo, hay 224 millones de niños y jóvenes que se están enfrentando a enormes obstáculos que les impiden acceder a una educación de calidad por culpa de los conflictos armados, los desastres naturales y los desplazamientos forzosos que se ven obligados a realizar.
Y frente a esa cifra de 224 millones de niños y jóvenes afectados, no llega al 3% la ayuda humanitaria que a nivel mundial se destina a la educación de todas estas personas, lo que está poniendo en riesgo el futuro de generaciones enteras.
Los niños son ya las primeras víctimas del cambio climático y sus consecuencias y en una década, la población mundial no escolarizada solo se ha reducido en un escaso 1% de ahí el llamado urgente a la acción que se ha emitido desde la CME a la comunidad internacional, para que priorice la educación en situaciones de emergencia porque es una herramienta fundamental de cara a reconstruir aquellas sociedades que están siendo afectadas por una crisis.

Escuelas en la línea de fuego
Entre 2019 y 2020 los ataques a las escuelas y su uso con fines militares ha crecido de manera alarmante y en 2021, la cifra de personas heridas o muertas en instituciones educativas directamente se duplicó.
Son datos que ponen el foco de atención en una realidad que debería preocuparnos a todos, las escuelas y los colegios ya no son lugares seguros, han pasado a convertirse en objetivos en contextos de emergencia como los que están en activo ahora mismo en distintos puntos del planeta.
La CME es una coalición formada por distintas ONGs, sindicatos vinculados con el mundo educativo, movimientos sociales y centros culturales a nivel internacional. En España forman parte de la CME organizaciones como Ayuda en Acción, Educo o Plan Internacional, entre otras, que promueven que se valore la educación como lo que es, un derecho humano y un motor de desarrollo sostenible.
Un llamado a la acción
Para la CME ha llegado el momento de actuar con valentía por parte de la comunidad internacional, con el fin de garantizar que cada niño y cada niña tenga la oportunidad de aprender, de crecer y de construir su futuro. “Invertir en educación en emergencias es una cuestión de justicia social. No podemos permitir que ningún niño o niña quede atrás por causas que escapan de su control”, afirma Mariluz Aparicio, coordinadora de la CME en España.
La educación transforma vidas y a medio plazo llega incluso a transformar sociedades. En los escenarios de las emergencias, las escuelas se convierten en mucho más que en espacios de aprendizaje, son también refugios de estabilidad, de apoyo emocional e incluso de protección frente a la violencia.
Todo esto demuestra que priorizar la educación en contextos de emergencia es una inversión en un futuro más equitativo, más sostenible y más justo, se trata de un deber moral que para la CME se debe exigir a los gobiernos y a la comunidad internacional.

Invertir en educación en las emergencias
"Es el momento de actuar con valentía y visión, de garantizar que cada niño y niña, sin importar dónde se encuentre, tenga la oportunidad de aprender, crecer y construir un futuro", señala Mariluz Aparicio, coordinadora de la CME en España.
Las cifras son claras: la proporción de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) destinada a la educación ha disminuido del 9,3% en 2019 al 7,6% en 2022.
Ante esta situación, la CME propone una serie de medidas para revertir esta tendencia:
- Aumentar la ayuda humanitaria dedicada a la educación. Se insta a los gobiernos y donantes internacionales a destinar al menos el 10% de la ayuda humanitaria total a la educación en emergencias para 2030.
- Cumplir los compromisos internacionales de financiación. Es esencial establecer metas anuales para alcanzar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta en AOD, asegurando que se priorice la educación.
- Garantizar entornos educativos seguros y resilientes. Integrar medidas de protección infantil en los sistemas educativos es clave para proteger a los niños y niñas en situaciones de emergencia.
- Invertir en el profesorado. La capacitación y el empoderamiento de los docentes son esenciales para garantizar una educación de calidad, incluso en los contextos más adversos.
Garantizar una educación inclusiva y de calidad en los momentos más difíciles es clave para proteger a los niños y niñas de la explotación, la violencia y la pobreza extrema.
La inversión en educación en emergencias tiene que ser una prioridad mundial para asegurar que se cumplan los derechos fundamentales de la infancia y la juventud. Desde la CME se enfatiza que invertir en educación en emergencias no solo es una cuestión de justicia, sino también de sostenibilidad global.

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