Qué es el síndrome del impostor y qué tiene que ver con los niños con altas capacidades

No es un concepto únicamente relacionado con las altas capacidades, pero el síndrome del impostor aparece más en este tipo de personas.
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Estos días estoy escuchando con atención el testimonio de Joan Álvarez, un empresario de éxito que está compartiendo cómo es la convivencia desde niño con las altas capacidades que tiene. En una de sus confesiones, Álvarez hace referencia al síndrome del impostor, que él dice que apareció por el “doble efecto” que se genera cuando se empieza a saber que eres una persona con altas capacidades: “demuestra que lo eres por un lado, y por otro, a ver si el listo se equivoca”. Al emprendedor esto, de niño y adolescente, le generaba ansiedad, y reconoce que caía en el síndrome del impostor. Pero, ¿qué este síndrome y qué tiene que ver con las altas capacidades?

El concepto de síndrome del impostor lo acuñaron dos psicólogas clínicas a finales de los años 70, Pauline Clance y Suzanne Imes. Ambas trabajaron con mujeres de éxito en los estudios pero cuya descripción personal de sí mismas se alejaba completamente de sus resultados académicos. De ahí surgió la descripción del concepto síndrome del impostor, que no está descrito como tal a nivel clínico.

Niña con un libro

Es decir, no es una patología, sino que es la incapacidad de interiorizar su propio éxito por una persona, que achaca sus virtudes y objetivos conseguidos a factores externos. Estas personas llegan a pensar que no merecen dicho éxito y sienten que son una especie de fraude ante los demás.

Explica la diplomada en psicología y experta en altas capacidades que divulga detrás del blog Vida de Cebra que “La persona que tiene el síndrome del impostor tiende a explicar sus éxitos con factores externos como la suerte o la facilidad de la tarea en vez de considerar que si lo consiguió es por sus capacidades”. Estas personas, continúa, “perciben su imagen exterior de persona brillante como accidental o inmerecida”.

Esto puede afectar a su comportamiento, ya que las personas que sufren el síndrome del impostor tienden a fingir no ser quien en realidad son, o a ocultar sus talentos y habilidades. Piensan que la gente se va a dar cuenta de que no son capaces o no saben algo. “El síndrome del impostor está claramente relacionado con la falta de autoestima y es muy problemático porque se encuentra frecuentemente en personas que tienen grandes éxitos y el síndrome del impostor les limita en la altura de lo que podrían alcanzar”, afirma la psicóloga en Vida de Cebra.

Niño escribiendo

¿Qué tiene que ver con las altas capacidades?

El síndrome del impostor se da más a menudo en personas con altas capacidades. Así lo afirman los expertos.

Es habitual que este tipo de personas desarrollen estrategias para achacar su éxito a factores excepcionales y esconder así sus altas capacidades. Puede ser, por ejemplo, estudiar muchísimo para un examen, de forma exagerada, teniendo así la justificación del gran resultado académico. Y también puede ocurrir justo lo contrario, tender a la procrastinación, lo cual es una especie de protección ante el fracaso.

La asociación Pitágoras, que está compuesta por varias personas expertas en el campo de las altas capacidades, dedican un post a explicar por qué hay personas que las tienen que sienten las consecuencias del síndrome del impostor.

El equipo de la asociación especializada en altas capacidades insiste en que es “importante trabajar en la autoconfianza” con los niños y adolescentes que muestren síntomas de tener el síndrome del impostor. “Conocer y valorar los logros, las capacidades, las destrezas, el conocimiento y la experiencia que se tiene”, señalan.

En su opinión, “es importante y sí es posible aprender a enfocar la mirada para potenciar esa capacidad y centrarla en esa porción de la realidad que constata y sostiene los aspectos positivos, confirma y recuerda los objetivos alcanzados”, apuntan desde Pitágoras.

Si hablamos de niños o adolescentes, por lo tanto, somos los adultos de su confianza quienes podemos hacerles conscientes de que sufren el síndrome del impostor y podemos ayudarles y acompañarles en el proceso para que puedan asimilar lo que realmente son, personas con altas capacidades. En este proceso podemos recurrir, por supuesto, a ayuda externa a través de psicólogos especializados.

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  • Eugenio Manuel Fernández Aguilar