¿Cómo nos afecta a nivel emocional el mito de que quedarse embarazada es fácil y rápido?
Crecemos con la idea de que quedarse embarazada es muy sencillo (tanto, que el mayor miedo que tenemos en la adolescencia es el de un embarazo no deseado), pero al hacernos adultos y buscar un embarazo, quizás no es tan fácil como nos habían contado. Y eso afecta a la salud mental de hombres y mujeres.

Aún hoy en día se sigue pensando que lograr un embarazo es tan fácil como dejar de usar métodos anticonceptivos. Un mito que tiene su origen en el desconocimiento, tanto del ciclo menstrual, como en la ausencia de educación sexual y reproductiva de calidad que ayude a hombres y mujeres a entender y conocer en profundidad el proceso necesario para lograr un embarazo.
Sin embargo, las consecuencias emocionales de que este mito siga presente son devastadoras: tristeza, rabia, decepción, sensación de soledad son algunas de las realidades que nos encontramos en las sesiones de psicología perinatal.
Desde la adolescencia (diría que antes aunque no voy a mojarme en demasía) a las mujeres nos persigue la idea de que tener sexo es peligroso porque, entre muchas de las cosas que pueden sucedernos, una es quedarse embarazada. Y esta información consigue que, por un lado, parezca que los riesgos sólo afectan a las mujeres y, por otro lado, que aprendamos que quedarse embarazada es facilísimo.
Evidentemente, sí, es cierto, podemos quedarnos embarazadas si no utilizamos métodos anticonceptivos. Pero esto no implica que “por arte de magia”, en el primer coito sin precaución, vayas a quedar embarazada. Y esta es la expectativa con la que muchas mujeres (y parejas) se enfrentan a la búsqueda de una gestación. Si a esto le sumamos que solo (o prácticamente solo) se habla de esas ocasiones en las que efectivamente la mujer se ha quedado embarazada a “la primera”, ¿cómo no va a ser doloroso hacer frente a la realidad de no lograr el embarazo en el tiempo deseado?
La espera del embarazo puede suponer un impacto emocional en las personas
En españa, la recomendación para menores de 35 años es acudir al especialista en caso de que el embarazo no haya llegado después de doce meses de búsqueda activa. Para mayores de 35 años, esa visita debería realizarse si no llega después de seis meses de búsqueda activa.
Esta estimación temporal está basada en estadísticas que estudian la tasa de embarazo por ciclo de exposición coital sin anticoncepción así cómo la disminución de la fertilidad según avanza la edad, tanto en hombres como en mujeres. Podéis consultar por ejemplo el Libro Blanco Sociosanitario La infertilidad en España, Situación Actual y Perspectivas. Pero que esta sea la recomendación ginecológica no significa que la espera no tenga un impacto emocional en las personas que la atraviesan. Hay un factor que pasa desapercibido: la vivencia del paso del tiempo es subjetiva. Un minuto siempre son 60 segundos, pero la sensación de cuánto dura ese minuto depende de muchos factores como por ejemplo: las expectativas, el contexto, las experiencias previas, que te estés divirtiendo o sufriendo, que seas más joven o menos joven, que estés sola o acompañada. ¿Acaso alguien puede negar que el tiempo pasa más despacio en la sala de espera de urgencias que en una cena con amigas? Entonces, ¿por qué seguimos pensando que las mujeres no pueden pasarlo mal si se les hace larga la espera aún sin llevar intentándolo el tiempo estadísticamente considerado “normal”?
¿Qué pasa si el embarazo tarda en llegar más de lo que querríamos?
A veces, más veces de las que creemos, el embarazo tarda en llegar más de lo deseado. Y he usado exactamente la palabra que quería usar: deseado.
Así que si tú, estás buscando ese embarazo que no llega tan rápido como te habías imaginado y esto te está haciendo sufrir, te entiendo. Si encima te sientes culpable porque cuanto más lo deseas, más lo piensas y la gente dice que “hasta que no te relajes no vas a quedarte embarazada”, lo siento. Siento que todavía nos aplasten e invaliden nuestras emociones con creencias sociales que no paran de culpar a las mujeres que no consiguen ser madres, o no en el tiempo que esperábamos.
El camino al embarazo idealmente es placentero (pero solo idealmente). Para eso es importante sentirse acompañada, sostenida y comprendida, conocer tu cuerpo, tus ciclos y, sí, también conocer el estado de salud de tu pareja, detalle que muchas veces pasa desapercibido. Y, por supuesto, deshacernos de todo esos mitos que una y otra vez nos hacen sentir menos mujeres, menos válidas, menos fértiles, menos capaces y más exageradas.
El duelo cuando el embarazo no llega
Quizá nadie te ha dicho que también atravesamos duelos cuando no conseguimos algo que deseamos. En psicología esto tiene un nombre y es el duelo de expectativas. Implica una sensación de pérdida acompañada de tristeza, rabia, ira, decepción y miedo. Y todo esto, en soledad, porque en la sociedad actual atravesamos estos procesos en soledad por muchos factores, pero entre otros, porque directamente no se hablan.
Las psicólogas perinatales acompañamos a las mujeres durante todo el proceso de llegar (o no) a ser madres, y esta búsqueda, esta espera, también es parte del proceso.
- Así que, si estás en esta búsqueda y sientes miedo a no conseguirlo, es normal. Cuando deseamos algo mucho y no llega, ese miedo suele aparecer.
- Si sientes pena y ganas de llorar, cada vez que te baja la regla, te entiendo, es que es la forma que tienes de saber que este mes, tampoco. Esto es un duelo y duele.
- Si te sientes decepcionada y enfadada porque nadie te avisó de que esto podría pasarte, lo sé, la educación sexual y reproductiva que recibimos no es suficiente para prepararnos para esta realidad.
Todo esto que estás sintiendo es normal. Respira, no estás loca. Recuerda sentirte así es normal y más habitual de lo que creemos, pero eso no significa que tengas que pasarlo sola y en silencio.