Una de las características que más aparece en la población con altas capacidades es el perfeccionismo. Esta es una de las que suele ser común en todos los perfiles de altas capacidades, también entre los niños, si bien advierten Alejandro Busto y Olga Carmona, psicólogos especializados en altas capacidades, que tiene “especial relevancia” en las niñas.
Explican ambos autores en su libro Hijos con altas capacidades. El reto de educarlos, que el perfeccionismo en las altas capacidades no siempre es positivo. Es más, suele tener consecuencias negativas. “Este perfeccionismo exacerbado puede llevarlas por un lado a no estar nunca satisfechas con el resultado obtenido en alguna tarea, ya que no se corresponde con la expectativa ideal que se habían hecho, pero también a no intentar una tarea por el miedo a no lograr el resultado que creen que deberían tener”, afirman Carmona y Busto.

En la misma línea se expresa Sylvia Sastre-Riba, profesora de Desarrollo Cognitivo de la Facultad de Psicología de la UNIR, especialista en la materia. En este post del blog divulgativo de la Asociación Española para Superdotados y con Talento (AEST) y la fundación La Caixa, se hacen eco de lo que la autora dice sobre el perfeccionismo en las altas capacidades: “la alta capacidad tiende normalmente a la excelencia, pero también puede verse afectada por un tipo de perfeccionismo insano que puede afectar negativamente en la gestión de ese potencial intelectual”.
Según Sastre-Riba, “las presiones del perfeccionismo pueden llevar a los niños de altas capacidades a una elevada motivación para alcanzar altos logros (perfeccionismo positivo), o todo lo contrario, generarles problemas de bajo rendimiento (perfeccionismo negativo)”. Es exactamente lo mismo, con otras palabras, de lo que advierten Olga Carmona y Alejandro Busto en su libro. “Y es que el perfeccionismo llevado al extremo proporciona poca satisfacción y mucha autocrítica”, subrayan desde AEST.
Para que las presiones a las que ellos y ellas mismas se someten por su perfeccionismo no se conviertan en consecuencias como abandono, miedo a fallar o ansiedad, los adultos podemos echar una mano. “Es muy importante ayudarlas a trabajar el perfeccionismo cuando este se convierte en disfuncional, cuando ya no sirve para alcanzar la excelencia en una tarea y se convierte en un obstáculo que incapacita y les hace sufrir”, apuntan Alejandro Busto y Olga Carmona.
Si lo trabajamos, podemos ayudar a que desarrollen un perfeccionismo que Sylvia Sastre-Riba denomina “sano”. Este, expone la psicóloga, “es un rasgo positivo que dirige los esfuerzos personales persistentemente hacia la excelencia aceptando los errores y limitaciones propios como fuente de aprendizaje”, y está asociado, añade, “a otros rasgos como la alta expectativa personal y autoestima, el orden, la precisión, la organización, el buen rendimiento…”.
Así puedes ayudar
Si tu hijo o hija con altas capacidades es perfeccionista pero está característica suya no está ayudando, puede que sea un tipo de perfeccionismo negativo que haya que ayudarle a revertir.

Esto, según Olga Carmona y Alejandro Busto, se puede conseguir mediante algunos hábitos. El primero, ser ejemplo. “Como siempre, ser modelo y referente. Con hechos, no palabras. Los hechos tatúan la realidad en el cerebro y no hay viento que las pueda llevar”, aseguran los dos psicólogos, que recomiendan “revisar tu actitud en ese sentido para que puedas detectar si verdaderamente eres un referente de flexibilidad, tolerancia al error, si disfrutas y celebras más el proceso que el resultado…”.
AEST, en el citado post, se hace eco también de las siete estrategias para superar el perfeccionismo negativo recomendadas por Luz Pérez, catedrática de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad Complutense, en el XII Seminario Internacional Mujer y Superdotación. Son las siguientes:
- Siéntete orgulloso de tus esfuerzos.
- Aprende de tus errores.
- Controla el tiempo de trabajo y ajústalo a tu vida.
- Trata de hacer actividades en las que no seas bueno.
- Consulta con otras personas (amigos, padres profesores…).
- Al empezar un proyecto, haz una lluvia de ideas y elige entre las mejores.
- Ríete de tus errores.
A estas claves se pueden añadir los consejos que aportan en su imperdible libro Olga Carmona y Alejandro Busto, que recomiendan lo siguiente:
- Celebra el error como fuente de aprendizaje, obteniendo algo positivo de un fallo cotidiano.
- Explica la diferencia entre hacerlo lo mejor posible y aspirar a lo imposible.
- A veces es necesario hacer apología de la imperfección, por lo que recomiendan, por ejemplo, que les pidamos que hagan algo lo peor posible. Por ejemplo, que dibuje con ojos cerrados y música alta y que intente ver algo divertido en ello.
- Es esencial, según Busto y Carmona, “transmitir la idea de que la vida es un viaje en el que si disfrutas del camino no te lo pierdes todo”.
- Aconsejan que les regalemos libros, en función de la edad de los menores, como Destroza este diario, Destroza esta caja, Caos, El manael de accidentes y errores y La antiagenda.