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Lucía, mi Pediatra: “Los niños pequeños sufren ‘secuestros emocionales’ cuando tienen rabietas y nosotros tenemos que ayudarlos”

Una rabieta pone a prueba nuestra paciencia solo si no sabemos cómo manejarla. La pediatra Lucía Galán explica que, en realidad, los niños están ‘secuestrados emocionalmente’ cuando tienen una y nos ayuda a saber qué hacer.

Ya sabemos que las rabietas infantiles son una parte normal del desarrollo infantil y que, por sí mismas, no indican un problema de conducta. También sabemos que son temporales y que, a medida que los niños maduran y desarrollan habilidades emocionales, tienden a disminuir en frecuencia e intensidad.

rabieta

rabietaGetty Images

Pero, somos conscientes de que hasta que llega ese momento las rabietas pueden ser del todo temidas por los padres. A menudo, ponen a prueba la paciencia. Por eso, los expertos insisten en que es necesario conocer su origen para entender cómo funcionan y, así, poder actuar a su favor (y a favor del desarrollo del menor).

Son muchas las palabras que ya hemos utilizado el en entorno de las rabietas, pero nunca os habíamos hablado de ‘secuestro emocional’ que sufren los niños más pequeños cuando sufren una.

Ahora, la pediatra Lucía Galán (más conocida en redes como Lucía, mi Pediatra) habla de ellos para hacer entender a los padres cómo actuar sin perder la paciencia.

Rabietas por necesidad vs rabietas por capricho

“Hay un tipo de rabietas, típicas en niños pequeñitos de un año y medio o dos años, en las que parece que no nos da tiempo: sin que nos demos cuenta, el niño está llorando tirado en el suelo”, dice Lucia Galán en el vídeo antes referenciado. “En este tipo de rabietas están en su cerebro inferior, están sufriendo un ‘secuestro emocional’ y su razón está completamente anulada”, sigue.

Pero, ¿qué es eso de ‘cerebro inferior’? El psicólogo infantil Rafa Guerrero lo explica así en su libro Menudas Rabietas (Ed. Libros Cúpula): “En una rabieta del cerebro inferior se activan las zonas encargadas de la supervivencia y el procesamiento de las emociones, por lo que no hay capricho ni deseos en este tipo de rabietas” y prosigue: “En una rabieta del cerebro inferior hay una necesidad no atendida satisfactoriamente por parte del adulto”. Es decir, en este tipo de rabietas, el niño no tiene capricho, sino necesidad de que atendamos algo que necesita.

Algo que no ocurre en las rabietas por capricho, que tienen lugar en el cerebro superior y que son más propias de niños mayores (a juzgar por las palabras de Rafa Guerrero).

Es en las primeras donde aparece ese ‘secuestro emocional’ en el que su razón queda bloqueada.

En otras palabras, si el niño tiene miedo a la oscuridad aparecerá un ‘secuestro emocional’, pero si lo que quiere es una chuchería que nos negamos a comprarle, aparecerá una rabieta por capricho.

Niño que está llorando teniendo una rabieta

Niño que está llorando teniendo una rabietaGetty Images

¿Cómo lidiar con el ‘secuestro emocional’ sin perder la calma?

Lucía Galán explica en esta intervención que el secuestro emocional puede ser del todo desconcertante para los padres: “No nos da tiempo a darnos cuenta de qué ha ocurrido, de repente el niño se pone a gritar y se tira al suelo”, argumenta.

En este tipo de rabietas, de acuerdo a ella, no tenemos que intentar que razonen porque su razón ‘queda bloqueada’. “Tenemos que bajar allí abajo, a su cerebro inferior, y conectar con él a través del contacto, ya que es lo que nos permitirá conectar con esa emoción que ha desencadenado la rabieta”.

Dice la misma profesional que acercarnos, cogerlo en brazos, abrazarlo y besarlo sin demasiado discurso, probablemente, lo relajará. “Hay niños que simplemente haciendo esto, se acurrucan y se relajan”, explica.

Ya una vez que estén calmados y tranquilos podemos preguntarle: “Pero, cariño, ¿qué ha pasado?”. “A veces, ni siquiera ellos saben qué ha ocurrido”, termina.

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